Cristina Cifuentes
EL SEPARATISMO MADRILEÑO AMENAZA LA UNIDAD DE
ESPAÑA
Era lunes 20 de enero, iba para casa, pues era
hora de comer. Antes de llegar, en una esquina cerca de donde vivo vi un pasquín
muy rudimentario tamaño folio con un título muy llamativo. Muy rasgado por el
centro, sólo conservaba el principio y la arenga final. De entrada, sólo me
fijé en parte del título en negrita: "SEPARATISMO"... "UNIDAD DE
ESPAÑA".
Por un instante pensé que se trataba de la
precampaña del partido de extrema derecha y xenófobo, VOX, que ha absorbido la
franquicia de otro tal cual, PLATAFORMA PER CATALUNYA, herederos de Fuerza
Nueva, grupo fascista durante el franquismo que intervino en la matanza de los
Abogados de Atocha. Sin embargo, cuando me detuve a leerlo más atentamente, me
quedé estupefacto. Pues el título completo rezaba así: "EL SEPARATISMO
MADRILEÑO AMENAZA LA UNIDAD DE ESPAÑA"
Me pareció tan insólito y tan inverosímil que no
daba crédito. Tuve que restregarme los ojos. Intenté continuar la lectura a
pesar de las hojas caídas de los árboles que revoloteaban a mi alrededor a
causa de las ráfagas de viento. Lagrimeaba, no podía tener una lectura
sosegada. Era un texto breve, con un lenguaje áspero y rotundo, muy típico del
lenguaje panfletario, lleno de aristas, sin matices. También recuerdo el final.
Todo con letras de molde: "SI EL SECESIONISMO MADRILEÑO CONTINÚA ASÍ SE
PUEDE LLEVAR POR DELANTE A LA MONARQUÍA"
Ese panfleto era tan atípico que pensé
reproducirlo, pero no llevaba el móvil. Pensé que después de comer volvería
para fotografiarlo. Sin embargo, el tiempo empeoró sobremanera, con ráfagas de
viento de más de cien kilómetros por hora, y no volví. Al día siguiente, al
pasar por la esquina, ya no había ningún resto de aquella hoja.
Ese pasquín, tan rudo y estridente en el lenguaje,
sin embargo, me ha hecho cavilar. He tardado diez días en comentarlo con
alguien de confianza. Porque, después de darle muchas vueltas, al margen del
lenguaje descarnado, de hecho, concuerda con lo que hace tiempo yo mismo
pienso; hasta ahora no he tenido el atrevimiento para verbalizarlo. En este
país, unos tienen la fama y otros cardan la lana.
Me vino a la cabeza un personaje del film LA
PASIÓN SECRETA, de JOHN HUSTON, de 1962. El protagonista principal, que
representa a un célebre doctor, confiesa que "la verdad, a veces, se
rebela cabeza abajo".
No voy a descubrir la sopa de ajo, ni darle caldo
dulce al procesismo independentista catalán. Pero sí me gustaría que, aunque
sólo sea de vez en cuando, focalizáramos el análisis político, no sólo en el
obsesivo "problema catalán" que tan rentable es a la derechona, sino
que apuntáramos a la raíz de la gangrena: LA VOLUNTAD DE PODER Y DE PRIMACÍA,
no ya del Estado Español, sino del INDEPENDENTISMO MADRILEÑO. Éste, ha sido tan
hábil que ha parasitado los conceptos de "España", de
"Unidad" y de "Patria", de la misma manera que los
procesistas catalanes han hecho fortuna con su victimismo.
Ya no se trata de que el efecto capitalidad de
frutos obvios y concesiones y maridajes con el alto funcionariado que reside en
Madrid. Yo creo que la cosa va más allá. Empezó a despegar de forma más
desinhibida con el "Tamayazo" y la presidencia de Esperanza Aguirre.
Con la coincidencia en el poder de la Alcaldía y de la Comunidad, los
dirigentes de la derecha española han desarrollado una voluntad de poder
secesionista que cada vez más expresan sin ambages.
Las izquierdas unionistas madrileñas, que
promovieron el "¿Hablamos?" han sido derrotadas y el independentismo
madrileño ha entrado a sangre y fuego. Aprovechando de todas las palancas de
poder que ofrece las grietas del estado de las autonomías, cada cual compitiendo
con/contra las demás. Madrid ha conseguido convertirse en un quasi paraíso
fiscal, mucho más escandaloso que el propio concierto vasco. Si se extiende el
modelo madrileño de subvenciones fiscales, la Hacienda española debería
quebrar. Quizás ni la excepción vasca, cuasi confederada al Estado, gasta tanto
furor segregacionista. No piensan, pues, en la unidad de España, sino en
convertir la capital y la comunidad autónoma de Madrid en la City del Sur de
Europa, similar a la de Londres, que tiene un gobierno específico, al margen de
los vaivenes electorales. Es un poder opaco y ademocrático.
Pero el hecho más significativo de lo que quiero
venir a decir es que Madrid es la gran responsable de ese proceso de
"eucaliptización" de todas las comunidades y territorios que giran en
torno a Madrid en más de quinientos kilómetros a la redonda. La España vaciada
ha tenido como espoleta el separatismo madrileño. Y ese secesionismo madrileño
cuenta con la guardia pretoriana de las togas.
Lo que sucedió en Galicia cuando allí se apostó
por el monocultivo del eucalipto ya se ha reproducido en la estructura política
de España. En 2018, el Comité Científico de Flora y Fauna Silvestre del
Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, ya concluyó que el
"eucalipto debería incluirse en el Catálogo Español de Especies Exóticas
Invasoras".
Parecía que con la obtención de la Alcaldía de
Manuela Carmena se podría frenar electoralmente a la derecha independentista
madrileña, para impedir que prosperara en su intento de secesión de guante
blanco. Sin embargo, por errores propios y también los poderes económicos del
SISTEMA DE LA CASTELLANA, hemos llegado al paroxismo del nacionalismo
madrileñista. Madrid, con la derecha en el timón, ya no será el rompeolas de
todas las Españas, pues con esa actitud propia de los sectores privilegiados,
que han visto en la financiarización de la economía la manera de competir y
conseguir la hegemonía, ahora que el sector industrial ha sido aspirado por la
locomotora alemana y la falta de protagonismo de la otrora emprendedora
burguesía catalana está ahora desinhibidamente ausente del proyecto unitario
español.
La beatería patriotera no es más que un
trampantojo para colar de rondón el embrión para separar Madrid del Estado
español. Considero que eso no es sostenible en el tiempo. Y tampoco es
sostenible que una democracia que pretenda ser de calidad pueda continuar con
unos medios de comunicación tan expuestos al capital extranjero como es la de
la prensa madrileña que, aunque se vanaglorie y se dé golpes de pecho
patrioteros, no es más que la vicaría del capital transnacional...
Dejemos pues el bolero del PROBLEMA CATALÁN, y
pongamos más énfasis en el PROBLEMA MADRILEÑO, porque la concentración de
Instituciones en Madrid no fortalece al Estado, sino sólo a una parte de él que
quiere fugarse para que no se descubra su insolidaridad con las otras
autonomías. Y este Rey, Felipe VI, que tiene el ADN de legitimidad tan
vulnerable, debe tomar nota. No debería tener la residencia en una parte del territorio
que aspira, por la vía de los hechos, a desgajarse del resto de España. Y
también las instituciones democráticas deberían hacer lo propio, y extender sus
sedes por los distintos territorios del Estado Español.
Un episodio tan extravagante como la lectura de un
pasquín pegado a una pared un día de ventolera ha revelado la verdad, aunque se
manifieste boca abajo.
EL SEPARATISMO MADRILEÑO AMENAZA
Editor: Pedro Taracena Gil