Si se analiza desde el punto de vista
constitucional, la distinción que la
Comunidad de Madrid otorgará al cardenal
Rouco con motivo de los fastos del 2 de mayo, resulta un esperpento difícil de digerir. Como es natural en esta España resultante de la Transición que no de la Constitución, los ciudadanos partidarios del continuismo a
ultranza del nacionalcatolicismo en todas sus variantes, ya lo están celebrando con albricias y agradecimientos rendidos
a la figura de su eminencia reverendísima. Y los otros madrileños rechazan de pleno que la figura de la máxima autoridad eclesiástica de Madrid sea merecedora de estos honores. Las dos Españas una vez más enfrentadas… Como periodista voy a escribir una crónica a medio camino entre el cuento y el relato
corto. Voy a tratar de situarme como si fuera un adolescente que hubiera nacido
en los años cuarenta, que ya tiene uso de razón para entender lo que le contaron sus padres y
abuelos, lo que vivieron él y sus hermanos, sus hijos y nietos. Siempre al
margen de las hemerotecas.
ESPAÑA ES ASÍ (Título del libro de Don Agustín Serrano de Haro 1955. Inspector de Enseñanza Primara)
En los años treinta del siglo pasado reinaba un monarca que su dinastía arrancaba con la conversión de Recaredo, heredero de un imperio donde nunca se
ponía el sol y también de su hundimiento y ruina. Estas
lejanas tierras tuvieron por nombre: Iberia, Hispania, Sefarad y en aquellos años, España. En la actualidad casi todos le llaman “este país”, más familiar.
El Rey en aquella época, reinaba y
gobernaba a la vez, bajo el lema de Dios, Patria y Rey o según otras realezas preferían alianza Trono Altar. Una armonía casi perfecta. No obstante se produjeron unas elecciones municipales
y ante el triunfo de los españoles partidarios
de la República, el Rey y
la familia real decidieron partir hacia el exilio; dejando el camino libre para
la proclamación de la II República en España.
Los valores republicanos eran otros: El
poder no venía de Dios,
emanaba del pueblo y el presidente y los diputados eran elegidos por sufragio
de los ciudadanos. ¿Qué se hizo en los cuatro años siguientes? Se redactó la Constitución, se separó la Iglesia del Estado y se apostó por la educación y los derechos civiles. No exento de errores y de
sobresaltos de todo tipo.
Ante una situación de descontrol y de caos, el Ejército, la Iglesia y
una organización política llamada Falange Española y de las Juntas de Ofensiva Nacional
Sindicalista, dieron lo que se llama vulgarmente un golpe de estado. Pero los
objetivos que perseguían eran de muy
elevados principios y se le denominó como Santa Cruzada de Liberación Nacional. Había que restaurar
el orden, luchar contra el ateísmo, el
sindicalismo, los rojos y comunistas. Este logro sólo llegó después de un enfrentamiento fratricida de tres años, que popularmente se le denominó como Guerra Civil Española.
¿Quién se alzó con la victoria? El Caudillo de España que lo fue por la Gracia de Dios. Esto lo supinos
todos los españoles porque lo
ponían en todas las modernas. Don Francisco Franco
Bahamonde, condujo a los vencedores y vencidos bajo el lema de que: “España es una unidad de destino en lo universal”. Fundó el Movimiento Nacional sobre los valores de Patria,
Familia y Religión. El régimen lo
fundó sobre tres bases fundamentales: El egregio mando del
Generalísimo de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire. El
nacionalcatolicismo, para ser más claros, el
Derecho Canónico podía ser Derecho Civil en muchos casos, la Iglesia ejercía una especie de coprincipado con el Jefe del estado,
guardando para entendernos mejor, un cierto paralelismo con el Principado de
Andorra, donde son copríncipes el
presidente de la República Francesa y
el Obispo de La Seo de Urgel. Y por último la aportación
del nacionalsindicalismo de Falange Española con su sindicato vertical o único.
Durante casi cuarenta años este régimen de maridaje Iglesia Estado y alianza
Trono Altar, devolvió la armonía perdida con la República. Además superó la autarquía de la post-guerra, emprendió un desarrollismo sin precedentes en los años sesenta, creó la Seguridad Social y dotó a los trabajadores de la negociación colectiva; implantando la Promoción Profesional Obrera, la Formación Acelerada y la Formación profesional a través de Universidades Laborales y Centros de la
Organización Nacional de
Sindicatos. Y dejando todo atado y bien atado, la vocación monárquica de Franco le
llevó a establecer que el nieto de Alfonso XIII, huido de
España con el advenimiento de la Republica, instaurara la
monarquía como régimen genuino español, cuando Dios le acogiera en su seno. El óbito tuvo lugar el 20 de noviembre de 1975.
Muerto el Caudillo se inició un camino hacia un sistema que debía de pasar de una “democracia orgánica” a una “democracia a secas”. Desde el hito de la
muerte del general invisto hasta 1978 se produjeron dos eventos muy diferenciados
que conviene separar: La Transición y la Constitución. La Transición consiste en que entre los vencedores y vencidos que
hicieron la guerra civil y “convivieron” en el periodo del poder personal de
Francisco Franco hasta su muerte, todo debía de quedar sepultado y olvidado. Hicieron un pacto no signado entre
los seguidores de Franco, denominados franquistas y los otros venidos del
exilio, la clandestinidad y la oposición más o menos
ejercida mientras el gobierno del poder personal del general.
Este pacto
permite conservar las secuelas del franquismo como es el nacionalcatolicismo.
Actualización de los viejos
paradigmas: Patria, Familia y Religión. Dios Patria y Rey. Iglesia Estado. Trono Altar. El otro evento fue
la Constitución. El texto
constitucional de 1978 conserva los valores republicanos, evidentemente más actualizados, que la constitución republicana de 1931, a excepción de la Jefatura del Estado. Pero la Constitución Española se define como aconfesional y la Iglesia es una más entre el resto de las legiones del territorio español. El que la mencione con su nombre y apellido no la
convierte en primus inter pares. Solamente precisa que es la predomínante entre los españoles.
Y así llegamos a otorgar
una especie de título honoris causa al cardenal de Madrid, sin honor y sin
causa.
Fotos: EL HUFFINGTON POST 25 de abril de 2014
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