Los tres emisarios, Ditalkón,
Áudax y Minuros, se convirtieron en sicarios traicionando a Viriato, y una vez
ejecutado el crimen, exigieron al cónsul Cepión el dinero pactado. Respondiendo éste que: “Roma no pagaba traidores”. En la actualidad hay quienes mantienen la
posición de que hoy en España, el poder no paga traidores. Es posible que ahora
la traición se page en base al tráfico de influencias. Fomentando
estómagos agradecidos o poniendo precio a
la adhesión incondicional y la adulación al poderoso. No solamente al poder
político sino también al poder del capital y al poder empresarial. Situándonos en
el terreno laboral, hoy estamos ante la convocatoria por parte de los
sindicatos de una huelga general. Derecho fundamental
recogido en la Constitución. La población laboral se divide en empresarios,
autónomos y trabajadores por cuenta ajena.
Ante una huelga general, la reacción de la
derecha y los empresarios por su propia naturaleza tienden a descalificarla,
denominándola peyorativamente como huelga
política.
Una vez convocada, el
Gobierno, sobre todo si es de derechas como sucede en la actualidad, tratará de
reventar la huelga en la definición de los servicios
mínimos; apelando a la protección del derecho de aquellos que quieran
ejercer el derecho al trabajo. En este caso el Gobierno hace lo imposible, no
para proteger tal derecho, sino para que el
empresario salga lo menos perjudicado y los sindicatos mermados en su
credibilidad. Los empresarios, por su parte, tejen una serie de artimañas para
reventar la huelga presionando y chantajeando a los trabajadores, con argucias para
minimizar los efectos del derecho de huelga. Recuperando ese día en sábado o aumentando
las horas de trabajo a lo largo de los días siguientes. Permutando la jornada
de huelga por un día de vacaciones. En el caso de jefes o cuadros de la
compañía, se les argumenta que son empresa y no pueden hacer huelga. En otras
situaciones más esperpénticas todavía, los trabajadores más leales han pernoctado el día anterior en
las instalaciones de la empresa, para evitar la violencia de los piquetes informativos. Éstos son
demonizados por ser violentos e impedir que quien lo desee pueda acudir al
trabajo libremente. La falacia está servida. La perversión del empresario la
ejerce con guante blanco, sin dejar huella. Aunque la huelga es una herramienta
extrema, que la Constitución pone en
manos de las trabajadoras y trabajadores, éstos no están en igualdad de
condiciones en relación con sus detractores y adversarios: el Gobierno y los
empresarios. El ejercicio de huelga a no pocos trabajadores les cuesta caro, no
solamente porque les descuenten la jornada, sino porque queda un estigma en su
expediente para ser ejecutado en épocas más propicias, cuando no se pueda
asociar el castigo-venganza con la fecha de la huelga.
A nivel personal, después de
trabajar 45 años, es la primera vez que puedo ejercer con libertad mi derecho a la huelga, como
estudiante en la universidad pública, sin miedo a represalias.
Porque es curioso que la
universidad siendo de titularidad
pública y todos sus miembros docentes, trabajadores por cuenta ajena, decidan ir a clase; dejando en libertad
a los alumnos para hacer o no hacer la huelga. Me he expresado mal porque lejos
de ser una curiosidad, es una connotación colaboracionista y cómplice con el
Gobierno para reventar en lo posible la huelga. La sombra de la traición a la clase trabajadora es
patente, porque en este caso las diferencias con la empresa privada son
manifiestas, y sin embargo los profesores están homologados con los intereses
del PP y la patronal. Dependientes del Gobierno en este caso de derechas. Una
vez situados en la jornada de huelga general, igual que a los piquetes se les
trata de descalificar por ir en contra de la libertad del ciudadano para ir al
trabajo, surge el perfil del esquirol. Ambos pueden tener su aspecto atenuante.
El piquete puede extralimitarse o no en la información. Y el esquirol puede
actuar bajo una coacción insoportable o adherirse si pertenece a un sindicato amarillo. Porque no todos los
trabajadores tienen madera de líder o de mártir. Aunque el derecho de huelga
costó sangre a lo largo de la historia de la humanidad. Pero abundado en la
figura del traidor o del esquirol, hay una infinidad de variantes, aquí
adelanto algunas de ellas:
Los bien pagados, los
estómagos agradecidos, los aduladores ideológicos al margen del dinero, y los
que siendo trabajadores por cuenta ajena hacen suya la causa del patrón.
Podemos determinar en estos
días previos a la huelga general, quiénes se han convertido en profesionales
bien remunerados por aquellos que ostentan el poder económico, empresarial o
mediático. Dicho de otro modo, quiénes en un momento de su vida profesional, les
pueden responder ante sus reivindicaciones por los servicios prestados en
contra de sus propios compañeros, que: “Roma no paga a traidores”. Este
colectivo lo forman muchos de los trabajadores por cuenta ajena en los medios de
comunicación. Basta con ver la televisión en todos sus programas de tertulias,
analistas y entrevistas. En la prensa escrita con más regodeo si cabe, a través
de auténticos francotiradores de los dardos ideológicos contrarios a los
trabajadores, teóricamente sus compañeros. Ante la huelga tres bloques están
enfrentados a los sindicatos y los trabajadores: En primer lugar las fuerzas
políticas de derechas, todas, incluyendo nacionalistas catalanes, vascos y
demás formaciones periféricas. El Gobierno y todas las Comunidades Autónomas
del Partido Popular. En segundo plano pero en estrecha confabulación con el
Partido Popular, la patronal en todos sus estratos. Y en tercer lugar, los
medios, aunque es la primera y más eficaz de las armas. Están incondicionalmente
al servicio del Gobierno para desprestigiar la huelga general. Apoyando y ofreciendo
cobertura logística de los medios de comunicación privados y públicos a la
estrategia de la derecha y la patronal. Todos. Con Público se fue la única
prensa independiente y libre que había en España. Es fácil sentir vergüenza
ajena al contemplar cómo la entrevistadora o el comentarista político de turno,
torpedean a los sindicalistas, con
preguntas que están en el guión que sus jefes han puesto en sus manos.
Estos trabajadores por
cuenta ajena están alineados con el pensamiento único, a sabiendas que ellos
son los afectados y perjudicados por la reforma laboral, como trabajadores que
son.
Traidores a su conciencia de
clase o solo esquiroles el día de la huelga. Quizás cobardes bien pagados, que
tampoco tiene vocación de héroes. Pero hay profesiones que no pueden servir a
dos señores. La prostitución de los medios de comunicación sobrepasa la
telebasura y al gran hermano. Cuando el poder se niegue a pagar a los
traidores, quizás, sea demasiado tarde. Mientras no se tomen medidas para crear
el primer puesto de trabajo neto, algo huele a podrido en el Reino de España.
¡¡¡SOS CON EL MODELO ALEMÁN!!!!
¡¡¡SOS CON EL MODELO ALEMÁN!!!!
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