EL MACHO IBÉRICO
Revisión 2022
Pedro Taracena Gil
Nunca he sido una mujer, siempre he sido un ser humano. Son
los demás los que me quieren ver como un par de jambas sin cabeza.
Al hombre que se le extirpa la próstata queda impotente, disfunción
eréctil, no se le pone dura o su pene no recupera la dureza como para realizar
una penetración, que salve el coito tanto vaginal como anal. No obstante, su
potencia sensual, sexual, erótica e inclusive pornográfica, lejos de
desaparecer, puede mantenerse e inclusive recuperar nuevas formas de practicar
el sexo. Si se masturba o se excita, motiva y estimula, puede obtener el mismo
orgasmo que antes, salvo la eyaculación. “Es una corrida en seco”; obteniendo
ventajas puesto que las felaciones son más higiénicas y el coito se realiza sin
necesidad de anticonceptivos. Si responde al medicamento puede obtener una
erección satisfactoria o puede aplicarse otros medios para hacer que por el
pene vuelva a correr el caudal de sangre capaz de articular con los músculos
una erección adecuada para satisfacerse y satisfacer a su pareja. El hombre
sigue siendo tan varón como antes de la intervención. La ciencia y el progreso,
en este caso, juegan a favor del macho ibérico. Siempre de forma oculta,
lejos de reconocer que él también necesitaba de ayuda en su virilidad. En este
texto no es posible situar las acciones en el mismo tiempo del verbo, porque no
siempre podemos hablar del pasado como superado ni incluir al futuro en una
conducta general.
Seguidamente nos vamos a detener en la peripecia que pudo
acompañar al macho ibérico en su largo caminar, conquistando las últimas
décadas del siglo pasado. Es fácil intuir la frustración que vive un hombre que,
habiendo tenido como modelo al macho ibérico, con el devenir del tiempo observa
que siente una inclinación por el mismo sexo. Soltero o casado y después de
tener relaciones heterosexuales, se plantea dar rienda suelta a su libre
decisión, al margen de prejuicios y complejos. Después de un sedimento en sus
reflexiones, descubre que su puesta en escena se había montado sobre un guion
que no era el suyo. Estaba interpretando un personaje que al menos podría no
ser el único que él deseaba. Y decide probar. Busca a otro macho ibérico y
se encuentra con un hombre, sin más. Hombre como él, aunque un poco menos
macho. Los besos, las caricias, los masajes, los abrazos, las felaciones, las
posturas, “el 69”, las mutuas masturbaciones, en fin, todo un mundo de
sensaciones sensuales, sexuales, eróticas y genitales nuevas y consumadas con
su mismo cuerpo. Apartándose lejos de las costumbres tribales, de la manada,
del macho patrón, del macho ibérico.
El macho ibérico descubre una oportunidad para sacar partido al
resto de su cuerpo. Ahora el hombre sin más apelativos que investiga su cuerpo
solo o con su pareja, sea mujer u otro hombre, descubrirá la caja de
sorpresas que es el cuerpo humano. Y que los prejuicios sociales y los
complejos personales de tamaño y rendimiento, se pueden superar. El hombre que
explora su cuerpo puede descubrir que, aquel que mantenía que: “por su culo
nadie le metía ni el bigote de una gamba”; si al mismo tiempo de masturbarse,
estimula su ano y se penetra poco a poco de forma suave con sus dedos, puede
alcanzar un doble orgasmo; en su miembro viril y en el interior de su ano,
provocando unos espasmos en los esfínteres anales igualmente placenteros. El
colmo de un macho ibérico es haberse encontrado su propio punto “G”. Estas
sensaciones rompen en mil pedazos el perfil del macho ibérico. Pero si este
doble orgasmo viene dado por la penetración de otro hombre, estimulándose al
mismo tiempo, entonces, podemos hablar del comienzo de la extinción de la
especie.
Pero que no cunda el pánico, situados ya en el siglo XXI, el
macho ibérico ha tenido capacidad suficiente como para inmunizarse para ciertos
cambios. Ha maquillado su imagen y hasta se ha feminizado. Gasta pendientes,
acude a peluquerías unisex, no discrimina colores; el rosa, el fucsia, el
amarillo tiñen su nuevo vestuario. Los cuerpos velludos como auténticos osos
pardos, tornan ahora en efebos barbilampiños, a través de una operación
depilatoria a base de láser. Y las recias barbas salvajes, se cambian por
bigotes y patillas con serpenteantes cenefas. Las sienes plateadas quitan años
al macho ibérico; mejorando las técnicas de seducción. La igualdad entre los
sexos ha permitido que la mujer asuma roles masculinos y el macho ibérico,
disimule su afán de dominio y posesión. El mayor enemigo del macho ibérico es
la libertad y la igualdad de derechos entre los seres humanos. Una política que
se manifiesta como hostil al machismo, es el reconocimiento de los derechos de
los homosexuales; igualando los matrimonios civiles de hombre y mujeres, ha
supuesto un marco que es difícil que la sociedad retroceda a los tiempos
pasados. La educación insiste en la igualdad desde niños; el respeto y la
libertad sexual; la protección de la mujer como víctima, aunque no
la única del machismo, y por último la participación de la mujer como
la mitad de todas las facetas de la vida social. Efectivamente, como decíamos
más arriba, la mujer no es la sola víctima del machismo. Todo aquel que ejerza
las funciones sexuales de forma diferente a él, es perseguido y anulado. El
macho ibérico no soporta que otro hombre se sienta sexualmente realizado y
sentimentalmente amado; sintiendo placer también a través de otras partes del
cuerpo. Como son: La penetración anal, de forma activa o pasiva. Los besos
entre hombres y las felaciones y masturbaciones mutuas. Llegado el momento se
han cometido verdaderos crímenes sexuales agrediendo a hombres por el hecho de
haber utilizado fórmulas de amar diferentes a las tradicionales del macho
ibérico. Pero si tenemos que llegar alguna conclusión que sea tangible y
fácilmente constatable, el macho ibérico no ha desaparecido; su capacidad de
adaptación ha sido asombrosa y no pocos ejemplares han evitado la desaparición
de este genuino espécimen. Sus formas son adaptadas a los tiempos, pero su
camuflaje y su capacidad camaleónica no le ocultan de las vistas de la
sociedad.
El macho ibérico goza de buena salud. La potencia sexual sigue
siendo una competición sin respeto al otro. Cuando se habla de los órganos
sexuales, del hombre naturalmente, da la sensación de estar escuchando datos
del museo de pesas y medidas. El macho ibérico sigue su presa para “tirarse a
esa tía que está de puta madre…” Él va “a follar”, no a realizarse
sexualmente. Impone sus artes de pesca, sin admitir la prevención de
enfermedades y de embarazos no deseados. Y lo que es más grave, sigue sin
admitir que haya un hombre que siendo de su mismo sexo, pueda preferir otro
hombre y no una mujer. Sigue empeñado en que todos los hombres tienen que ser
como él; viviendo en su misma tribu donde el macho ibérico es más hombre y más
macho. No utiliza argumentos. El macho ibérico es portador de los valores
eternos de la arcaica Iberia. El hombre único, la familia única, el
clan único, su rol de jefe de la manada, la sumisión de la mujer como
garante de la prole a través de la procreación. También se comporta como tal,
aunque haya aceptado que es homosexual. Siempre se comportará con su
pareja hombre de igual manera. Como propiedad suya.
El macho ibérico convive con nosotros y sólo tiene vocación de
camuflaje. No de adaptarse. Ahora la manifestación del comportamiento del macho
ibérico, salta a las páginas de los medios de comunicación cuando el machismo
se desborda y supera las cotas del respeto y se convierte en criminal agresión,
extorsión y provocación. Este extremo al cual puede llegar el comportamiento
patológico del macho ibérico, conocido como machismo siempre ha existido, pero
es ahora cuando la sociedad ha tomado conciencia de ello y las leyes están
ejerciendo una pedagogía de prevención. Si observamos su comportamiento, varios
son los factores que desencadenan un desenlace trágico: Los prejuicios
tribales, el “qué dirán de los demás”. Los complejos, bajo nivel de autoestima
y aceptar que es inferior que los demás machos y por último, los celos. La
mujer es propiedad del macho ibérico. “Mía o muerta…”
El macho ibérico sobrevive a sus adversarios; la libertad
sexual, la igualdad entre los sexos y la emancipación de la mujer. Pero su
poder sigue ejerciéndolo entre las sábanas de los lechos conyugales; la
permisividad de la sociedad, que lejos de hacerle frente, le ríe sus
esperpénticas grandezas. Muchos secretos de alcoba son la frustración de muchas
mujeres. El genuino macho ibérico se comporta igual, tanto si su pareja es una
mujer, como si lo es un hombre; su conducta se mueve muy bien en la
clandestinidad, en la falta de verdad y dentro del armario. El macho ibérico
tiene una característica muy peculiar, su honor está en sus atributos
genitales. “Por encima de sus cojones no pasa nadie”. Por último, hablando
del macho ibérico, es obligado mencionar, aunque no haya espacio para
extenderse más, al personaje creado por la literatura española. Tirso de Molina
crea al Burlador de Sevilla y de la pluma de José Zorrilla, surge Don Juan
Tenorio. Tanto uno como otro se refieren al mismo Don Juan. Un macho ibérico
seductor de las mujeres a modo de trofeos, pero incapaz de enamorar a una
mujer. Solamente el haber vivido muchos años entre este espécimen, ha sido
posible trabajar en este breve ensayo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario