Por Pedro Taracena Gil
Me asiste la suficiente
fuerza moral para dirigirme a Rajoy como al más embustero de los presidentes
que de España han sido. No le califico de mentiroso, porque sus mentiras van
disfrazadas con artificios perversos, es decir, con embustes. Aseguró que el Gobierno
socialista congeló las pensiones pero que él iba a subirlas para recuperar el poder
adquisitivo. Cínicamente se apoyaba en una debilidad del PSOE para edificar su
gran falacia. Cuando la inflación era superior al 2% anunció un aumento del 1% para
2012. Cuando ya se ha cobrado la pensión
de enero, nos anuncia que nos sube el IRPF. En mi caso 2.07% más. Como
resultado en febrero cobraré 6.51 € menos que en diciembre, mil de las antiguas
pesetas. ¿Dónde está la recuperación del poder adquisitivo de las pensiones? La
secuencia de esta política define perfectamente los embustes mantenidos. Más
aún, la estrategia de la hipocresía. La política del Partido Popular se ha
instalado hace mucho tiempo en la “vida en la mentira”, que explica Václav
Havel en su libro El poder de los sin
poder. El mantener que estas subidas de impuestos están justificadas
por la herencia envenenada recibida,
toma parte de la misma falacia. Lamento como demócrata que hayamos dado un
poder absoluto a un partido que lejos de condenar la dictadura, se jacte de la legítima
herencia recibida. Homenajeando a su fundador por los méritos contraídos en la Transición.
Cuando Fraga militaba bajo la máscara de demócrata. Ocultando su pasado franquista.
No sólo está instalado en la “vida en la mentira”, el Gobierno y el partido que
le jalea, sino sus secuaces que son muchos. Los empresarios, los especuladores,
la Iglesia, casi todos los medios de comunicación y muchos políticos
pertenecientes a siglas progresistas que, sin embargo aún militan bajo la
amnesia de la inmodélica Transición.
Los manifestantes en la calle, los parados, los sindicatos, los trabajadores de
Educación y Sanidad, así como los funcionarios y los pensionistas, todos, somos
los equivocados. Pero nosotros aunque nos consideren como “el enemigo”, somos
partidarios de la “vida en la verdad”. No tardaremos muchos meses en contemplar
cómo este edificio de la falsedad y la mentira, que el Gobierno está construyendo,
caerá sobre sus cabezas. Y las víctimas seguiremos siendo el pueblo. Es lamentable que trate de predicar las bondades de
sus reformas, porque están avaladas por las instituciones europeas, mundiales y
hasta por Barack Obama. Todos estos personajes son lobos de su misma camada. Adoradores del mismo y único becerro de oro. Dogmáticos del
pensamiento único. Especuladores, usureros y clientes asiduos y preferentes de
los paraísos fiscales. Terroristas del Estado del bienestar. Rojoy se ha creído
sus propias mentiras, hasta tal punto, que está convencido que ya tiene un
lugar entre los grandes del mundo. Y lo que es más grave, sigue culpando a Zapatero
de todo y olvidando la dimensión de la burbuja
inmobiliaria hispánica. Este señor es tan parco en reflejos que no se da cuenta
de que la gente va a seguir en las calles y que la policía no está para
aplastar las protestas. Mientras él gobierna
como Dios manda, su vicepresidenta repite como un papagayo el misal
aprendido en los maitines del Génova.
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