Por Pedro Taracena Gil
La puesta en escena de la reforma laboral del Partido Popular, ha desencadenado una serie de eventos inevitables e imparables. En estos días los empresarios ya están liquidando el excedente de mano de obra que les desequilibraba sus beneficios. Como consecuencia, está aumentando el paro. Los empresarios mantendrán esta política mientras sus beneficios no sean los deseados. Los emprendedores, protagonistas de una buena parte de la reforma laboral, no pueden crear empresas porque el crédito está cerrado. Con el paro creciendo, el consumo disminuye y las ventas bajan y los empresarios reducen más sus plantillas, cerrando así este círculo perverso. La investigación y el desarrollo, se han caído de todos los presupuestos, y esto garantiza el retroceso más absoluto. La banca, el capital especulativo, no le interesa invertir en producción que haga crecer la economía capaz de crear empleo. El buque insignia de este sector es el IBEX-35. Es decir, las 35 empresas españolas que obtienen sus ganancias en la especulación, en los paraísos fiscales o en países emergentes. Rajoy ha contraído un matrimonio eclesiástico, es decir indisoluble, entre las derechas y la patronal. El triángulo de siempre: la Iglesia, el capital, los caciques. Pero si sigue con fe ciega el dictamen de París y Berlín, a no muy largo plazo va pagar caro su fidelidad. Es posible que los socialistas franceses se descuelguen del este eje perverso. Alemania ya no será la misma. Pero lo más importantes es que Rajoy seguirá teniendo en sus espaldas, cinco millones crecientes de parados. Aunque una de las facetas de esta hipocresía es que el 20% de economía sumergida le salve de un estado de pre revolución. No una revolución al uso, sino una nueva revolución a la altura del siglo XXI. Cuanto más persiga a los sindicatos y al 15-M, más se agravará la situación. Podemos añadir otra señal inequívoca, al PSOE que se le había caído la O de obrero, ya está haciéndose hueco entre las siglas de la izquierda, de los trabajadores con conciencia de clase. Me gustaría que estas líneas no tuvieran rastro de verosimilitud. Pero la realidad es terca y un partido con identidad fascista, aunque en su versión española (Fraga era falangista); homologado con el franquismo más rancio, aunque los homenajes a Fraga intenten borrar su pasado, no está preparado para dar una solución que pretenda alinear a España con la Europa democrática. Que pilotó la Reforma de Lutero y la Revolución Francesa. Mientras, el PP hace de su hipocresía virtud, y sigue anclado en la alianza trono-altar, en la persecución a los sindicatos, en el pacto vergonzoso con el explotador del trabajador y en la mentira como estrategia. Ah, yo también estuve en la manifestación.
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