Que dijera Rubalcaba
Transparencias (III) CARLOS MIGUEL MARTÍNEZ
Fundador del grupo La Colmena
Breve
ensayo sobre la toma de conciencia
Por Pedro Taracena Gil
El pueblo en el sentido más
pleno de la palabra, está en una de las encrucijadas más graves de la historia
reciente de la humanidad. Tanto en el primer mundo civilizado como en los
países emergentes. Sin olvidar el peor de los mundos como puede ser el
africano, y prestando especial atención a las nuevas democracias que están
surgiendo de la primavera árabe. Pero
descendiendo a nuestro país y dentro de la Unión Europea, el panorama para los
pueblos es desolador. La dictadura de las oligarquías del fraude, la
corrupción, la usura, el fraude fiscal, la economía sumergida, los paraísos
fiscales y la especulación, han contaminado la vida pública, política y
económica del continente. Fuerzas llamadas democráticas pertenecientes a la
opción única, pensamiento único y política única, es decir el liberalismo
económico, que lejos de propiciar el estado del Bienestar, lo destruyen;
sirviendo al nuevo becerro de oro del
siglo XXI. Sin más dilación pongamos nombres y apellidos a estos mercados de la perversión: Partido
Popular Europeo, es decir las derechas enemigas del pueblo. Sí, enemigos de la
sociedad, de los sindicatos, de los derechos sociales, de lo público, de la
solidaridad, la justicia y el derecho al trabajo. Enemigos de la dignidad
humana en una palabra. Estos enemigos han impuestos graves castigos a países
enteros como: Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España. De una forma u otra,
por un motivo o por otro, aquellos que causaron la crisis económica, financiera
o de la deuda soberana, son los mismos que ahora ejercen todo su despotismo
cruel sobre los más débiles, que aunque hubieran tenido voluntad de crearla,
jamás hubieran tenido en sus manos la posibilidad de hacerlo. El pueblo contra
el capital. David contra Goliat. La banca contra el trabajo. Los especuladores
contra el derecho a una vivienda. Es verdad que el pueblo a través de su
derecho al voto, es el que ha propiciado que sean ellos y no otros, los que nos
lleven ahora a nuestra propia ruina. Esta es la gran paradoja que a nadie le
está interesando analizar. Es más, cuando se les critica por la nefasta
política que nos imponen, lo rechazan asegurando que es el pueblo soberano quien
lo ha decidido. El pueblo ahora es un
pueblo inseguro, aterrado, con pánico a perder los logros obtenidos. Viene de
ser un pueblo que vivía de las migajas que el espejismo de la burbuja
inmobiliaria, financiera y automovilística, le proporcionaba. Pero para los que
propiciaron ese desarrollismo desenfrenado, el espejismo era una realidad. Ahora
en lugar de estar en la cárcel están cobrando sus réditos. Como resultante
somos un pueblo sin conciencia de clase, sin opción ideológica y añorando el
Estado del Bienestar que se esfuma ante nuestra impotencia. Pero aunque aún no hemos
tocado fondo en nuestras miserias, el
pueblo está muy bien manipulado. La derecha europea es fuerte y tiene el poder
político que ahora ha cedido terreno al poder económico. Éste y no otro es el
verdadero poder omnímodo. Tiene a su servicio unos medios de comunicación
sostenidos por la misma interesada oligarquía económica. Las redes sociales sólo tienen la palabra,
pero la palabra no es suficiente. Este poder perverso ha conseguido
desprestigiar a los sindicatos, dejando desarmado al pueblo en su flanco
laboral. El movimiento 15- M, Democracia Real ¡Ya! Es una amalgama de complejos
y prejuicios que le conduce a ser un movimiento heterogéneo. Y con tal
desunido. Sin organización y lejos de ofrecer una fuerza política y de cambio. La
toma de conciencia del aquí y ahora, ha de ser individual de cada ciudadano.
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