Por Pedro Taracena
No se puede abordar la utilización de estos dos vocablos con propiedad, si antes no
aclaramos los conceptos que encierran. La palabra evidencia expresa la
certidumbre moral de algo, de modo que el sentir o juzgar lo contrario sea tenido
por temeridad. Certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar. Prueba determinante en un proceso. El término demagogia en su
vertiente política supone la degeneración de la
democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos
a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o
mantener el poder.
El Gobierno para referirse a la restricción en los presupuestos del Estado en todas sus
partidas, lo denomina reformas estructurales y cuando se refiere a la reforma
laboral, usa y abusa del término flexibilidad. La palabra reforma significa,
aquello que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en
algo. El adjetivo flexible determina cambios o variaciones según las
circunstancias o necesidades. Horario, programa flexible. Estas dos palabras,
reforma y flexibilidad, vienen cargadas de intenciones positivas. Es decir,
estas acciones son para mejorar las condiciones de vida de los españoles. No para mejorar las condiciones económicas de una sola parte. Por este motivo la parte
perjudicada, el pueblo, viene llamando a estas acciones, recortes y flexibilidad
para el despido. Políticas de
consecuencias nefastas. ¿Por qué el Gobierno utiliza estos vocablos de corte
casi noble? Porque la manifestación suave o decorosa de ideas cuya
recta y franca expresión sería dura o malsonante, como los recortes,
tiene a bien utilizar el eufemismo de
reformas. Negando el eufemismo caen en el engaño, fraude o
mentira con que se intenta dañar a alguien, y a esto se la denomina,
falacia.
Una vez aclarados estos términos, pasemos
a contemplar sus consecuencias:
- Los recortes en la Sanidad Pública Universal están provocando merma cualitativa de la salud y muertes prematuras de la población en general. Incluyendo a los inmigrantes.
- Los recortes en la Educación Pública, están creando desigualdad manifiesta entre los estudiantes, falta de formación profesional y universitaria e incultura.
- Los recortes en Investigación y Desarrollo están causando la diáspora de científicos consagrados y jóvenes que ven truncada su carrera como investigadores; frustrando el desarrollo industrial de España.
- Los recortes en Servicios Sociales están llevando a la muerte prematura a los más débiles y dependientes; descendiendo la expectativa de vida de los españoles en los próximos años.
- Aunque se hacen recortes legales no por eso dejan de estar al servicio de la injusticia. Mientras se rescatan a los bancos, se desahucian a los ciudadanos que no pueden pagar su vivienda habitual; sacándoles con violencia a la calle; provocando suicidios que oficialmente se ocultan y camuflan.
- Los recortes han tenido beneficiarios y perjudicados. La Iglesia, la Patronal y el Capital, han aplaudido y con razón al gobierno el haber legislado a su favor. Los ciudadanos en general han sido los perjudicados.
- Los recortes son legales pero injustos. Han creado desigualdad y pobreza. Son contrarios a la Constitución. Están al servicio de los burócratas europeos serviles de los mercados, capitaneados por Merkel, enemigo número uno de la Europa de los Ciudadanos.
Estos siete pecados capitales de un
Gobierno pío, auténtico
mester de clerecía, no hubiera
podido ejecutar todos estos dislates, si Zapatero no hubiera reformado la
Constitución conchabando con
Rajoy casi furtivamente, con nocturnidad y alevosía. Sí, alevosía, porque Zapatero sabía que la Unión Europea no
imponía, sólo recomendaba,
elevar a rango constitucional el esclavizar al pueblo a un déficit imposible de
cumplir.
No es muy difícil de prever que España no puede pagar su deuda soberana. Que sin crecimiento las cifras
macroeconómicas crearán más pobreza y
desigualdad y que después de una quita, vendrá un aplazamiento de la deuda. Es inmoral aunque sea legal, que el espíritu de la Constitución se esté alejando abismalmente en la práctica con el comportamiento indecente de nuestros políticos, todos. Sí se puede, solamente hay que tener la voluntad de cambiar las reglas
del juego a favor de los ciudadanos con justicia. ¿Evidencias o demagogias?
No hay comentarios:
Publicar un comentario