Por Pedro Taracena
Francisco Franco y Millán Astray
España se encuentra en una
situación de emergencia nacional. Los responsables de la vida pública esperan
el maná, no del cielo, sino de Europa. La injusticia ha creado tal desigualdad
que la clase media sobre la cual se sustentaba el Estado del Bienestar, ha
desaparecido y nos acosan las plagas que tiene de bíblicas el nombre. Son
plagas provocadas por las perversas políticas criminales. Sí criminales. Nos
tenemos que acostumbrar a llamar las cosas por su nombre. El capitalismo una
vez más ha desencadenado estas plagas en cadena. Pero este criminal sistema de
explotar al hombre por el hombre, no
es un ente anónimo, tiene nombre y apellidos: banqueros, usureros,
especuladores, caciques, políticos, todos ellos bendecidos por la Santa Madre
Iglesia. Los llamados mercados han traído el paro, la piedra angular de todas
las plagas. A partir de esta realidad los políticos, no solamente han sido
inútiles sino perversos, en la gestión de la crisis. Porque no han estado al
servicio del pueblo y menos para ayudar al más débil. Han utilizado su mayoría
absoluta para imponer un poder absolutista. Fosilizando la Constitución
Española, han abusado de forma despótica del real decreto ley para legislar
fehacientemente en contra de los ciudadanos. Solamente están satisfechos con
estos recortes del Estado del Bienestar: la Iglesia, la patronal, los caciques,
la banca y los medios financiados por el capital para sujetar el sistema
criminal. Sí criminal. Conductas criminales contra el pueblo. Delito de lesa
humanidad, aunque no haya derramamiento de sangre. Las plagas derivadas de esta
perversión presentan un panorama desolador: La nefasta gestión del Estado de la
Autonomías, nos ha llegado a la desigualdad más absoluta entre los españoles. Y
la diferencia entre ricos y pobres es abismal; desapareciendo la clase media.
Para entendernos ahora debemos de
utilizar palabras que ya estaban erradicadas en nuestro país: El hambre, la miseria, el desahucio
del débil y el indulto del poderoso
o del golfo. La emigración de los
españoles en busca de trabajo. La corrupción
de los políticos y empresarios más ignominiosa que podríamos haber imaginado.
La huída de científicos de España. La amnistía
fiscal para los defraudadores profesionales. El abandono de los españoles
que necesitan dependencia. El
deterioro de la sanidad en prejuicio de la salud pública con riesgo de muerte. La educación está al servicio
del nacionalcatolicismo en detrimento del futuro del país. Hay ministros que
ellos mismo son una plaga de las más peligrosas para el pueblo: la plaga Wert, la
plaga Gallardón, la plaga Montoro, la plaga de Guindos, la plaga Mato y la
plaga de Fátima, no la de los milagros. Pero el lema que imperó en la
Revolución de los Claveles de Portugal: “El pueblo unido jamás será vencido”
está teniendo eco en la España del siglo XXI. Los políticos nuca nos salvarán de
su propia tiranía, van a ser los jueces los que nos traerán la justicia, si el
pueblo inunda los juzgados de denuncias de todos los crímenes que atentan
contra nuestra vida, salud, educación, dependencia y las necesidades más
apremiantes. Y lo más importante la calle es nuestra.
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