FRAY SANTIAGO
CANTERA MONTENEGRO
ABAD DEL MONASTERIO
DE LA SANTA CRUZ DEL VALLE DE LOS CAÍDOS
Por Pedro Taracena Gil
Comprendo el planteamiento de Santiago Cantero Montenegro porque yo
fui muy pío como él y milité de facto en el nacionalcatolicismo. Además, conozco en
esencia la Regla de San Benito fundador de la orden bajo la cual milita. Un
amigo de la infancia que es monje benedictino me invitó varias veces a Santo
Domingo de Silos y a San Salvador de Leyre donde pude conocer de cerca ambos
cenobios, así como su rigidez y sosiego. Aún conservo el librito que contiene
la regla de San Benito de Nursia. Como Fray Santiago tuve la ocasión de
disfrutar de una corta estancia en el monasterio trapense de Santa María de
Huerta, cuyos monjes militan bajo la misma regla de San Benito, pero reformada
por San Bernardo de Claraval.
Abundando en los puntos de coincidencia con el actual abad de la Santa Cruz, debo de recordar que el primer abad mitrado de este monasterio fue fray Justo Pérez de Urbel. Una auténtica autoridad dentro del nacionalcatolicismo y muy ligado al Caudillo de España, que lo fue por la Gracia de Dios. El lector se puede preguntar a qué viene esta introducción exageradamente personal. Pues es mi deseo responder con la lógica oculta que a los políticos no les interesa exponer y los medios no están preparados para analizar la historia de España dentro del Nacionalcatolicismo, es decir, la vigencia que existe al margen de la Constitución del maridaje Iglesia-Estado y la alianza Trono-Altar.
Abundando en los puntos de coincidencia con el actual abad de la Santa Cruz, debo de recordar que el primer abad mitrado de este monasterio fue fray Justo Pérez de Urbel. Una auténtica autoridad dentro del nacionalcatolicismo y muy ligado al Caudillo de España, que lo fue por la Gracia de Dios. El lector se puede preguntar a qué viene esta introducción exageradamente personal. Pues es mi deseo responder con la lógica oculta que a los políticos no les interesa exponer y los medios no están preparados para analizar la historia de España dentro del Nacionalcatolicismo, es decir, la vigencia que existe al margen de la Constitución del maridaje Iglesia-Estado y la alianza Trono-Altar.
Si los Acuerdos con la Santa Sede se hubieran convertido en concordato y se hubieran adaptado a la
Carta Magna, estos conflictos y otros entre la Iglesia y el Estado, no serían
noticia. Pero a los nostálgicos del franquismo les interesa que este rescoldo
arda con el aire que ellos soplen. También es verdad que la prensa es la voz
oficial del NODO que perpetua la memoria del insigne Caudillo de España. No interesa a los que derrocaron
la República y mantuvieron la dictadura y la Transición, que se busque la legitimidad de instituciones tan importantes como la Corona, y la propia
legitimidad de Franco para designar a un Borbón que no ostentaba la legitimidad
de heredero. Pero la postura cínica es la más rentable para la prensa carroñera
y para las propias autoridades del Estado, timoratas de ejercer la autoridad al
margen de la influencia de tal o cual eclesiástico, o de tal o cual familia Grande España de
dudosa honorabilidad.
Concluyo diciendo que a Fray Santiago y a mí nos une el haber sido
celosos del nacionalcatolicismo, pero nos separa el abismo de haber descubierto
por mi parte la organización de la vida de los seres humanos como si Dios no
existiera. Pero es comprensible porque España ha perdido muchos trenes de la
Historia y a los pastores que hoy apacientan este aprisco llamado España, no
les interesa que hablemos de la Reforma Protestante, del Renacimiento, de la
Revocación Francesa, de la Ilustración, de la Constitución de 1812, de la República, del
Laicismo, de la Democracia y de la separación Iglesia-Estado. Tampoco de la
reconciliación pendiente entre los españoles.
Es grave concluir que en España existe una perversión que contamina
lo legítimo y lo legal. Lo legal y lo justo. Lo divino y lo humano. Pende sobre
nuestras cabezas la amenaza razonable de que tengamos un Rey legal pero no
legítimo. Un Jefe de Estado impuesto por un dictador y no elegido
democráticamente. Que quizás los jóvenes de ahora cuestionen que dimos por
aceptable que se sometiera a referéndum en un mismo paquete preguntas de diferente
naturaleza, como la Democracia y la Monarquía. Y el disparate se consuma y
alcanza el esperpento, cuando la Constitución Española es considerada
irreformable cual Credo de Necea. Si el conflicto entre un monje y la autoridad
civil se presenta en los medios como una Cuestión de Estado, algo huele a
podrido en el Reino de España.
El prior del Valle de los Caídos
fue candidato de Falange
a las generales de 1993 y
las europeas de 1994
Santiago Cantera Montenegro, el actual prior del Valle de los Caídos fue candidato de Falange Española Independiente (una de las siglas vinculadas al movimiento fundado por José Antonio Primo de Rivera) en las elecciones generales de 1993 y las europeas de 1994, según ha adelantado Infolibre.
En ambas ocasiones, Cantera ocupó puestos de cola, sin resultar elegido. En 1993, Cantera tenía 21 años, y terminaba sus estudios de Historia en el CEU, donde se vinculó al entorno neofalangista. Uno de sus profesores de aquella época lo define como "un falangista no franquista", que era conocido entre los colegiales como "uno de los azules". Al parecer, su vinculación con la Falange venía por su hermano mayor.
Pocos meses después de las europeas de 1994, Cantera culminó sus estudios de Historia Medieval, y en 2002 ingresaba en el Valle de los Caídos. "Era un hombre muy inteligente, que si finalmente no hubiera optado por la vida religiosa hoy seguramente sería catedrático", destaca su antiguo profesor, quien sostiene que "a los 20 años se forma el carácter" para explicar que el pensamiento político del actual prior de Cuelgamuros se forjó durante aquellos años.
A los treinta años, y tras haber pensado en casarse sin éxito, Santiago Cantera quiso entrar en la vida religiosa. Al principio eligió la Trapa, un monasterio contemplativo donde no podría continuar con sus investigaciones históricas. "Le convencimos para optar por el Valle", relata su ex profesor.
Desde 2014, Santiago Cantera es el máximo responsable del Valle, y como tal se ha negado a cualquier intento de exhumar los restos del dictador y de su admirado José Antonio. Ya ocurrió en el caso de los hermanos Lapeña, pero en esa ocasión la jerarquía eclesiástica fue inflexible, y el cardenal Blázquez le obligó a obedecer las resoluciones judiciales.
En este sentido, su antiguo profesor, con quien mantiene todavía el contacto, subraya que en los últimos meses se ha sentido "muy solo", con la sensación de "no contar con los apoyos que antes daba por sentados" en relación a Franco. Hay que recordar que cuando, en 2011, la comisión de estudio de la Memoria Histórica recomendó el traslado de los restos del dictador, el entonces cardenal de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco, se negó en redondo. Algo que, como informó eldiario.es, no se da en la jerarquía eclesiástica actual, que presiona al prior para que dé su brazo a torcer y permita el cumplimiento de la ley.
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