Exdiputado
La situación política hace imprescindible una Moción de Censura al Gobierno de Rajoy. Se perderá en el Congreso, pero se ganaría, primero entre la ciudadanía y más tarde en las múltiples elecciones previstas en el calendario de este año.
Foto: Pedro Taracena
Y según mi opinión, que el
gobierno esté presidido por una persona que ha mentido en todas y cada una de
sus propuestas programáticas, que sus grupos parlamentarios afines estén en
dedicación plena de evitar los controles democráticos básicos, en clarísima burla de una
legitimidad ya perdida, o que el partido que les apoya, tenga que dedicar la
mayor parte de sus esfuerzos a la defensa penal de muchos de sus más importantes
responsables (incluidos miembros del gobierno, ya veremos si en un futuro
próximo incluso el mismo presidente) no es el motivo más importante para
realizar la Moción de Censura. No, el motivo más importante es
su intención de consolidar sus “logros” mediante la elaboración de los
Presupuestos Generales de 2016.
Para Pedro Sánchez, el único líder político en posición de poder
presentarla, deben ser valorables otras circunstancias, entre las cuales la
primera es la de defender los derechos de los sufridos ciudadanos, arrebatando
la iniciativa política a quien solo utiliza la suya al detrimento de
derechos básicos, y no solo me refiero a la sanidad o la educación, sino a lo que
afecta a la calidad de la Democracia, hasta el punto de limitarla tanto, que
como hace la llamada “Ley Mordaza” daña los derechos de libertad de
opinión y de manifestación, llevando al país de una
Democracia imperfecta al borde de un sistema deslegitimado.
Pero también es valorable que el
calendario le es favorable, por ejemplo en el tema de la extendidísima corrupción en el PP, si
intentan justificarla con el “tú más” con los ERES, al margen de que
para una persona informada resulta evidente, que la mayor parte del problema
(quizá el 90% o más) solo se sostiene en la muy ideologizada mente de
la juez que lo impulsa y su entorno, las elecciones andaluzas van a relativizar
muy notablemente el valor del daño. Por otra parte un político limpio, como
él mismo se encargó de proclamar, puede perfectamente aceptar reproches,
hacer critica y proclamar las medidas que sí se han tomado
contra los corruptos del PSOE, frente a la defensa a ultranza de los que aún militan en el
PP, llegando a la destrucción de pruebas y a la negativas de
colaboración con jueces que la solicitan.
Los resultados de las Elecciones
Andaluzas también van a relativizar y rebajar la importancia de la referencia
de los partidos emergentes, y si la Moción se presenta antes de las
Elecciones Municipales y Autonómicas esos resultados, si se confirman
las encuestas conocidas, pondrán de manifiesto la importancia del peso
de un proyecto con historia frente a alternativas de otros por conocer (y que
al día de hoy se resisten a explicitar sus propuestas concretas).
Algunos de los 202 diputados de las
elecciones de 1982, se ganaron en la Moción de Censura previa, que transmitió el mensaje de
que había propuestas concretas diferentes a las del gobierno de entonces, al
tiempo que trasladó de campo la iniciativa política y sirvió de anuncio de la
existencia de alguien que se atrevía a asumir la responsabilidad de
dirigir el País.
Cierto es que, eso exige presentar públicamente un
programa de gobierno coherente, lo que implica un cierto riesgo, pero no es
menos cierto que no usar las oportunidades de tomar la iniciativa ,en los
momentos oportunos que brinda el calendario, también tiene costes de
oportunidad, e imagen.
Pero ante todo y sobre todo, la Oposición tiene la
obligación democrática de dificultar que el Gobierno actual condicione
el futuro del que surja de las próximas Elecciones Generales. Sin
olvidar que la nueva situación obligaría a los partidos
catalanistas a “retratarse” previa y públicamente, en un proceso en el
que sus intenciones e iniciativas pasan a un segundo plano, con una importancia
también secundaria.
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