Por Pedro Taracena Gil
Periodista
EXPANSIÓN ECONÓMICA: LA HOZ Y EL MARTILLO
El consejero delegado de Merlin advierte de que "el dinero
tiene ideología". "Un inversor me decía que cuando ve aparecer una
hoz y un martillo, sale corriendo".
Esta frase solamente puede tener sentido en la España heredera del
franquismo y del nacionalcatolicismo. El presidente de la república francesa,
François Mitterrand ganó las elecciones en 1982 y nombró sin tener necesidad
para ello, a cuatro ministros comunistas. En la Revolución de los Claveles en
Portugal, los comunistas colaboraron para traer la democracia. En Italia los
comunistas han gobernado Roma. Y en Europa después de la II Guerra Mundial, han
estado presente en todas las democracias. Santiago Carrillo lideró el concepto
de Eurocomunismo. La frase del consejero de Merlín no puede ser más estúpida… Y
los tertulianos que la comentan, así como los ministros que tratan de
interpretarla, denotan incultura y pretenden sacralizar las intenciones de este
ínclito señor. Aunque sobren motivos para argumentar que la cruz tiene más
tradición criminal en la Historia que la hoz y el martillo. Ambas en su
vertiente más perversa.
No seré yo quien defienda la simbología de la Hoz y el Martillo,
pero tampoco la simbología de la cruz. Y mucho menos las simbologías de las
otras dos religiones monoteístas. España en la actualidad está inmersa en
discusiones rancias, arcaicas, anacrónicas y superadas en el resto de Europa.
España ha perdido todos los trenes de la Historia que han pasado por Europa: la
Reforma Protestante, el Renacimiento, la Ilustración, las consecuencias de la
Revolución Francesa (Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano) y
de la II Guerra Mundial, donde se venció al Fascismo y al Nazismo. En 1948 la
ONU proclamaba la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en España reinaba
un sátrapa que derribando la República implantó una dictadura que duró de 1936
a 1975. Este genocida “hacedor de reyes” garantizó con la complicidad de los
“demócratas” venidos de las cárceles, del exilio y de la clandestinidad, crear
una monarquía anacrónica e ilegítima. Con los escombros de un genocidio, se
pretendió, que no consiguió, restaurar el Estado de Derecho quebrado en 1936.
De aquellos polvos, estos lodos. El Gobierno de Coalición ahora pretende ser
progresista con la extrema derecha (PP, VOZ Y CIUDADANOS) como oposición,
herederos legítimos del Caudillo de España que lo fue por la Gracia de Dios.
Desde la mal llamada Transición Modélica, los Medios de
Comunicación en poder de la Oligarquía financiera, el Oligopolio Energético, la
Iglesia y el Ejército como garante de la encorsetada Constitución, han creado
el nuevo NODO que garantiza la propaganda del Régimen del 78.
Analicemos los crímenes cometidos por España en nombre de la Cruz:
Colonización de España, Santa Inquisición, Cruzada de Liberación Nacional, es
decir, Genocidio Franquista bendecido por la Sacrosanta Iglesia Católica,
Apostólica y Romana. Y que el consejero delegado de Merlín, enumere los
crímenes cometidos en España en este mismo periodo de tiempo, o al menos desde
su origen, enarbolando como símbolo la Hoz y el Martillo. Seguro que este señor
tiene más documentación que yo.
El Gobierno está cayendo en la trampa de precipitarse para acudir a
los medios. Aunque no creo que los ministros, todos, ignoren que su objetivo no
es informar como dice el artículo 20 de la Constitución, sino el desgastar y
sobre todo crear la primera crisis de gobierno. Es falso que los medios quieran
tenernos bien informados a los ciudadanos. Los impostores del periodismo están
al servicio de quienes les pagan. Los tertulianos son políticos camuflados de
periodistas: María Claver y Pablo Montesinos como ejemplos. Los economistas son
adoradores del Becerro de Oro de Los Mercados y los politólogos imparten sus
lecciones magistrales de forma inocua. Las ministras entrevistadas han caído en
manos de seudoperiodistas ignorantes, incultos y sobre todo tratando aspectos
irrelevantes, pero buscando la carroña… Los medios se arrogan la función de que
son nuestros interlocutores. No nos representan.
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