Isidoro Gracia
Exdiputado
El Centro de Estudios del FMI afirmó hace poco en un informe que una de las causas más importantes de la actual crisis es el crecimiento de las desigualdades sociales, su informe demuestra que a mayor crecimiento de la concentración de las rentas en unas pocas manos mayor endeudamiento del resto de la población, y mayor tamaño del sector financiero.
Poco después, los balances del año que acaba, provenientes de entidades tan importantes como la OCDE indican que la desigualdad ha crecido en todos los países que la componen, hasta alcanzar el nivel más alto en 30 años. Según datos de Eurostat en España había venido disminuyendo de forma sustancial a partir de los 80 hasta 2008, con un pequeño lapsus de deterioro en el entorno del cambio de siglo, en solo dos años los datos indican que la desigualdad se ha disparado igual que en toda la OCDE, incluso en países como Alemania, Dinamarca y Suecia. Las noticias sobre 2011 indican que vamos a peor.
Los pobres aumentan incluso entre los que tienen empleo, de hecho el nuevo invento del mini-empleo (minijobs) han creado una nueva sub-clase: la de los trabajadores pobres, que en la tan ponderada Alemania alcanzan casi los 7 millones. Eso de que en el mundo desarrollado todos somos clase media ya no puede creérselo nadie, el proletariado se ha reencarnado en los parados, trabajadores mal pagados incluso siendo universitarios, los jubilados o prejubilados con mini-pensión, los emigrantes explotados, pescadores sin caladero, jóvenes sin futuro, etc., hay quien le ha buscado un nuevo nombre: el precariado, pero en esencia es lo mismo se llamen como se llamen, son personas explotadas y sacrificadas en nombre de un dios cruel: el mercado, para el beneficio de unos pocos, y deben tomar conciencia de ello, si quieren contribuir a la solución a sus males.
Quien sí que tiene conciencia de su clase es Warren Buffet, una de las mayores fortunas mundiales, cuando afirma sin rubor: “Claro que hay lucha de clases. Pero es mi clase, la de los ricos, la que ha empezado esta lucha. Y vamos ganando”. Este no es de los peores ya que no solo no es esconde, sino que su conciencia le ha impulsado a donar a la caridad la mayor parte de su fortuna.
Pero el nuevo proletariado, una vez tomada conciencia de que lo es, debe seguir un camino diferente al de la aceptación de la caridad, que además no es práctica habitual entre los especuladores, el mismo camino que intentaron seguir sus predecesores, el de tomar las riendas de su futuro, acabando con su explotación por las buenas o por… las regulares, y el mejor medio es la participación muy activa en todo cuanto instrumento político y social pone a su disposición la Democracia.
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