¡Viva
La Pepa!
Por Pedro Taracena Gil
No todo el mundo sabía el origen
de esta exclamación. Hace 200 años que se promulgó la Constitución de las
Cortes de Cádiz, un 19 de marzo festividad de San José; siendo éste el origen
del sobrenombre de La Pepa.
Este acontecimiento marcó un
hito en la historia liberal de España. Se afianzaba la soberanía nacional por
encima de la tutela real. Y enarbolaba la bandera de la libertad por encima de
la tiranía que sometía al pueblo. Cuando ahora voceros de la derecha aplauden en
el segundo centenario de la Constitución de Cádiz; haciéndose pasar por
defensores del liberalismo, es preciso desenmascarar su hipocresía. El liberalismo
defendido por el texto constitucional de 1812, nada tiene que ver con el
neoliberalismo económico, antidemocrático y tiránico, doctrina en la cual se ha
instalado el Partido Popular y sus secuaces en Europa. Por principio lejos de
ser defensores de la libertad, por el contrario, son detractores de ella. Y
además, entienden la libertad como un derecho exclusivo del que más tiene, sin
que el Estado intervenga para regular sus derechos y evitar su despotismo
laboral. Cada vez que un político de derechas se acerque a este segundo
centenario, se sumerge en un baño de hipocresía. Al PP la Constitución Liberal
de 1812 y la Constitución Española de 1978, son trajes que le vienen grandes.
También es preciso recordar
que La Pepa es una constitución
monárquica, aunque los poderes del rey están limitados por la soberanía de la
nación. Y fue Fernando VII, el monarca que se convirtió en rey
constitucional. Pero por mucho que Juan
Carlos I miembro de la Casa de Borbón, se adhiera al homenaje de la
Constitución de Cádiz de 1812, tampoco podemos olvidar que el rey Fernando VII,
otro miembro de la Casa de Borbón, fue quien anuló la Constitución ahora
homenajeada, e implantó la monarquía absolutista. Con la cual tiranizaba de
mejor manera a los españoles. De igual forma que el PP no es digno de nombrar
la palabra liberalismo en esta efemérides, tampoco el Rey de España debe
excederse en elogios hacia su predecesor en el trono, que se afianzó como
monarca absoluto despreciando la constitución liberal.
Los homenajes deben servir como reconocimiento de la verdad
histórica, no para encubrir o disimular los errores del pasado. Tanto la
monarquía actual como la derecha española, tienen sus raíces en los
acontecimientos sangrientos que comenzaron la nefasta tarde del 17 de julio de
1936. Ambas instituciones están legitimadas por la Constitución de 1978. No
obstante, esto no debiera ser óbice para que ambas condenaran la dictadura y
reconocieran la legitimidad de la Constitución de la II República, tanto como
la Constitución de 1812. De otro modo estos fastos suenan a hueco y se
profundiza un poco, a farsa. Homenajear a La Pepa, manteniendo el franquismo
entre sus filas, es tanto como burlar la sangre derramada de muchos españoles
que dieron su vida por la libertad. Mariana Pineda, una de sus mayores
exponentes.
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