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miércoles, 28 de marzo de 2012

“ROMA NO PAGA TRAIDORES”




Por Pedro Taracena

Los tres emisarios, Ditalkón, Áudax y Minuros, se convirtieron en sicarios traicionando a Viriato, y una vez ejecutado el crimen, exigieron al cónsul Cepión el dinero pactado. Respondiendo éste que: “Roma no pagaba traidores”. En la actualidad hay quienes mantienen la posición de que hoy en España, el poder no paga traidores. Es posible que ahora la traición se page en  base al tráfico de influencias. Fomentando estómagos agradecidos o poniendo  precio a la adhesión incondicional y la adulación al poderoso. No solamente al poder político sino también al poder del capital y al poder empresarial. Situándonos en el terreno laboral, hoy estamos ante la convocatoria por parte de los sindicatos de una huelga general. Derecho fundamental recogido en la Constitución. La población laboral se divide en empresarios, autónomos y trabajadores por cuenta ajena.
 Ante una huelga general, la reacción de la derecha y los empresarios por su propia naturaleza tienden a descalificarla, denominándola peyorativamente como huelga política.
Una vez convocada, el Gobierno, sobre todo si es de derechas como sucede en la actualidad, tratará de reventar la huelga en la definición de los servicios mínimos; apelando a la protección del derecho de aquellos que quieran ejercer el derecho al trabajo. En este caso el Gobierno hace lo imposible, no para proteger tal derecho, sino para que el  empresario salga lo menos perjudicado y los sindicatos mermados en su credibilidad. Los empresarios, por su parte, tejen una serie de artimañas para reventar la huelga presionando y chantajeando a los trabajadores, con argucias para minimizar los efectos del derecho de huelga. Recuperando ese día en sábado o aumentando las horas de trabajo a lo largo de los días siguientes. Permutando la jornada de huelga por un día de vacaciones. En el caso de jefes o cuadros de la compañía, se les argumenta que son empresa y no pueden hacer huelga. En otras situaciones más esperpénticas todavía, los trabajadores más leales han pernoctado el día anterior en las instalaciones de la empresa, para evitar la violencia de los piquetes informativos. Éstos son demonizados por ser violentos e impedir que quien lo desee pueda acudir al trabajo libremente. La falacia está servida. La perversión del empresario la ejerce con guante blanco, sin dejar huella. Aunque la huelga es una herramienta extrema,  que la Constitución pone en manos de las trabajadoras y trabajadores, éstos no están en igualdad de condiciones en relación con sus detractores y adversarios: el Gobierno y los empresarios. El ejercicio de huelga a no pocos trabajadores les cuesta caro, no solamente porque les descuenten la jornada, sino porque queda un estigma en su expediente para ser ejecutado en épocas más propicias, cuando no se pueda asociar el castigo-venganza con la fecha de la huelga.
 A nivel personal, después de trabajar 45 años, es la primera vez que puedo ejercer  con libertad mi derecho a la huelga, como estudiante en la universidad pública, sin miedo a represalias.
Porque es curioso que la universidad siendo  de titularidad pública y todos sus miembros docentes, trabajadores por cuenta  ajena, decidan ir a clase; dejando en libertad a los alumnos para hacer o no hacer la huelga. Me he expresado mal porque lejos de ser una curiosidad, es una connotación colaboracionista y cómplice con el Gobierno para reventar en lo posible la huelga. La sombra de la traición a la clase trabajadora es patente, porque en este caso las diferencias con la empresa privada son manifiestas, y sin embargo los profesores están homologados con los intereses del PP y la patronal. Dependientes del Gobierno en este caso de derechas. Una vez situados en la jornada de huelga general, igual que a los piquetes se les trata de descalificar por ir en contra de la libertad del ciudadano para ir al trabajo, surge el perfil del esquirol. Ambos pueden tener su aspecto atenuante. El piquete puede extralimitarse o no en la información. Y el esquirol puede actuar bajo una coacción insoportable o adherirse si pertenece a un sindicato amarillo. Porque no todos los trabajadores tienen madera de líder o de mártir. Aunque el derecho de huelga costó sangre a lo largo de la historia de la humanidad. Pero abundado en la figura del traidor o del esquirol, hay una infinidad de variantes, aquí adelanto algunas de ellas:
 Los bien pagados, los estómagos agradecidos, los aduladores ideológicos al margen del dinero, y los que siendo trabajadores por cuenta ajena hacen suya la causa del patrón.
Podemos determinar en estos días previos a la huelga general, quiénes se han convertido en profesionales bien remunerados por aquellos que ostentan el poder económico, empresarial o mediático. Dicho de otro modo, quiénes en un momento de su vida profesional, les pueden responder ante sus reivindicaciones por los servicios prestados en contra de sus propios compañeros, que: “Roma no paga a traidores”. Este colectivo lo forman muchos de los trabajadores por cuenta ajena en los medios de comunicación. Basta con ver la televisión en todos sus programas de tertulias, analistas y entrevistas. En la prensa escrita con más regodeo si cabe, a través de auténticos francotiradores de los dardos ideológicos contrarios a los trabajadores, teóricamente sus compañeros. Ante la huelga tres bloques están enfrentados a los sindicatos y los trabajadores: En primer lugar las fuerzas políticas de derechas, todas, incluyendo nacionalistas catalanes, vascos y demás formaciones periféricas. El Gobierno y todas las Comunidades Autónomas del Partido Popular. En segundo plano pero en estrecha confabulación con el Partido Popular, la patronal en todos sus estratos. Y en tercer lugar, los medios, aunque es la primera y más eficaz de las armas. Están incondicionalmente al servicio del Gobierno para desprestigiar la huelga general. Apoyando y ofreciendo cobertura logística de los medios de comunicación privados y públicos a la estrategia de la derecha y la patronal. Todos. Con Público se fue la única prensa independiente y libre que había en España. Es fácil sentir vergüenza ajena al contemplar cómo la entrevistadora o el comentarista político de turno,  torpedean a los sindicalistas, con preguntas que están en el guión que sus jefes han puesto en sus manos.
 Estos trabajadores por cuenta ajena están alineados con el pensamiento único, a sabiendas que ellos son los afectados y perjudicados por la reforma laboral, como trabajadores que son.
Traidores a su conciencia de clase o solo esquiroles el día de la huelga. Quizás cobardes bien pagados, que tampoco tiene vocación de héroes. Pero hay profesiones que no pueden servir a dos señores. La prostitución de los medios de comunicación sobrepasa la telebasura y al gran hermano. Cuando el poder se niegue a pagar a los traidores, quizás, sea demasiado tarde. Mientras no se tomen medidas para crear el primer puesto de trabajo neto, algo huele a podrido en el Reino de España.


¡¡¡SOS CON EL MODELO ALEMÁN!!!!



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