Por Pedro Taracena
Artículo 97. El Presidente del Tribunal Supremo y el
Fiscal General de la República estarán agregados, de modo permanente, con voz y voto, a la
Comisión Parlamentaria
de Justicia, sin que ello implique asiento en la Cámara.
Artículo 104. El Ministerio Fiscal velará por el exacto cumplimiento de las leyes y por el
interés social.
Constituirá un solo Cuerpo y tendrá las mismas garantías de
independencia que la Administración de Justicia.
Artículo 124.
1.
El Ministerio Fiscal, sin prejuicio de las funciones encomendadas a otros órganos, tiene por misión promover la
acción de la justicia
en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales y
procurar ante éstos la satisfacción del interés
social.
Este
artículo dispone de 4
apartados, en todos ellos se refuerza la legalidad e imparcialidad, pero el
tercer apartado dice que: La ley regulará el estatuto orgánico del Ministerio Fiscal. Y aquí es donde al margen del espíritu constitucional, el Fiscal depende jerárquicamente del Gobierno.
Somos muy pocos los españoles que nos hemos leído las dos constituciones más próximas a nuestros
días, seguro que si se las leyeran ahora los del PSOE
se les caería la cara de
vergüenza. El PP tiene bastante con saberse los Principios de Movimiento
Nacional. El Ministerio Fiscal se engendró viciado y permitió convertir, al Fiscal General del Estado en el Fiscal General del
Estado menos fiscal del Gobierno. Este juego de palabras delata la realidad de
que el fiscal del Gobierno, es eso,
propiedad del Gobierno, no que el fiscal pueda fiscalizar las acciones del
Gobierno. Yo me confieso sin reparos que soy un lego en derecho, pero cuando la
Constitución Española me dice en su artículo 117 que: La justicia emana
del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados
integrados en el poder judicial, es evidente de que me otorga como
ciudadano la capacidad para discernir lo que es justo de lo que no lo es. Y el
sacar a la fiscalía del entorno del
poder judicial, está claro que es una
anomalía con tintes de injusticia, porque el Gobierno queda
inmune de cualquier acusación que se salga de
la naturaleza política.
Las reformas políticas, eufemismo de los recortes en derechos
fundamentales, está causando
verdaderos prejuicios con peligro de muerte a la ciudadanía. La negativa del Gobierno de proporcionar el
medicamento que los facultativos determinan que hay que administrar para la
curación de los enfermos graves de hepatitis, aludiendo
que no hay dinero, es un crimen. No hay
tiempo para recurrir en amparo al Tribunal Constitucional, porque son muchos los
que van a morir de forma inminente. Y el fiscal tampoco puede actuar contra el gobierno
porque depende de él jerárquicamente. El
Ministerio Fiscal tiene por misión promover la
acción de la justicia
en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los interesados, pero no se
contempla que actué contra el Gobierno el Fiscal General del Estado, que se
reserva para otros ciudadanos, incluyendo la defensa de la infanta Cristina de
Borbón. Recientemente
los jueces han denunciado carencias de medios para administrar la justicia,
pero la fiscalía ha permanecido
al margen.
Si en vez de ser la Administración del Estado quien se niega a proporcionar el
medicamento a los enfermos graves de hepatitis, fuere un ente privado, entonces
sí podría actuar el
Fiscal General del Estado. ¿No es éste un escándalo de dimensiones infrahumanas? El mutismo cómplice es total: oposición, jueces, fiscales, colegios de médicos, nadie. ¿Qué
pasaría si se presentara
una denuncia por uno de estos colectivos contra el Gobierno, por violar
el derecho a la vida, por negar la asistencia médica y por no permitir que los
médicos obren en consecuencia guiados por su juramento hipocrático, en éste en todos los casos de mutilación de la sanidad pública y universal?
Si todos incluyendo al Rey permanecen mudos ante este exterminio legal de los enfermos de hepatitis, algo o mucho, huele a podrido
en el Reino de España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario