El expresidente del Congreso, José Bono, colocó el busto de Azaña en el vestíbulo principal del Congreso. EFE
En el juramento de Rajoy ante el Rey quedó patente el nacionalcatolicismo, y en la eliminación del busto de Manuel Azaña, presidente de la II República, de un lugar relevante en el Congreso de los Diputados, se manifiestan las raíces irrenunciables del Partido Popular hincadas en el franquismo. Su fidelidad al 18 de julio de 1936 está presente en todos sus actos, manteniendo las estatuas del dictador allí donde puedan o gobiernan. El rechazo a la República es el motivo que les conduce a ser monárquicos, y en ese punto concurren con Juan Carlos I, que fue el dictador hacedor de reyes, quien le propuso para instaurar la monarquía. Ambas instituciones, la Corona y el Partido Popular, jamás condenarán al franquismo porque son beneficiarios del golpe que derrocó la República. Juan Carlos I se benefició recuperando el trono perdido por su abuelo y el PP administra el botín de guerra derivado del enfrentamiento fratricida provocado por su complicidad manifiesta. Junto con la Iglesia, la derecha y la Falange, los generales golpistas auparon a Franco e implantaron la dictadura. El PP y el franquismo han sido uña y carne antes y después de la muerte del sátrapa. El nexo de conexión está en Manuel Fraga, ministro estrella de Francisco Franco y más tarde del Gobierno de S.M. La Constitución de 1978 no hizo posible el milagro de la reconciliación entre los españoles. Los crímenes del franquismo quedaron impunes. El rey consiguió la legitimidad que el pueblo le otorgó, no por la legalidad que Franco le había otorgado por la Gracia de Dios. El día que Juan Carlos I condene el golpe de estado que su padre Don Juan, una vez consumado apoyó, y la dictadura que le llevó al trono, esa fecha será un gran día… Reconocer a la II República y condenar al franquismo, es tanto como entrar por la puerta grande en la Constitución y en la Historia. Y los franquistas del PP se quedarían solos sin la complicidad implícita de la Corona. La II República y la Constitución de 1978, tienen la misma base legal y legítima, el pueblo. El presidente Manuel Azaña y jefe del estado Juan Carlos I, comparten la misma base legal y legítima. Pedro Taracena Gil
La efigie fue trasladada ayer al de la segunda ampliación del Congreso. El PSOE pedirá explicaciones
PÚBLICO MADRID 23/12/2011
Sólo ha permanecido 23 días en el lugar de honor en el que lo colocó el expresidente del Congreso, José Bono. El PSOE pedirá explicaciones en la Mesa del Congreso, su órgano de gobierno, por el cambio de ubicación del busto del presidente de la II República Manuel Azaña, colocado hace tres semanas en el vestíbulo principal de la Cámara.
La efigie fue trasladada ayer al de la segunda ampliación del Congreso, ocupando el lugar que ocupaba el busto del exministro Ernest Lluch, asesinado por ETA, que ha sido desplazado unos metros. La Mesa del Congreso no había tratado esta cuestión, según se quejó el PSOE, reclamando al PP, que dirige la Cámara con mayoría absoluta, "un mínimo de respeto".
En su día, Bono quiso conferir a Azaña especial relevancia por tratarse de un Jefe de Estado y ubicó su estatua en un lugar privilegiado. Durante su presentación, el expresidente socialista del Congreso advirtió de que cambiar la ubicación de la escultura sería "deshonrar la memoria de la libertad".
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