(La gran farsa nacional)
En
España se están cometiendo crímenes legales en tiempos de paz. Es verdad que eso lo
tendría que dictar un
juez a expensas de la demanda de un fiscal, pero como eso no se contempla,
mientras, como la justicia emana del pueblo y la aplican los jueces en nombre
del Rey, pues, la sociedad que es sabia al discernir lo justo de lo que no lo
es, tiene la libertad de expresión de llamar
criminales a las conductas del Gobierno y a los servidores públicos que atentan contra la Carta Magna.
Ahora más que nunca hay que desenmascarar a La Casta. Si
comparamos la derecha imperante en Europa, sobre todo en las democracias de
nuestro entorno, podemos discernir de forma clara, a la derecha de la extrema
derecha. Sin embargo en España la derecha
tiene su origen en el fascismo de Falange Española, en la dictadura militarista de Franco y en el
nacionalcatolicismo del estado confesional del Movimiento Nacional. De esta
derecha fascista solo se puede derivar otra derecha neofascista, aunque se le
viene denominado como centro-derecha. Entelequia y falacia que permite
enmascarar la verdadera ideología del Partido
Popular, situándose si tomamos
una referencia europea, en el extremo antagónico al centro político. Que es
tanto como decir que la derecha y la extrema derecha, van caminando unidos de
forma granítica hacia el
centro político como si de
un viaje a Ítaca se tratara.
A sabiendas que nunca lo alcanzarán. La asociación política que creara Fraga para imitar al Caudillo
de España, que lo fue por
la Gracia de Dios, se denominó Alianza Popular
que luego mutaría para
convertirse en el Partido Popular y que en la actualidad se alimenta y
actualiza de FAES (Fundación para el análisis y los estudios sociales).
Bajo la dirección del ínclito Aznar y le sigue como forzado acólito, el terco, parco y torpe Rajoy.
Hoy impera el franquismo en España
porque hubo un pacto perverso al margen de la democracia del pueblo, que
se denominó Transición donde los políticos venidos del exilio, las cárceles y la clandestinidad, cedieron
terreno al franquismo que fue quien tuteló, junto con los militares y la Iglesia el articulado de la Constitución de 1978. En aras de no sé qué posible involución se aceptó un mal menor que ahora nos invade y oprime. Por
mucho que le pese a La Casta, el régimen de 1978 ha estado viciado desde su
origen y ahora está corrompido sin
posible remisión. Yo doy fe de
ello porque fui uno de los convencidos de que la Transición era la única salida posible, y ahora somos muchos los españoles que vivimos durante la dictadura y estamos
diciendo ¡Basta ya! Además la juventud que
creció en democracia ya
no comulga con este esperpento político y religioso.
El bipartidismo impuso las reglas del
juego para alternase en la tiranía del poder. La legalidad que ellos mismo crearon no permite llevar a
los tribunales a los políticos que
violando la Constitución, puedan ser reos
de culpa civil o criminal. Como mucho la fechoría se salda con una responsabilidad política sin ninguna consecuencia. La dimisión en España es una actitud inédita en democracia. Es lógico que La Casta esté temerosa de lo que
le viene encima si el pueblo, la gente, la sociedad, toma el poder legítimo, legal y democrático. Es verdad que la izquierda ha sido la única que ha legislado reconociendo derechos
constitucionales, pero la derecha ha fosilizado literalmente la Constitución de 1978.
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