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viernes, 15 de noviembre de 2013

ESPAÑA Y EL FRANQUISMO

 ¿Vencedores o vencidos?


El Guernica pintado por los niños

Por Pedro Taracena 

Aunque no se le denomine por su nombre, el franquismo en nuestro país que muchos no se atreven a llamarle por su nombre, España, es tan real como nuestra vida misma. Según la Real Academia Española es un “Movimiento político y social de tendencia totalitaria, iniciado en España durante la Guerra Civil de 1936-1939, en torno al general Franco, y desarrollado durante los años que ocupó la jefatura del Estado. Periodo histórico que comprende el gobierno del dictador.
La semántica de este vocablo solamente nos da una pauta para su ubicación histórica, pero sus consecuencias sobrepasan el tiempo y el espacio. Con la muerte del Caudillo de España, que lo fue por la Gracia de Dios, desapareció la dictadura y se restableció el Estado de Derecho que el mismo general golpista aniquiló. La legalidad y legitimidad de la II República de 1931, destruida por el dictador fue restablecida con la Constitución de 1978.
Al margen del pacto constitucional fruto de un consenso nacional, se estableció otro pacto, no escrito y mucho menos signado entre los franquistas procedentes  de la dictadura y los políticos venidos de la clandestinidad y del exilio. A este periodo del post franquismo se le denominó como la Transición de la dictadura a la democracia. Este pacto mutiló la Justicia Universal, amordazó a las víctimas del execrable régimen y dejó impune los crímenes cometidos durante la dictadura. Esta forma de liquidar el negro pasado más reciente de nuestra nación, se hizo en aras de evitar una involución en la incipiente democrática y una intervención militar, caso este último que se logró abortar.
La llamada modélica Transición creó un estilo de entender la política evitando mirar hacia atrás; dando pábulo al franquismo cada día menos disimulado. Evitando condenar la dictadura y mucho menos tipificar la apología del franquismo como delito. A este carro de la historia se han subido el Rey de España, el Partido Popular, el Capital y la Iglesia, que no han condenado al franquismo y tampoco se espera que lo hagan en un futuro. Hoy tenemos instalado en el Gobierno, sin disimulo, la dinastía fascista en su versión española, los franquistas: Franco, Fraga, Aznar y el personaje más ambiguo, Rajoy.

Es preciso concluir esta columna determinando en este periodo que comienza en 1936 hasta nuestros días, quiénes fueron los vencedores y los vencidos. Los verdugos y las víctimas. Las derechas y las izquierdas. De ninguna manera son todos iguales ni hicieron lo mismo. ¿Con qué autoridad moral los franquistas instalados en el Gobierno, exigen perdón y arrepentimiento a los terroristas de ETA? Cuando ellos no los hacen con las víctimas del franquismo. 

ESPAÑA Y EL TERRORISMO

¿Vencedores o vencidos?



El Hayedo de Zilbeti

Por Pedro Taracena

Es natural que el Partido Popular se indigne por la sentencia del tribunal de Estrasburgo; anulando la doctrina Parot que excarcela a miembros de la ETA.  Terroristas con las manos manchadas de sangre por haber cometido crímenes execrables. Sin arrepentimiento y jaleados por abertzales, rayando y a veces superando la barrera de la apología del terrorismo.
Los partidarios del PP, así como el Gobierno, sus ministros y parlamentarios, han defendido a ultranza a la víctimas de terrorismo. Hasta tal punto que, entre defender la sentencia del Alto Tribunal y la doctrina Parot que aplica la Audiencia Nacional, no han dudado en tachar de injusta la sentencia de Estrasburgo.
Algunos poco ilustrados ignoran que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo es el intérprete jurídico de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No obstante el Gobierno que sí lo debiera conocer, lejos de  amonestar a su grey, ha echado leña al fuego. Cuando es de público conocimiento que si hay un responsable de esta sentencia es la legislación franquista que la democracia ha sido incapaz de corregir.
Echando la vista hacia a tras, observamos que los parlamentarios electos de la izquierda abertzale, cuando accedían al Congreso con su acta de diputado, se les obligaba a jurar o prometer fidelidad o adhesión a la Constitución Española. Todos prometieron guardar y hacer guardar los artículos de nuestra Carta Magna, eso sí, por imperativo legal.
Para ser un defensor auténtico de las víctimas del terrorismo de ETA, sin atisbo de fisura alguna, es preciso que la justicia exigida dicte sentencias y sean ejecutadas según los dictados de quienes se sienten poseedores de aquella  justicia, que establezca de forma nítida que haya vencedores y vencidos. Desde el universo de los sentimientos y las emociones, hasta podrían estar cargados de razón. Pero desde el sentido común que se alimente de un país  como España, que: “… se constituye en una Estado social y democrático de Derecho, que promulga como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”, este concepto de justicia tiene cierto hedor a venganza, muy en correspondencia con la falta de arrepentimiento de los terroristas y ambos alejados de la reconciliación.

Que cada cual se coloque en el frente que en conciencia más le convenga. Los frentes, las barricadas y la trincheras, “simulados o en diferido”, en España gozan de buena salud.

sábado, 2 de noviembre de 2013

OBEDECER AL FLAUTISTA DE HAMELIN

 Por Pedro Taracena




Lo legal, lo inmoral, lo injusto. El crimen y las políticas criminales. El gobierno de la mayoría absoluta y la tiranía del gobierno absolutista. Es necesario profundizar en la semántica de ciertos vocablos porque están siendo utilizados de forma torticera.

La situación política actual ha llegado a tal nivel de corrupción y desatinos que todas las instituciones del Estado, sin excluir a ninguna, están en niveles de rechazo de la ciudadanía en límites nunca conocidos en democracia. La gobernanza de España está instalada en el ocultismo, opacidad, la mentira y el embuste; haciendo constar la diferencia que existe entre estas dos palabras, las dos preñadas de la misma perversión. Para dar la imagen de otra cosa distinta de la realidad que los españoles sufren, el Partido Popular ha tenido que montar una gran farsa; otorgando papeles a sus secuaces y lacayos para que unifiquen el leguaje para que repitiendo la misma mentira al final parezca verdad. Falacia que quien la critique y rechace es tachado de demagogo. El lenguaje que utilizan contra el pueblo es obsceno y perverso.
El comportamiento de esta pléyade de nefastos políticos no desaprovechan ni una sola ocasión para manifestar su ruindad con el pueblo español: Provocación, despotismo, chulería, engaño, robo, descalificación, sin entrar en el léxico donde el lenguaje jurídico matiza más sus fechorías. Ya no tienen ningún reparo y pudor en descalificar, acosar, insultar y despreciar a: los sindicalistas, los trabajadores parados y pensionistas. Los enfermos, dependientes, inmigrantes y vagabundos. Los científicos, profesores, médicos y estudiantes. Los funcionarios y todos aquellos que son víctimas de su ideología política puesta en práctica.
¿Qué se puede esperar de una clase política que desde el primer día que el Congreso de los Diputados, usando y abusando de su mayoría absoluta, recortan derechos, cercenan la salud pública, expulsan a los estudiantes de sus carreras, provocan el hambre y la desnutrición de los niños, desahucian a familias de su vivienda y dejan a los dependientes sin asistencia? No obstante su cinismo les obliga a decir que lo hacen porque no se puede hacer otra cosa, y es algo que no desean y lo hacen a su pesar. Su hipocresía les delata porque los diputados puestos en pie aplauden y jalean las políticas que son origen del hambre, la muerte, la miseria, el paro, la injusticia y la corrupción. Pero esta jauría de la ira el odio y el revanchismo no están solos. Están muy bien acompañados: El capital a través de los bancos, la patronal y los caciques, que no han desaparecido ni muchos menos. Son los obispos y la patronal los que dictan al Gobierno, legal y democrático, pero injusto e inmoral, lo que hay que hacer. Los medios de comunicación de la derecha franquista y las organizaciones patronales, ya no disimular su adhesión a Rajoy, oscuro personaje torpe, terco y parco, líder de la mentira y del ocultismo. Se ha abierto la veda contra el trabajador y el pobre. El débil y dependiente. Insultos y amenazas y más recortes de su propia vida. ¡Crímenes y más crímenes!
De la Iglesia, los españoles nada tenemos que esperar, lejos de denunciar el estado de inmoralidad y de supresión de derechos que padecemos en España, están ancladas en el nacionalcatolicismo que junto con el Caudillo que los fue de España por la Gracia de Dios, derrocaron la República, implantaron la dictadura confesional, colaboraron en el genocidio franquista y mantienen de facto con los herederos de Franco, Fraga y Aznar, la alianza trono-altar y el maridaje Iglesia-Estado. El pueblo está demostrando que también sabe defenderse de los insultos. Mientras los políticos hacen declaraciones detrás del plasma, cuando salen a la calle si su desfachatez se lo aconseja, les decimos en la cara lo que no nos permiten decirles en el Congreso de los Diputados. Debemos de decirles en su cara lo que son, hasta que se metan en sus madrigueras y no salgan más. Salvo que obedezcan, cual ratas, a la flauta de Hamelin.