Por Pedro Taracena
Si quedaba alguna duda de que el Gobierno
es el legítimo heredero del franquismo, el contenido de la nueva Ley de Seguridad
Ciudadana, firma y rubrica, su impunidad, defensa y protección. Queda inmune
todo aquel que haga por acción u omisión cualquier apología del franquismo y
de sus símbolos. Por acción, el ostentar
sus pompas y sus obras y por omisión no condenar el genocidio, el golpe de estado, la guerra civil
provocada y la dictadura sanguinaria. Este es el verdadero crimen de la Santa Transición.
Me hago eco de las palabras de Julio
Anguita cuando pasa por el cedazo de la Constitución de 1978, las políticas practicadas por los reyes, condes, duques, marqueses y barones
de la Transición, y demuestra que
su conducta está más cerca de ladrones, usureros, inmorales, caciques y corruptos,
que del pueblo que constituye el objeto y sujeto del primer artículo de la Carta Magna: “España se constituye en una Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores
de su ordenamiento jurídico la libertad,
la igualdad y el pluralismo político”. El Gobierno y los secuaces que le respaldan y
le votan, protegen, respetan y admiran más al franquismo y su padre fundador, que el espíritu y la letra de la Constitución. Aunque se hayan convertido de forma permanente en sus
más falsos e hipócritas voceros y defensores.
El grado de corrupción en España y la quiebra de la moral política es de tal calibre que el desprestigio internacional es patente. Aunque
seamos fieles lacayos de la perversa e inmoral troika. El Gobierno en su amoralidad se olvida que los logros de
los derechos humanos en Europa, solamente se están malogrando por la criminal crisis en España y en los países del sur económico. Y sin
embrago, la Europa del centro y del norte ni han modificado sus constituciones,
ni han abolido el Estado del Bienestar.
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