Por Pedro Taracena
El consejero de Salud de Madrid: "Si tengo
que dimitir por el ébola, dimitiré; tengo la vida resuelta" Javier Rodríguez
¿Qué
prudentes somos mordiéndonos la lengua ante estos agravios? La derecha
franquista, así como los prelados, sin olvidar a los
empresarios, han saltado todas las líneas rojas
de la vergüenza, la moral y el respeto a los ciudadanos. Insultan por doquier y
se encubren los unos a los otros, vitoreados por los medios de comunicación, secuaces del poder económico y
caciquil.
Si alguien
osa recriminar al ejemplar que en la Comunidad de Madrid ostenta el puesto de
servidor del pueblo en la Consejería de Sanidad,
sobre el exabrupto miserable sobre la
enfermera infectada, su respuesta ya está prevista en
el Manual del PP: La frase "Si tengo que dimitir por el ébola, dimitiré;
tengo la vida resuelta", se ha sacado de contexto o quizás no haya sido muy afortunada. Y se acabó.
Un
periodista atrevido e independiente podría pedir
explicaciones para aclarar el contexto y luego determinar si las declaraciones
no llegan a ser desafortunadas o por el contrario son motivos de su propia
dimisión.
Pero este
excelso caballero, puede ser que estuviera hablando de la gripe aviar y la
frase en cuestión no se refería al ébola, sino a las estadísticas
veterinarias, más concretamente a las aves
sacrificadas. Y de dimitir nada porque tiene el apoyo de su clan, de su mafia o
de su casta. Todo un ejemplar de ejemplo ejemplarizante para ejemplaridad de la
ministra Mato y su corte de inútiles
y chulescos faltones.
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