Creía tener mis sensaciones controladas, mi cabeza abierta y mi visión acostumbrada a todo. Creía haber visto lo revulsivo, lo horrorífico y lo descabellado en todos sus órdenes, pero debo confesar que no estaba preparado para ver una serie fotográfica como la de Jam Montoya. También debo confesar que sus fotografías provocan choques y desvaríos en mis sinapsis. Montoya agrede, legitima, escandaliza, alumbra, da vuelta la página y volatiliza cualquier preconcepto fotográfico semántico -al menos en mi ser- y eso ya está bueno. Montoya libre, creativo, amo y señor de la luz, desafiante y con una calidad artística desbordante.
Serie Negra: 1990
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