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miércoles, 12 de junio de 2013

CUATRO PREFACIOS Y DOS EPÍLOGOS


El sentido común…



Por Pedro Taracena Gil

El Presidente del Gobierno entre sus manifestaciones, evidentes y ramplonas, utiliza algunas a modo de monótona salmodia: “Como todo el mundo sabe”. “Como Dios manda” y la más científica y de mayor calado, “El uso del sentido común”. Todas ellas son expresiones que retratan su perfil de político torpe, parco y terco.

La derecha enraizada en la dictadura, la izquierda venida de la diáspora y otros muchos patriotas, montaron el gran auto sacramental de la Santa Transición. Deseo en mi condición de columnista libre e independiente, denunciar la farsa en la cual se ha cimentado la democracia española actual; amordazando a los ciudadanos y hasta con vocación de exportarla a los países que han padecido una tiranía como la del general Franco. No obstante y a pesar del riesgo de ser tachado de anatema y hereje, poniendo en tela de juicio lo que hicieron estos héroes de pacotilla, incluyendo al Rey, he decidido escribir estos CUATRO PREFACIOS Y DOS EPÍLOGOS, observando con el sentido común, preconizado por el líder heredero de la dinastía franquista. Reducto y reserva del fascismo europeo y del nacionalcatolicismo mundial. Sin complejos quiero compartir con este nuevo caudillo (Rajoy por si alguien no adivina de quien se trata) salvador de la patria, su herramienta más preciada, el sentido que por ser atributo de todos, es el mejor y más conveniente. Además según él, poseedor de la verdad. El sentido común.


Prefacio I Periodo comprendido entre el 17 de julio de 1936 y el 20 de noviembre de 1975
Los militares capitaneados por Francisco Franco dan un golpe de estado, que ellos denominan Alzamiento Nacional. Se unen a este cuartelazo la Iglesia que  sacraliza el crimen; comenzando la Santa Cruzada de Liberación Nacional. Esta campaña que provoca la Guerra Civil, es financiada por la banca a la cual  se adhieren Falange España, versión española del fascismo europeo. Por supuesto dan su incondicional apoyo los caiques que llevan al acecho desde el siglo XIX y monárquicos como Juan de Borbón, padre de Juan Carlos I e hijo del destronado Alfonso XIII.
Ganando la guerra Franco y sus secuaces, impone una férrea y sangrienta dictadura sembrada de crímenes por doquier. Para que nadie se pierda ninguna secuencia, este régimen despótico y tiránico se le llamó Movimiento Nacional. Basado en dos pilares: el nacionalcatolicismo convirtiendo España en un estado confesional, y el nacionalsindicalismo, copiando el concepto del nacionalsocialismo alemán aplicado al mundo sindical y obrero. Y así se consumó el régimen del Caudillo de España, que lo fue por la Gracia de Dios,  hasta la muerte del tirano, el 20 de noviembre de 1975.



Prefacio II Periodo comprendido entre el al 20 de noviembre de 1975 y el 6 de diciembre de 1978
El dictador había decretado que España volvería a ser una monarquía borbónica, despreciando la dinastía personificada por el Conde de Barcelona, instaurando que no restaurando, la institución monárquica en la persona del llamado Príncipe de España, Juan Carlos hijo de Juan de Borbón y nieto de Alfonso XIII.
Franco que acaparó todos los poderes del Estado, también se arrogó el derecho de hacedor de reyes. Y dejando todo atado y bien atado, a su muerte  se procedió a la proclamación de Juan Carlos como Rey de España, ante las cortes franquistas; donde él con anterioridad había jurado Los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional.
Con estas premisas comenzó la transición de la dictadura a la democracia. Aquellos que habían servido de forma inquebrantable los postulados del franquismo (victoriosos de la guerra), impusieron a los venidos del exilio y de la clandestinidad (perdedores en la contienda), un pacto amordazando toda reivindicación que juzgara los crímenes de la dictadura, quedando impune el genocidio. No han condenado la dictadura ni los franquistas conversos demócratas de toda la vida, y tampoco el Rey. El Rey de España a través de un subterfugio con olor a podrido ha eludido jurar la Constitución. No obstante, es la Carta Magna la que le devolvió el trono a los Borbones, no el testamento del general sedicioso. Los españoles nos dotamos de la Constitución en 1978, dando por cerrado el periodo de transición y lo que es más importante, volviendo al Estado de Derecho quebrantada el 17 de julio de 1936. No obstante, dejando todas las heridas abiertas y por tanto lejos de la reconciliación nacional. La Constitución es un texto vanguardia entre las naciones de nuestro entorno, pero el consenso hipócrita y cínico amordazó cualquier atisbo de pedir dignidad para las víctimas.


 Prefacio III Periodo comprendido entre el 6 de diciembre de 1978 y el 26 de agosto de 2011
Al final del año 1978 España comienza su camino constitucional. En esos años apenas había franquistas. Nadie reivindicaba resarcir a las víctimas del trágico pasado. Hubo una amenaza real de involución, donde no faltó un golpe de estado frustrado. Hubo alternancia de la izquierda en el poder pero el consenso  no escrito seguía en vigor. Y cuando la derecha volvió al poder, el franquismo en apariencia sólo era nostalgia. Y llegó de nuevo el socialismo desarrollando los derechos constitucionales con más ahínco que la derecha. En el año 2007 estalla la crisis financiera y salpica a España y este periodo culmina con un hito histórico. La modificación de la Constitución Española según dictado de la Unión Europea, en el verano de 2011. Con precipitación inusual y dejando la soberanía nacional en manos de los especuladores, usureros y políticos provocadores de asedios criminales a la población más vulnerable.


Prefacio IV Periodo comprendido entre el 26 de agosto de 2011 y nuestros días
Al año de suceder este evento los socialistas ya habían perdido su autonomía y sirven los intereses de los mercados al dictado de Alemania. En Noviembre de 2011 suben al poder los populares, la derecha heredera del franquismo: Franco, Fraga, Aznar, Rajoy, Rouco, Cospedal… En Europa impera una derecha dominada por los financieros especuladores. Es entonces cuando el Partido Popular capitaneado por Rajoy aprovecha la oportunidad y se   homologa con los neoliberales europeos; saliendo a flote sin disimulos sus raíces franquistas. Leyes como la del aborto y la educación se hacen al dictado evidente de la Iglesia. La Constitución Española queda totalmente fosilizada y el Gobierno confunde la mayoría absoluta con el poder absolutista de las monarquías borbónicas. El Real Decreto impera en lugar del imperio de la Ley. Rajoy implanta la política de su programa oculto: privatizar, privatizar y después privatizar. Su objetivo: Desvalijar al Estado de Derecho, para que el Estado desaparezca. La banca, la patronal, los caiques y la Iglesia aplauden hasta el delirio al nuevo destructor de los derechos constitucionales. Con una oposición pusilánime y amordazada por el nocivo consenso de la Santa Transición.


Epílogo I
Los cuatro prefacios han seguido un itinerario observando las secuencias con sentido común. Es decir, los hechos fehacientes pueden cambiarse de nombre, pero las fechas y los protagonistas no pueden rechazase por el sentir más racionalizado, sin faltar a la verdad.
El contenido de este epílogo no puede ser más desolador. La crisis ha producido un auténtico debacle del Estado; creándose una situación extrema de emergencia nacional. Los cuatro jinetes apocalípticos, se multiplican por momentos: El hambre, la exclusión social, los desahucios, el paro, la corrupción política, los recortes en la educación y la sanidad, la huída de los jóvenes formados y los científicos, la desigualdad entre las comunidades autónomas y la distancia abismal entre los ricos y los pobres. Sin olvidar que estos crímenes acarrean la muerte de no pocos ciudadanos por diversos motivos.  Las instituciones públicas están corrompidas y son inoperantes, incluyendo la Corona y la Justicia. Esta realidad palpable viene siendo encubierta por el Gobierno, que se ha instalado en la vida en la mentira, según escribe en su libro El poder de los sin poder,  el autor checo expresidente de la República Checa Václav Havel.
El crimen mayor que ha cometido el PP desde que está en el Gobierno, es haber utilizado la crisis para dar rienda suelta al programa ideológico de la derecha más perversa.
En España es normal que políticos corruptos se presenten ante el pueblo para ser elegidos para ejercer cargos públicos Y es también de sentido común que se obtengan mayorías absolutas y éstas sirvan para lavar la corrupción que los tribunales por desidia, no han condenado a los políticos apodados eternamente con el prefijo de presuntos.
Es también habitual que ciudadanos perjudicados de forma manifiesta por las políticas conservadoras, como son: trabajadores por cuenta ajena, autónomos, pensionistas, funcionarios… Voten mayoritariamente al Partido Popular. Es decir, personas ajenas a los bancos, la patronal, los ricos, la Iglesia, que sus intereses nunca están incluidos en los programas de los partidos de derechas. Esta realidad se repite siempre, ahora ante esta crisis donde la derecha está incapacitada para dar una respuesta, y donde parte de la izquierda se ha diluido en políticas demasiado complacientes con los poderes económicos,  la incógnita se ciñe sobre el sentido común…
El pueblo español en su inmensa mayoría afectado por las pésimas políticas del Gobierno ¿Seguirá otorgando su voto al Partido Popular? Los sociólogos y los institutos de opinión no dan una respuesta científica porque la decisión de estos votantes, aparentemente contradictoria, tiene su lógica desde el sentido común, que tanto esgrime el líder popular.


Epílogo II
En mis CUATRO PREFACIOS Y DOS EPÍLOGOS, ha quedado claro que la dinastía franquista se perpetúa después de la muerte del dictador. Han cambiado de nombre a través de los tiempos: Franco mantuvo la impertérrita  tiranía bajo el eufemismo del Movimiento Nacional. Fraga creó en el entorno  del déspota Alianza Popular, que en democracia se homologó con un partido político. En tiempos de Aznar el partido genuinamente franquista cambió su denominación y pasó a llamarse Partido Popular. En la actualidad, el último de la saga franquista, Rajoy, ha cogido la antorcha con el lema de caminar hacia el centro derecha. Un destino que debe de estar muy cerca de Ítaca, lugar donde se llega con mucho retraso. Dentro del franquismo se mueven como pez en el agua, y prueba de ello es que jamás condenaron la dictadura a la cual sirvieron, siendo arte y parte, cómplices y protagonistas de todos los desmanes de este régimen despótico y cruel. El sentido común utilizado por el PP mantiene de hecho, que se puede gobernar al margen de la Constitución de 1978. Siempre es motivo de evocación pero, como norma política para los nuevos franquistas, está inédita.
Llegado este momento ¿qué me dicta el sentido común sobre el comportamiento de mis conciudadanos, que a pesar de ser víctimas de las políticas de recortes de derechos, siguen votando al PP? La respuesta también tiene que ser guiada por el sentido que es común a todos. Este ciudadano que vota a pesar de todo al PP, es que ha sido su incondicional compañero de viaje. Desde el año 36 hasta nuestros días. Su fidelidad inquebrantable al líder de la derecha y a sus políticas, es cuestión de fe ciega, casi religiosa. Votan a los que ganaron la guerra, que es tanto como votar a los que mantuvieron la dictadura, que ahora siguen luchando por recuperar parcelas de poder político y religioso. Dicho de otro modo, votan ideología perenne. Dios patria y rey, añorando la alianza trono altar. España una grande y libre, como evocación al imperio, el tanto monta, monta tanto de los Reyes Católicos y sobre todo a la unidad de la patria. Son capaces de separar, quizás ingenuamente, la política económica y los derechos humanos de la ideología que añora el nacionalcatolicismo, donde imperaba el maridaje Iglesia Estado. El sentido común utilizado hasta aquí, no alcanza a planteamientos más profundos. Porque si seguimos la pauta del sentido común conducidos por la razón, es posible que demos con la cabeza en el muro del fanatismo, la intolerancia, la religión y en estos campos el sentido común deja de asistirle la razón y deja de ser patrimonio de todos. El español de derechas de toda la vida obra con sentido común y como Dios manda. Eso es así, como todo el mundo sabe…


EL ARCO DE LA VICTORIA 
NO ARCO DEL TRIUNFO
El Arco tiene en la parte trasera de su estructura las inscripciones en latín:
MUNIFICENTIA REGIA CONDITA
AB HISPANORUM DVCE RESTAVRATA
AEDES STUDIORVM MATRITENSIS
FLORESCIT IN CONSPECTU DEI
Y debajo, en dos rosetones:
ANNO MCMXXVII A y ANNO MCMLVI Ω
Cuya traducción es: “Fundado por la generosidad regia (es decir por el rey), restaurado por el Caudillo de los españoles, el templo de los estudios matritense floreció bajo la mirada de Dios“, interpretándose que la inscripción refiere a la Ciudad Universitaria haciendo mención de la fecha en que se inició la misma y la fecha en que se inauguró el Arco de la Victoria.
Tiene también en su parte frontal otra inscripción que reza:
ARMIS HIC VICTRICIBVS
MENS IVGITER VICTVRA
MONUMENTUM HOC
D.D.D.
Y debajo, en dos rosetones:
ANNO MCMXXXVI A y ANNO MCMXXXIX Ω
Los años expresados son los de comienzo y fin de la guerra civil, 1936 y 1939. Las letras Α (alfa) y Ω (omega), primera y última del alfabeto griego, tradicionalmente representan el principio y el fin de cualquier cosa.
La traducción de la inscripción es: “A las armas aquí vencedoras / la mente que vencerá (o vivirá) siempre / da, dice y dedica este monumento“. La abreviatura D.D.D. significa da, dice y dedica (dat,dicat, dedicat). La palabra victura es ambigua y puede significar la que vencerá o bien la que vivirá.
Textos contrastados en varias páginas de Internet.



 Fotos: Pedro Taracena


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