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sábado, 22 de octubre de 2011

CUALQUIER SITUACIÓN ES IDÓNEA PARA QUE EL PARTIDO POPULAR EXPRESE SU GENUINO ORIGEN FRANQUISTA

PÚBLICO 21 OCT. 2011
Como la derecha mediática ha decidido que el “cese definitivo de la violencia” de ETA es una mala noticia y el periódico global en español ha logrado escribir un extensísimo editorial sin citar el apellido Zapatero (1), quizá valga  la pena destacar dos obviedades: lo que se produjo el 20-O es el triunfo inapelable de la democracia sobre el terrorismo y el político que más ha arriesgado para lograr esa victoria es el actual presidente del Gobierno. Sí, el mismo José Luis Rodríguez Zapatero que ha realizado una gestión económica nefasta en su segunda legislatura (por negarse primero a ver la crisis y rendirse después al dictado de los mercados), merece público reconocimiento por su política antiterrorista. Fue Zapatero quien propuso el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo cuando estaba en la oposición y fue él quien dirigió la estrategia contra ETA en los últimos siete años, quemándose por el camino en medio de una campaña de insidias de la derecha más fanática. Una derecha que, no lo olvidemos, ya estaba liderada por Mariano Rajoy. Cabe suponer que el líder del PP se habrá avergonzado estos días de aquella frase que pronunció en el Congreso acusando al presidente del Gobierno de “traicionar a los muertos”. Desde luego, tras el comunicado de ETA, Rajoy se comportó como se espera de un político decente: felicitándose porque haya llegado el final del terrorismo “sin concesiones políticas”. Ahora bien, el candidato del PP tiene la obligación de desautorizar la violencia verbal de personajes como Mayor Oreja; y si no lo hace, se convertirá en cómplice de su ruindad (2). MANUEL RICO
(1) EL PAÍS presenta en estos momentos su evolución natural después de consagrarse como cuarto poder en España, gracias al maridaje entre  Cebrián Grupo PRISA y González Gobierno socialista. Pasada la fiebre de la mal llamada modélica Transición, donde todos eran demócratas de toda la vida, ahora ese cuarto poder está en manos de los especuladores yanquis. Y a éstos  les  interesa más, coquetear con la derecha española y adular a Rajoy y su Partido Popular. Están al servicio de la oligarquía financiera y no les interesa resaltar los méritos de Zapatero y menos del Gobierno socialista.
(2) El franquismo está patente en el Partido Popular. Rajoy, un franquista más aunque éste disfrazado de demócrata “como Dios manda”, no será capaz de denunciar cualquier fuga por la extrema derecha de su partido, como sucede continuamente con Aznar y Aguirre, que le soportan aunque no le admiten.  Mayor Oreja, adjudicando a Zapatero “la hoja de ruta entre ETA el Gobierno socialista, y Santamaría arrogándose la exclusiva de la garantía de que no habrá precio político con ETA.


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