El personaje alegórico de LA REPÚBLICA tiene cuerpo de mujer y de hombre
Muchos militantes y simpatizantes del
PSOE hemos pasado demasiados años mirando hacia otro lado, ante los
errores políticos ocasionados por su obstinada alianza con los franquistas. Unas
veces para evitar un pronunciamiento militar, que al final no se evitó. Otras para no
soliviantar a la derecha nostálgica. Y siempre utilizando la escusa de
una involución inminente.
Desde 1978 año de la Constitución Española hasta
nuestros días, no seré yo quien determine hasta cuando debió de prolongarse
la tregua implícita otorgada a los franquistas. Pero quizás los líderes socialistas
sí sepan exactamente cuándo debían de haber dicho
¡basta! a las concesiones dadas a los cómplices necesarios de la dictadura.
Estos errores han persistido sucediéndose
en el tiempo y sus consecuencias han llegado hasta nuestros días. Es posible que la enumeración de estos errores por este orden un tanto aleatorio,
no se hayan producido en el mismo devenir cronológico. Pero vuelvo a insistir en que los responsables históricos de haberlos cometido o no haberlos evitados, sí que los ubicarían en su momento oportuno. Con la Constitución en la mano
y 35 años de vida democrática, las prevenciones de antaño ya no tienen ahora espíritu democrático. Como estos
errores son corregibles en un futuro, los denominaremos asignaturas pendientes:
- Denuncia de
los Acuerdos entre el Reino de España y la Santa Sede, que desde su concepción han sido contrarios a la
Constitución de 1978.
- Establecimiento
de una ley que condene la dictadura y que sea tipificado como delito hacer
apología del
franquismo. Como valor constitucional.
- Restaurar el
principio de Justicia Universal, mutilado con el acuerdo entre PP y PSOE,
para evitar perseguir los delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra, de países como EEUU, China e Israel,
siempre que no esté implicado algún español.
- Sacar de la
Constitución la
limitación del
déficit público,
impuesto por Alemania cuando en este país no se ha llevado a cabo este precepto. Perder
soberanía en aras de
no ganar nada, es un atentado a nuestra Carta Magna y a los derechos de
los españoles.
- Abordar la
reforma de la ley electoral porque el sistema actual fue pactado para
reducir el acceso de los comunistas, concesión hecha en su día a los franquistas. La falacia de que este sistema
facilita la gobernabilidad ya no es válido.
- Que una ley
haga prometer o jurar al rey Juan Carlos I la Constitución de 1978, reniegue del franquismo y
condene la dictadura. Y que la monarquía constitucional reconozca que ostenta la misma
legitimidad que tuvo la República.
- Retomar el
tema de la ley de libertad religiosa conforme con la a confesionalidad del
Estado.
La derecha franquista ha demostrado
durante todo este periodo constitucional, que no está dispuesta a renunciar a todo aquello que considera
de su propiedad. España es de aquellos que
ganaron la guerra, implantaron la dictadura y administraron España como su botín de guerra. Nunca reconocerán que la República fue legítima como lo es la Constitución monárquica. La unidad
de España de tinte franquista es tan inamovible como lo es el
Credo de Nicea. El eslogan de ESPAÑA UNA GRANDE Y LIBRE ¡ARRIBA
ESPAÑA Y VIVA FRANCO!
Aunque guardan las apariencias con su máscara democrática, el espíritu lo mantienen vivo. El maridaje Iglesia-Estado y
la alianza trono-altar han quedado patente en esta legislatura, con leyes
dictadas desde las catedrales y las sacristías. Es preciso romper el paradigma que desde el asalto a la República mantienen la derecha y los obispos. El
paradigma que se inició con el golpe de
estado que se disfrazó de Santa Cruzada
de Liberación Nacional,
continuó con la implantación de un estado confesional perpetuándose hasta nuestros días el
nacionalcatolicismo. La derecha ha demostrado que puede gobernar bajo la máscara de la Constitución, decretando leyes con el espíritu del franquismo. La derecha y el mismo Rey mantienen un perverso
equilibrio entre la ausencia de condena de la dictadura y la aceptación de la Constitución.
Se obliga a “todos” los diputados que
juren o prometan nuestra Carta Magna, sin embargo el Rey en virtud de una
hipotética tradición ancestral, no
la puede jurar porque ya juro las leyes franquistas, y por lo visto un monarca
español no puede jurar dos veces… Solamente la izquierda y
el PSOE pueden romper este paradigma viciado desde su origen. La posible
pérdida de votos del PP, se puede escorar hacia UPYD por su ambigüedad y falsa
equidistancia entre la izquierda y la derecha. Por el otro extremo creciendo IU
puede estar albergando el desencanto socialista. El PSOE si sigue con esta
postura política tan pusilánime, puede quedar como minoría sin ningún significado político, lo cual no sería de extrañar. En su pecado
llevará la penitencia pero los paganos seremos los que les
dinos tradicionalmente nuestra confianza.
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