HEMEROTECA
Albert Pla
Músico
La culpa de todo es de Rufián.
Ese tipejo tuitero, este indeseable golpista indepe, que no tiene puta idea de
política, que ha arruinado la economía del país, la convivencia entre españoles
y el decoro entre parlamentarios.
Hasta que llegó Rufián todo andaba
bien. En España no había golpistas, los políticos no tenían actitudes
chulescas, ni despóticas, ni decían palabras gruesas. En España nadie mentía.
Además, Rufián tiene la
insolencia de clamar esas mentiras a viva voz en el mismísimo Parlamento. Tiene
la desfachatez de abrir los brazos en cruz y gritar que este país es una
vergüenza.
El diputado de ERC Gabriel
Rufian, en el Pleno del Congreso, cuando fue expulsado por la presidenta de la
Cámara por la presidenta de la Cámara, Ana Pastor.
A la puta calle. Bien hecho,
señora Pastor, usted que viene de una familia y un entorno de demócratas
ejemplares, sabe bien lo que hay que hacer.
Porque no se pueden permitir
estas deslealtades dentro del hemiciclo, no debemos tolerar que insinúe tales
calumnias y falsedades en la cara del resto de honrados diputados.
Es inaceptable que Rufián diga,
por ejemplo, que en el Parlamento español manda el Ibex.
No se puede permitir que siga
acusando al PP de haberse financiado ilegalmente, de haber robado, engañado y
chantajeado a todos los españoles durante cuarenta años.
También es falso que el PSOE sea
su amiguete de trastadas. Que entre los dos partidos se hayan repartido todos
los poderes del estado bajo el amparo de la corona, financiándose ilegalmente,
repartiéndose concesiones a dedo, rompiendo ordenadores, quemando pruebas
cuando hacía falta, jugando sucio, traficando con jueces y usando puertas
giratorias para seguir ostentando el poder en España.
Si le permitimos estas
barbaridades, puede acabar diciendo que todos los parlamentarios mienten.
Acabará diciendo que el rey es un ladrón, acabará diciendo que el PSOE montó su
propio grupo terrorista, que el partido popular está repleto de criminales.
Acabará diciendo que partidos tan demócratas como Ciudadanos y Vox son unos
fachas. Con lo fácil y respetuoso que sería llamarles ultraderechistas a los
fachas.
Acabará diciendo que en este país
los banqueros y las grandes empresas que dan esos servicios a los que todos
tenemos derecho especulan, malgastan, desvían fondos y arruinan deliberadamente
a los españoles con la complicidad de diputados, senadores, caciques, alcaldes
y ediles, sin ningún tipo de remordimiento, solo por enriquecerse y comprarse
otro chalet y otro yate donde follarse a más putas (cuanto más joven mejor).
Acabará diciendo que las fuerzas
de seguridad del estado están repletas de altos mandos que adoran a Franco. Es
más, acabará diciendo que Franco puso al rey en el trono, y que los hijos y
nietos de sus ministros montaron los partidos que, aún hoy, manejan el cotarro.
Acabará hasta cometiendo herejía contra la santa Iglesia Católica española.
Este niñato maleducado no puede llamarles franquistas solo porque no condenan
el franquismo. Es intolerable. Hay que echarlo a la puta calle. El resto de
diputados y senadores tienen derecho a trabajar por España como hasta ahora.
Con amor, mucho trabajo, sacrificio y dedicación, con buenas maneras y buenas
palabras. Con orgullo y satisfacción.
Así no hay manera de trabajar por
España, con un tío tocando los cojones en el escaño de al lado y comportándose
como un machista, escupiendo a sus compañeros de hemiciclo, convirtiéndolo todo
en un reallity show de mal gusto. Esto no se había visto jamás.
Es un loco, ve fantasmas, está
poseído por el demonio, nada de lo que dice es cierto. No se puede permitir que
confunda a los españoles hablándoles sobre políticos mafiosos y corruptos.
Rufián tiene visiones propias de un demente.
Se le tiene que expulsar de la
política porque si sigue así, acabará engañando a esos pobres ciudadanos,
incultos, adoctrinados y descerebrados, que se creen todo lo que dice en la
tele y en el Twiter. Acabará arrastrando a las gentes en su locura paranoica y
maleducada. Y, Esto, sus señorías, no puede ser.
Se sienten, coño, y escuchen con
atención:
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