Por Pedro Taracena Gil
Virtudes rescatadas del baúl de los vicios
La libido nos despierta el deseo sexual.
La concupiscencia procura los placeres más deshonestos.
La lujuria nunca encuentra excesivo el erotismo de la carne.
Si alguien renuncia al roce de los cuerpos será por mutua
decisión.
La elección nos hace libres, pero no más meritoria.
La fornicación es tan humana como el erotismo.
La excitación nos transporta al amor de dos personas.
La masturbación es un canto a la autocomplacencia.
El lamerse y mamarse, una felación de donación mutua.
La sodomía y la fornicación son caras de una misma sexualidad.
Eros es el dios pagano creador de la energía sexual.
En potencia disponemos de ella como seres humanos.
Somos nosotros quienes la convertimos en actividad sexual.
La energía y la materia no se crean ni se destruyen.
Solamente se transforman en nuestros cuerpos.
Todo es virtuoso en la actividad sexual en libertad.
El vicio lo crea la prohibición y el pudor.
El ser humano lascivo dispone de un exacerbado deseo sexual.
Acapara para él y su pareja el placer y el gozo.
Ambos encuentran en esta fusión el orgasmo y el éxtasis.
La sexualidad y el misticismo no son exclusivos ni excluyentes.
Eros se hace presente en nuestro interior y en la comunión con los
demás.
GALERÍA DE IMÁGENES SIN INTENCIÓN
Vídeo:
EL PRIMITIVISMO
Fotógrafo: Roberto Cantos
Modelo: Alfonso Pelayo
No hay comentarios:
Publicar un comentario