¿Vencedores o vencidos?
El Guernica pintado por los niños
Por Pedro Taracena
Aunque no se le denomine por
su nombre, el franquismo en nuestro país
que muchos no se atreven a llamarle por su nombre, España, es tan real como
nuestra vida misma. Según la Real Academia Española es un “Movimiento político
y social de tendencia totalitaria, iniciado en España durante la Guerra Civil
de 1936-1939, en torno al general Franco, y desarrollado durante los años que
ocupó la jefatura del Estado. Periodo histórico que comprende el gobierno del
dictador.
La semántica de este vocablo
solamente nos da una pauta para su ubicación histórica, pero sus consecuencias
sobrepasan el tiempo y el espacio. Con la muerte del Caudillo de España, que lo
fue por la Gracia de Dios, desapareció la dictadura y se restableció el Estado
de Derecho que el mismo general golpista aniquiló. La legalidad y legitimidad
de la II República de 1931, destruida por el dictador fue restablecida con la
Constitución de 1978.
Al margen del pacto
constitucional fruto de un consenso nacional, se estableció otro pacto, no
escrito y mucho menos signado entre los franquistas procedentes de la dictadura y los políticos venidos de la
clandestinidad y del exilio. A este periodo del post franquismo se le denominó
como la Transición de la dictadura a la democracia. Este pacto mutiló la
Justicia Universal, amordazó a las víctimas del execrable régimen y dejó impune
los crímenes cometidos durante la dictadura. Esta forma de liquidar el negro
pasado más reciente de nuestra nación, se hizo en aras de evitar una involución
en la incipiente democrática y una intervención militar, caso este último que
se logró abortar.
La llamada modélica Transición creó un estilo de
entender la política evitando mirar hacia atrás; dando pábulo al franquismo
cada día menos disimulado. Evitando condenar la dictadura y mucho menos
tipificar la apología del franquismo como delito. A este carro de la historia se
han subido el Rey de España, el Partido Popular, el Capital y la Iglesia, que
no han condenado al franquismo y tampoco se espera que lo hagan en un futuro.
Hoy tenemos instalado en el Gobierno, sin disimulo, la dinastía fascista en su
versión española, los franquistas: Franco, Fraga, Aznar y el personaje más
ambiguo, Rajoy.
Es preciso concluir esta
columna determinando en este periodo que comienza en 1936 hasta nuestros días,
quiénes fueron los vencedores y los vencidos. Los verdugos y las víctimas. Las
derechas y las izquierdas. De ninguna manera son todos iguales ni hicieron lo
mismo. ¿Con qué autoridad moral los franquistas instalados en el Gobierno, exigen
perdón y arrepentimiento a los terroristas de ETA? Cuando ellos no los hacen con las víctimas del franquismo.