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viernes, 7 de septiembre de 2018

LA EXHUMACIÓN DEL GENOCIDA


SECUENCIAS DEL GENOCIDIO





LA PRIMERA PIEDRA PARA RECUPERAR LA ESPAÑA 
ATRAPADA EN EL FRANQUISMO

Por Pedro Taracena Gil
La exhumación de un criminal verdugo de su pueblo, del lugar donde nunca debió ser inhumado, es un acontecimiento que merece todas las albricias y festejos, en honor de la recuperación de la dignidad de sus víctimas. La Historia incluyó al insigne Franco, en la misma lista donde se encuentran los grades tiranos como: Mussolini, Stalin, Lennin, Hitler, Pinochet y otros. No obstante, lejos de condenar al dictador y sus secuaces, los herederos de la dictadura cumplieron el testamento del déspota general, escribiendo una constitución al dictado de los mismos que perpetraron el golpe contra la República. Dejando el Genocidio Franquista vergonzosamente impune.

¿Con qué legitimidad el Estado, detiene, procesa y encarcela a los secesionistas catalanes, cuando este mismo estado, ha dejado impune el genocidio franquista?

La sociedad española ha mantenido un status quo perverso durante 40 años, establecido por la farsa de la Transición. España lleva viviendo en la vida de la mentira (Vaclav Havel) dese 1936. Es la Oligarquía económica, el Ejército, la Iglesia y los caciques, quienes han impuesto su régimen burgués, tirano y religioso. En 1978 los franquistas impusieron un régimen a la medida del testamento del sanguinario dictador. Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo invicto y Caudillo de España por la Gracia de Dios.

ESPAÑA UNA GRANDE Y LIBRE

¿Qué se desprende de este estatus? La exhumación del sátrapa es la primera piedra para edificar el nuevo estado de derecho, legítimo, democrático, libre, laico, justo y con auténtica separación de poderes. Sin atisbo del franquismo y del nacionalcatolicismo.  Restablecer el Estado de Derecho que en 1936 se usurpó al pueblo:

“España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y Justicia”

El Rey y el Triunvirato Constitucionalista PP PSOE y C´s, mantienen la máscara de la Farsa de la Transición, pero no será sostenible por mucho más tiempo. Y mucho menos otros 40 años. El Régimen está sustentado en la mentira:

1.     La Dictadura 1939-1978, fue ilegítima, injusta y criminal. Por conveniencia política y económica, España obtuvo su reconocimiento legal por los otros países. Situación ajena a la voluntad de los españoles.
2.     La Constitución de 1978, fue legal en su articulado, pero de dudosa legitimidad en el capítulo de la Monarquía.
3.     El Título II de la Constitución es claramente ilegítimo. Careció de legitimidad en el momento que se incluye en el mismo texto de la pregunta, la reforma política y la forma de estado. Juan Carlos y Suárez supieron engañar al pueblo (*).
4.     La monarquía en España es ilegítima, aunque sea legal.
5.     El conflicto catalán tiene solución porque es legítimo y justo.
6.     La Constitución no puede ser como el Credo de Nicea. No es dogma de fe. Debe y puede ser reformada y adaptada al siglo XXI.
7.     En España somos muchos los que cuestionamos la legitimidad del Rey, la separación de los Poderes del Estado, la independencia de la Fiscalía y la Alianza Trono-Altar.
8.     También cuestionamos los delitos de incitación al odio, contra el sentimiento religioso y las injurias contra la Corona.
9.     Cuando más se tarde en condenar la dictadura y el genocidio, mayor será la ilegitimad del Régimen del 78.
10.  Es insostenible legítimamente que un criminal genocida como Franco, decida sobre qué Rey se pone en España y esa decisión se consagre en la Constitución de 1978

Que el franquismo no desapareció con Franco y que la Transición fue la Gran Farsa, se está demostrando con el comportamiento de sus legítimos herederos: El Partido Popular, Ciudadanos, numerosos mandos del Ejército, la Iglesia cómplice del Genocidio y todos aquellos que han gobernado España, como si de un botín de guerra se tratara.

A LOS 40 AÑOS DE LA CARTA MAGNA NO HAY NADA QUE CELEBRAR

ÁLBUM DEL FRANQUISMO EN BLANCO Y NEGRO





































































Editor: Pedro Taracena Gil


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