Pintura de José Ignacio Moreno
La palabra crimen nos asusta, nos indigna
y nos sobrecoge. El diccionario de la Real Academia Española presenta tres
acepciones principalmente: delito grave, acción indebida o
reprensible y acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien. Es
evidente que esta última acepción es la que se identifica directamente con el
homicidio o el asesinato. Hay otros crímenes que se presentan con un apelativo que son variantes de una misma
realidad: crímenes de lesa
humanidad, de lesa majestad, crímenes de guerra y
yo añado de mi consideración personal, crímenes legales
cometidos en tiempos de paz. Hay crímenes que aunque no están tipificados como tales en la letra de la ley, la
sociedad, sí, discierne la
conducta criminal. No en balde la justicia emana del pueblo que los percibe
como tales. Artículo 117 de la
Constitución Española.
La lectura de los artículos de nuestra Carta Magma, se convierte en una
buena consejera para tomar conciencia de los abusos y atropellos, que el poder
legalmente constituido comete contra el pueblo. Cuando la legislación siendo legal es injusta, produce efectos
nocivos. Una norma restrictiva de
derechos sancionada en una ley, aunque de entrada esté revestida de buena
voluntad, el legislador sabe que va a perjudicar al más débil. Este comportamiento es perverso, inmoral y
tiene consecuencias criminales. Aunque el Gobierno como máximo responsable de este comportamiento esté aforado
y no se le pueda acusar de presunto criminal, los efectos observables en las víctimas ocasionadas, sí, constituyen conductas y hechos de consecuencias criminales. Esto
puede ser políticamente
incorrecto pero no elude una realidad del pueblo indefenso, que se le priva del
derecho de llamar a las cosas por su nombre. Al margen de la tipificación conceptual de la justicia.
La sociedad española está contemplando de forma pacífica pero muy indignada, los atropellos que están destruyendo el Estado el Bienestar. Es evidente que
han creado una gran desigualdad entre los españoles: el paro, la educación cercenada, los recortes en investigación y en becas, han frustrado a toda una generación. Se ha protegido el interés del capital en
detrimento de los más débiles y se ha
dejado sin efecto el principio de universalidad de la Sanidad Pública, con clara vocación de llegar a su privatización. Y sobre todo han reducido las dotaciones para la dependencia. Todas
estas normas legales han ocasionado efectos criminales. Sí, crímenes legales
cometidos contra la sociedad española: El hambre sobre todo de niños. Desahucios de gente desvalida echada con violencia a la calle bajo
una orden judicial. Deficiencias en las urgencias hospitalarias provocando
agravamientos y hasta la muerte prematura. Todo constituye un error político legalizado con consecuencias nefastas. El austericidio, hablando con más propiedad, austeridad
homicida, ha resultado ser un crimen contra la humanidad. Aunque el PP no
tenga otra respuesta que calificar esta realidad de demagogia y populismo, para
quieres denunciamos sus políticas perversas e
inmorales, el paro, la muerte, los desahucios, el hambre, la pobreza y la
desigualdad, siguen siendo crímenes legales.
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