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lunes, 30 de enero de 2012

LOS "TRANSICIONALISTAS" AMANTES DE LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA



ÁNGEL NAVARRETE

Por Pedro Taracena

Esta palabra no tiene cabida en la Real Academia Española, pero bien podía pasar por el sustantivo al cual se le adjudica la acción de transitar. Y ubicándonos en la Transición española, dícese de los españoles que aceptaron el paso de la dictadura a la democracia, sepultando la Memoria Histórica y pactando una Constitución que dejó impunes los crímenes del franquismo. Los vencedores de la Guerra Civil, celebraron su victoria durante 36 años. Homenajearon (beatificando  y canonizando) a sus  muertos que eran Caídos por Dios y por España, en la Santa Cruzada. Para construir la Transición los franquistas  pusieron los escombros de la dictadura, los demócratas y republicanos, que perdieron la guerra y fueron represaliados por el régimen despótico de Franco, pusieron la argamasa y así quedó constituido el nuevo edificio del Estado. Un sepulcro blanqueado sobre las fosas del genocidio. Los partidos políticos, los medios de comunicación, los tres poderes del Estado, el ejército, la policía, la Corona y el resto de las instituciones nacionales y nacionalistas, han ido creando un tejido social transicionalista. La equidistancia mantenida por el Gobierno saliente y el entrante, ante hechos como el proceso al juez Garzón, demuestra la perversidad de aquel pacto para ahogar los delitos cometidos de lesa humanidad. Otro pacto nefasto entre el PSOE y el PP mutiló el principio de Justicia Universal. Hecho que demuestra la corrupción de nuestra democracia; creando una malla de insensibilidad en nuestra sociedad. Este principio de universalidad que en España propició que un juez persiguiera por sus crímenes a Pinochet, allí donde se hallara, ahora se encuentra en entre dicho, a pesar de que este principio universal, en sí mismo será difícil que se pueda quebrantar. Han pasado 37 años de la muerte del sátrapa y la diferencia política entre los dos grandes partidos, así como entre todos los medios de comunicación, apenas se apartan del pensamiento único. Como dice el catedrático Vicenç Navarro: “Uno de los problema que tiene la democracia española es la escasa diversidad ideológica de sus medios”. En estos últimos años, la desidia de los socialistas abandonando la socialdemocracia, y el pleno vigor del pacto que echó sus raíces en el franquismo: la Iglesia, el capital (organizaciones empresariales) y el Partido Popular, han propiciado seducir al pueblo español y entregarse en brazos de sus propios enemigos naturales. En 2012 hemos emprendido un camino que no conduce a ninguna parte. No obstante, el más torpe de los observadores, con meridiana claridad se dará cuenta de que aún queda gente en España que no se ha olvidado del sepulcro blanqueado, con la podredumbre del pasado y el hedor a injusticia e impunidad. Hay un solo medio, PÚBLICO, que habla a la gente con  el idioma de la verdad, y también algunos partidos políticos minoritarios, siempre reivindicativos y con vocación republicana. No obstante, hay un colectivo que masivamente sale a la calle para apoyar a un juez que está acusado de prevaricador por haber intentado abrir la primera fosa del sepulcro blanqueado. Un sepulcro demasiado grande, tan grande como la inconsciencia  que ostentan los transicionalistas.

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