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sábado, 31 de enero de 2015

"SÍ, SE PUEDE..." 31 DE ENERO DE 2015


Por Pedro Taracena Gil



Yo he participado en la manifestación de hoy convocada por el novísimo partido político, PODEMOS. Diez minutos antes de que dieran las 12 en el el reloj del Banco de España en Cibeles, punto de partida de la cabecera de la manifestación, la gente ya ocupábamos la Puerta de Alcalá, y la calle de Alcalá hasta la Puerta del Sol. La calzada estaba saturada de manifestantes, no obstante, las calles aledañas me permitieron llegar a Sol para comprobar que la plaza donde tuvo lugar el arranque del 15-M, también , estaba llena de público que venidos de los cuatro puntos cardinales desembocaban en el Kilómetro Cero de España. En mi particular manifestación evoqué aquel 14 de abril que mi padre me contó cómo vivió él siendo adolescente la proclamación de la República. Sin duda mis emociones acreditan que yo, también, estaba viviendo una jornada histórica. Ya nada será igual para la tiranía del poder económico y el secuestro de la soberanía nacional.

SÍ, SE PUEDE...

DEMOCRACIA REAL... ¡YA!

NO NOS REPRESENTAN...

El ministerio del Interior y la Delegación del Gobierno de Madrid, presos de pánico, han blindado el Congreso de los Diputados, cortado el acceso a todas las calles que rodean el palacio. Una manifestación como la de hoy, jamás asaltaría el palacio donde reside la soberanía nacional. Si en su día alguien quiso acercarse el palacio de la Carrera de San Jerónimo, fue porque el pueblo percibía que sus representables les habían dado la espalda como así se está demostrando. Al final del año 2015 las gentes que hoy hemos salido a las calles, tomaremos de forma democrática el Congreso de los Diputados. Para entonces este ministro ya estará en funciones, y el nuevo Gobierno tendrá que restablecer los derechos de los españoles, arrancados en nombre de la seguridad, no en nombre de la Constitución.





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viernes, 30 de enero de 2015

ANOCHE SOÑÉ QUE…


Por Pedro Taracena




Anoche soñé que: Luis Bárcenas era un presunto corrupto y que Mariano Rajoy un presunto inocente. En efecto, el tercero de los tesoreros del franquista Partido Popular, está imputado por los célebres papeles  que contienen la presunta contabilidad B del partido de Franco, Fraga y Aznar. Pero es que esos mismos papeles dejan constancia con la misma verosimilitud de que Rajoy y no pocos de sus secuaces, han cobrado en negro a través de sobres que contenían dinero contante y poco sonante porque se hacía en secreto. También soñé que el fiscal no ponía mucho acerbo en acusar a Bárcenas a pesar de ser, arte y parte, en las decisiones económicas del PP. Y que Rajoy y la cúpula de su madriguera de lacayos, presumían de forma gratuita y alocada de la presunción de inocencia y de que todo era mentira menos algunas cosas.



También soñé que el dinero que Luis Bárcenas tiene en uno o en mil paraísos fiscales, de origen incierto, lejos de ser su hijo bastardo es hijo legítimo del partido. El partido de Rajoy tenía abierta en Génova una línea de suculentos ingresos que procedían de empresarios que a cambio de contratos llenaban las arcas de los herederos de Franco. ¿Dónde comienza el conflicto? Cuando una parte importante de ese dinero, el fiel tesorero lo pone a buen recaudo donde Bárcenas sólo es el testaferro del partido. También soñé que Bárcenas demostró en sede judicial con pruebas que incriminaban a los que hasta ahora renegaban de su tesorero.




Llagado el día del juicio, el tribunal sentenció que el dinero que obraba en poder de los bancos en paraísos fiscales era del Partido Popular y Bárcenas era su testaferro, que al final les traicionó. El juez determinó que ese dinero era dinero público y como tal debía de volver a las arcas del Estado. Bárcenas fue juzgado por evasión temporal de capitales y al Partido Popular por  financiación irregular y fueron inhabilitados todos los mandos para ejercer cargo público durante muchos años.

Al despertar me di cuenta de que salvo algunas cosas todo había sido un sueño, pero muy cercano a la realidad. Bárcenas no volverá a la cárcel y Rajoy no será procesado, porque al final triunfará La Casta.


NO, ESTO NO ES UN PACTO DE ESTADO


Por Pedro Taracena Gil

Sánchez confía en cesiones de Rajoy para cerrar el pacto antiterrorista. El acuerdo frente al terrorismo yihadista tendrá una vertiente de cooperación internacional. El PSOE tolera la cadena perpetua para salvar el pacto antiterrorista. Sánchez intentará que Rajoy suavice los aspectos más duros del código.


 Foto: Pedro Taracena

He aquí la perversión de La Casta. Es una falacia que el PP y el PSOE denominen como Pacto de Estado, aquello no lo es. El Estado lo integran todos los españoles representados en el Congreso de los Diputados, no los dos grandes partidos practicando el más rancio caciquismo del bipartidismo del régimen de la Constitución del 78. Ignorar el resto de las sensibilidades tanto parlamentarías como extraparlamentarias, es una falta de democracia y de respeto a la soberanía nacional. A esto lo llaman estabilidad política en lugar de manipulación. A estos arreglos de despacho y a hurtadillas, tampoco, se les debe llamar Pacto de Estado. Pero La Casta ya nos tiene acostumbrados a reformar la Constitución sin contar con el pueblo. La mayor incongruencia la muestra el líder de la oposición que no hace mucho tiempo mostró su rechazo al pacto Rajoy-Zapatero para reformar la Carta Magna, sin que nadie les dijera que esta exigencia no pasaba de una mera recomendación europea. Pedro Sánchez es víctima del mismo ataque de pánico que sufrió José Luis Rodríguez Zapatero, cuando recibió la carta amenazante  de la Unión Europea. Sánchez se ve acosado por varios frentes: el frente del sur y el frente de Podemos. Ambos frentes le llevarán al ostracismo político. La persistencia en mantener el maridaje PP-PSOE traiciona la tradición socialista, republicana y de ética política. Pactar los contenidos que se muestran en el titular de este artículo es un suicidio político y una confirmación de que La Casta es producto de las malas prácticas de la Transición. El excompañero Sánchez está logrando cada día que los españoles que ya no votamos al PSOE, no volvamos a hacerlo jamás. Es patético cuando critica a Podemos y desprecia a Izquierda Unida.


RADICAL


Por Pedro Taracena



Foto: Pedro Taracena Gil

El vocablo RADICAL tiene según la Real Academia Española diez acepciones de diversa naturaleza. Entre todas ellas la cuarta dice: extremoso, tajante, intransigente. Hay países como Italia y Grecia que este término es utilizado como calificativo de una denominación política. Que en este caso la cuarta acepción no les otorga un aspecto peyorativo o negativo. El ser extremoso, tajante o intransigente, en el caso de una organización política constitucional, estos epítetos tienen como objetivo alcanzar la tolerancia cero a favor de los valores como la libertad, la democracia y la justicia. De otro modo no podrían están en la posición de salida en unas elecciones en un país democrático. Y la tercera de las acepciones apostilla: Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático. Pero el colofón se lo otorga la primera de las acepciones: Perteneciente o relativo a la raíz. Tergiversar el término radical, para que se refiera a extremista, anti sistema, demagogo o populista, es quedar en ridículo ante el sentido gramatical, la democracia y la cultura. Y más pueril todavía si se basan en que ya declaran en su propio nombre, radical… Ningún medio se le ha ocurrido aclarar esta elemental semántica. 

Aportaciones gramaticales para no hacer el ridículo.

RADICAL:

1. Perteneciente o relativo a la raíz.

2. Fundamental, de raíz.

3. Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático.

4. Extremoso, tajante, intransigente.

5. Dicho de cualquier parte de una planta: Que nace inmediatamente de la raíz.

6. Perteneciente o relativo a las de las palabras.

7. Se dice de cada uno de los fonemas que constituyen el radical de una palabra.

8. Se dice del signo (√) con que se indica la operación de extraer raíces.

9. Conjunto de fonemas que comparten vocablos de una misma familia.

10. Agrupamiento de átomos que interviene como una unidad en un compuesto químico y pasa inalterado de unas combinaciones a otras.


domingo, 25 de enero de 2015

EL GENUINO FRANQUISMO


Por Pedro Taracena Gil




EL ÁNGEL CAÍDO
FOTO: PEDRO TARACENA GIL

Sí, el Partido Popular es el legítimo heredero de la dictadura del general Franco. La Santa Transición, la Constitución del 78, así como el consenso perverso dejaron impunes el genocidio cometido por el más criminal de los triunviratos: La Iglesia (Nacionalcatolicismo), el Ejército (Traidor y golpista) y Falange Española (Versión hispana del fascismo). Solamente La Casta niega estas  evidencias históricas que cada día son menos insostenibles, tanto para el Rey de España, como para los partidos cómplices de la Transición.





EL YUGO Y LAS FLECHAS

La Convención del PP ha supuesto una manifestación genuinamente franquista. El frente de juventudes, los excombatientes y los militantes del nacionalcatolismo. Fraga mamó de la democracia orgánica, ungido por el caudillo Franco. Y las esencias del ministro de la dictadura fueron esparcidas por Aznar, su insigne acólito, en olor de unas seleccionadas que no selectas multitudes, que aclamaron al nuevo profeta salvador de la patria, Rajoy. Les faltó cantar el Cara al Sol y exhibir la bandera de la dictadura con el lema: ESPAÑA UNA, GRANDE Y LIBRE. Pero aunque hacer apología de la dictadura franquista está lejos de ser delito, el eslogan de Rajoy fue de un franquismo renovado: JUNTOS POR UN GRAN PAÍS y HABLAR BIEN DE ESPAÑA.

Tres perlas cultivadas del franquismo






LOS NEGACIONISTAS DEL GENOCIDIO FRANQUISTA

El PP exhibe en la convención su gobernanza, cometiendo crímenes legales contra la sociedad española en el derecho a la sanidad, derecho a la vida, cercenando el derecho a la educación frustrando a la infancia y la juventud y condenando al exilio a los científicos. Dejando morir a los dependientes carentes de cuidados vitales y medicamentos. Anulando los derechos laborales, creando paro, pobreza, miseria y desigualdad. Aunque el mayor de los crímenes cometidos por el Gobierno y sus secuaces, lacayos y caciques, haya sido LA MENTIRA, apuntalada con embustes y corrupción.


El cuadro del GUERNICA de PABLO PICASSO

En el Bosque de Zilbeti







El cuadro del GUERNICA de PABLO PICASSO

En el Bosque de Zilbeti

viernes, 16 de enero de 2015

ENSAYO SOBRE EL ODIO

INCITACIÓN AL ODIO



Por Pedro Taracena

“Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea”.
“Sentimiento de aversión y rechazo, muy intenso e incontrolable, hacia algo a alguien”

Podríamos encontrar muchas más definiciones y otras tantas acepciones de la palabra odio. Sin embargo, todas ellas tienen un enfoque moral emanado del contexto histórico donde se desenvuelven nuestras conductas, nuestro comportamiento en suma. La influencia moral de la cultura judeo-cristiana es decisoria en su origen, llenándolo de contenido etimológico y semántico. El odio va en contra del mandato divino: Amarás a Dios sobre todas las cosas y amarás al prójimo como a ti mismo. Esta doctrina está diseñada para que la represión del odio se convierta en virtud meritoria. Si te dan una bofetada en una mejilla, mostrarles la otra, para que te la rompan también; devolviendo bien por mal, evitando la satisfacción del agravio y cuidando mucho que la justicia no tenga tintes de linchamiento o de venganza. A pesar de que en los tiempos más primitivos del judaísmo estuviera en vigor la Ley del Talión: Ojo por ojo y diente por diente. El odio se considera como intrínsecamente malo, aunque en las dos definiciones  mencionadas más arriba, marcan alguna diferencia.  En la primera el odio lleva inherente el deseo del mal para el sujeto u objeto odiado. Y en la segunda definición el odio es un sentimiento privado y libre; pudiendo ser activo o pasivo. Solamente tendrá trascendencia si se exterioriza en hechos punibles.





Avanzando en estas consideraciones prisioneras de la tradición religiosa, por qué un sujeto que objetiva o subjetivamente tiene motivos para  odiar, deba reprimirse; cuestionando si realmente este sentimiento se pueda reprimir cuando la prescripción viene dada por una moral divina, interpretada y prescrita por una clase sacerdotal. El odio, el amor, el perdón, la venganza, la ira, la paciencia, la envidia… son cualidades del ser humano. Y la trascendencia de estos estados de ánimo, sólo estarán prohibidos cuando sean castigables por la legitimidad de las leyes civiles, no por las normas morales, ajenas a ellas. Por ejemplo, se puede odiar por envidia o por otras razones a un padre, a un hermano, a un amigo o a un extraño, pero esta digamos emoción, en virtud de qué moral es intrínsecamente mala, aunque se tenga la voluntad de desear todos los males del mundo. Las consecuencias de estos deseos no constituyen una conducta dolosa, mientras estos pensamientos no se traduzcan en hechos delictivos. Y es posible que quien alberga estos pensamientos obtenga cumplida satisfacción en su intimidad.





La madurez de la persona civilizada se irá alcanzando en la medida que se adentre en el mundo del raciocinio. Cuando su comportamiento obedezca al conocimiento obtenido por el uso de la razón. No por la tradición irracional de una moral milenaria dictada por los líderes de una religión. Volviendo a la Ley del Talión, del ojo por ojo y diente por diente, ésta supuso un límite a la venganza. Se llegaba a brazo por brazomano por mano y hasta vida por vida.





En el derecho actual los hechos donde se ha materializado el odio, están sujetos a la justicia y sobre todo con vocación de alcanzar la reinserción del condenado. Una vez situado el odio en la esfera personal y al margen de toda consideración de índole religiosa, su materialización en un acto que merezca  castigo según la ley, se considerará al margen de los sentimientos negativos, que la persona pueda haber tenido o mantenga para siempre. El reo no será condenado por el sentimiento de odio, sino por las consecuencias de haberlo ejecutado  a través de un hecho delictivo. A pesar de estas consideraciones el odio sigue siendo algo a erradicar por ser humano. Se considera que no se puede vivir con tranquilidad de conciencia odiando al prójimo y se le califica como una mala persona. El odio sentido o confesado es algo a reprimir y desterrar. El odio toma parte del mal y la ausencia de odio es el bien. Siempre medido con parámetros morales que no están en los códigos civil o penal. Caín podía haber odiado eternamente a su hermano Abel y sin embargo si no hubiera cometido el crimen, Dios no le hubiera pedido cuentas de su odio fratricida. Salvando las distancias bíblicas, en la vida diaria de una persona hay motivos, unos objetivos y otros subjetivos, que le provocan odio irremediable imposible de evitar. Hay odios que aparentemente se resuelven a través de la aceptación de la culpa y el perdón de la víctima. No obstante, si el agresor no es perdonado por el agredido, el odio persistirá. Pero hay otros casos en el que el ofensor se obstina en el comportamiento que hiere al ofendido, y éste, lejos de perdonarle aumenta la intensidad de su odio. En ambos casos el sujeto ofendido alivia su rencor con la satisfacción que le proporciona su odio permanente. En estas situaciones el conflicto sigue y “cuyo mal desea” también. Siempre que no se exterioricen amenazas verbales que pudieran ser constitutivas de un delito. Además hacen su presencia los prejuicios emanados de la moral popular, ancestral y religiosa. El odio siempre se considera no solamente negativo, sino perverso. Sin embargo, el causante que provoca el odio de la víctima, aunque éste sienta odio también, como es por naturaleza considerado como “el malo”, se acepta como normal que se mantenga en un estado de maldad  permanente.





El sentimiento de odio debe ser reconocido y calificado por el propio individuo que lo siente. Borrarlo mediante la práctica de doctrinas morales ajenas a la razón produce frustración. Pocos están dispuestos a perdonar gratuitamente y menos devolver bien por mal. El sentimiento paterno filial, fraternal, amical o simplemente entre ciudadanos, bajo el paradigma bíblico, no resuelve los conflictos emanados del odio. Estos parámetros arcaicos estructuran una sociedad patriarcal, donde sólo se contempla “el honrarás a tu padre y a tu madre”, no se menciona la reciprocidad de los padres con los hijos, al margen del nivel nutricio. Por supuesto la mujer está sujeta al hombre y no se contempla la igualdad. Entre los hermanos, el mayor es el que dispone de los derechos de primogenitura. Es decir, que la sociedad con valores bíblicos, sean del Antiguo como del Nuevo Testamento, se basan en el perdón, el sacrificio y la obediencia, sin tener en cuenta la justicia y la igualdad. La sociedad moderna ha regulado las conductas observadas al margen del bien y del mal, el vicio y la virtud, la venganza y el perdón, el pecado y su redención. Las leyes que la civilización se ha dado sólo entiende de derechos y deberes, en base a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El mundo de los sentimientos queda en la intimidad del individuo. Donde el odio intrínsecamente no tiene por qué ser un mal absoluto. Dependerá de cada persona de cómo lo asuma. Para algunos puede ser una satisfacción el odiar y para otros les producirá algún cargo contra su conciencia. Todo ello encontraba respuesta en la religión, ahora, quizás, es la psicología la ciencia que se ocupa de los estados de ánimo, del comportamiento y de la conducta. Hay quien no siente ninguna inquietud por ese algo o alguien que le provoca malestar, el odio lo convierte en indiferencia. El derecho a sentir odio y por supuesto obrar en consecuencia en su propia defensa, todo ello es cuestión de empatía y asertividad. Siempre al margen de cualquier reacción consumada con dolo.





En el siglo XXI como en el pasado, nuestras circunstancias nos llevan a sentir odio de muy diversa naturaleza. Odio por las injusticias, las guerras, los maltratadores, los dictadores, los ladrones, los usureros y los caciques. Y es lícito sentir odio por estas agresiones, ofensas y humillaciones; luchando contra toda vulneración de los Derechos Humanos. En el ámbito social y familiar, hay padres, hijos y hermanos, que lejos de practicar el amor paterno filial o fraternal, hacen motivos para levantar sentimientos de odio. Tanto en el campo social, político o familiar, el odio y sus consecuencias, no se resuelve con prescripciones de índole moral religiosa, su resolución viene prescrita en el Derecho; quedando en el ámbito privado los sentimientos de odio o rencor. Así como los sentimientos de ternura o cariño. Sería saludable desmitificar la estigmatización  del odio y sacarle del entorno del mito. La psicología es una herramienta humanística cuyo objeto es el comportamiento humano, al margen del premio y el castigo bíblico. El odio como la simpatía, la soberbia y la humildad, no imprimen carácter inmutable. Habrá que analizar los factores personales y del entorno para abordar las diversas motivaciones subjetivas. Si un ciudadano, por ejemplo, en la actualidad se ve privado de todos los derechos que le proporcionaba el Estado de Bienestar: se ve en paro, pasa hambre, sufre un desahucio, contempla mermada su asistencia médica y sus hijos no tienen la educación que garantizaba su futuro, ésta persona le asiste el derecho del sentimiento del odio contra todo y todos los que le arrebatan algo que es suyo. La resolución de estos conflictos tiene difícil solución a través de preceptos  religiosos. Porque el primer paso a dar es encontrar el sujeto que desencadenó la agresión, la ofensa, el insulto por parte de quien se siente la víctima. Y a partir de estas premisas, el perdón o la venganza, tienen que dejar  paso a la justicia y el restablecimiento de los derechos quebrantados. Aunque el odio sigue siendo una vivencia personal irrenunciable para satisfacción de la impotencia del agredido. El odio visto con el prisma del siglo XXI no es algo monstruoso, un vicio a erradicar de los individuos que lo sientan. Más bien debe ser una oportunidad de reflexión con la razón, no con los impulsos irracionales y mucho menos con los prejuicios religiosos de épocas ya superadas. En “mi querida España, esta España mía, esta España nuestra” el odio está anclado en nuestras vidas presentes y en nuestra reciente historia. La solución no está en un examen de conciencia, en sentir dolor por haberlo mantenido y reconocerlo abiertamente, tampoco en el propósito de la enmienda y mucho menos en cumplir una hipotética  penitencia. Ni perdón ni olvido. La reconciliación con nosotros mismos y con los demás, camina por otros derroteros. El camino del reconocimiento de la dignidad arrebatada; avivando  la memoria de los hechos históricos. La senda de la justicia contra la impunidad de aquellos que confundieron su victoria con la verdad. Y sobre todo que nadie tergiverse los términos democracia y consenso, así como transición democrática y amnistía de la dictadura, y mucho menos justificar lo legal con lo que es justo.  Todas estas premisas, conglomerado de falacia y demagogia, mantienen el statu quo de quienes aceptaron el consenso; renunciando a cumplir y hacer cumplir la Constitución Española de 1978. No sería banal que los españoles en privado y en colectividad, nos diéramos respuesta racional a esta cuestión ancestral del odio…





Iluminación de REGINA SILVEIRA LUMEN


Reportaje fotográfico. Pedro Taracena Gil

INCITACIÓN AL ODIO

domingo, 11 de enero de 2015

MIQUEL ROCA I JUNYENT PADRE DE LA CONSTITUCIÓN Y PROTECTOR DE LA INFANTA


Por Pedro Taracena




Juan Carlos I y Miquel Roca i Junyent

El señor Roca ha sido insigne miembro de La Casta que consensuó la Santa Transición y colocó a España en el concierto de las naciones democráticas del mundo occidental; recuperando el Estado de Derecho que nunca debió de haber perdido en aquel nefasto 18 de julio de 1936. Los salvadores de la patria tardaron 42 años en volver a situar a nuestra nación de naciones, al lado de los países más avanzados de Europa. Estudiar la Constitución de la República de 193l, sería muy provechoso para los padres y las madres de la patria, así como para los caudillos y caudillas que quieren salvarnos de la desintegración y la hecatombe en España.

El señor Roca ha pretendido establecer un equilibrio contrario a las leyes de la gravedad. Como letrado ha tenido el propósito de hacer de abogado defensor de Cristina de Borbón y Grecia, hija y hermana de reyes. Pero ha pretendido defender a la hija de Juan Carlos I, habiendo sido viejo correligionario político en la Transición. La Transición y La Casta tienen en común, la misma solera que el vino conseguido a través de las añadas de crianza en barrica de viejo roble. Para mí La Casta no es un vocablo peyorativo y mucho menos un insulto. Yo he pertenecido a La Casta y no renuncio a ello, solamente lo reconozco.
Pero volvamos al equilibrio presuntamente inestable. El señor Roca es conocedor del terreno que pisa. El caso que ahora nos ocupa no tiene nada de habitual. Se trata de defender por primera vez a una Infanta de España defendida por un plebeyo. Esto suena a muy nuevo pero es el anacronismo de la monarquía. El padre y hermano de la infanta en cuestión, están blindados de cualquier desmán que pudieran cometer. Otro sinsentido de la entronización de una monarquía, porque así lo decía el testamento de un dictador, ajena a cualquier legitimidad y mucho menos Estado de Derecho.
El observador más lego en Derecho viene descubriendo más aspectos que alejan el asunto de lo habitual en cualquier proceso judicial. El Fiscal del caso no acusa, sino que defiende y el Abogado del Estado, tampoco. El Juez Instructor se ve avocado a entenderse solamente con la Acusación Particular. El letrado y exdiputado ha pecado de ingenuo. Esta situación acaecida hace cinco o diez años, con Juan Carlos I en Moncloa, sí, que hubiera salido airoso, pero ahora las aguas de la corrupción vienen muy revueltas…




El Padre de la Constitución está utilizando todos los resortes de la ingeniería legal, para agotar todas las garantías procesales y la jurisprudencia que él creía que le asistiría en su empeño. Pero el anterior Rey de España, utilizando el lenguaje llano que le caracteriza, hubiera exclamado: Roca, “Para este viaje no hacían falta alforjas”. Porque la Duquesa de Palma es inevitable que se siente en el banquillo de los acusados plebeyos porque no hay otro especial para la nobleza. Y todo el prestigio, pompa y boato del gabinete de Miquel Rica i Junyent, “ha quedado en agua de borrajas”.
Como exdiputado y Padre de la Constitución, como miembro activo de la Transición Española, como persona cercana al rey Juan Carlos y como prestigioso abogado ha sido, también, víctima de su propio espejismo. Al final, La Casta, está cayendo como un castillo de naipes. No obstante, siempre le quedará para ejercer su defensa la presunta mafia del clan de los Pujol Ferrusola…

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viernes, 9 de enero de 2015

"MANDAR ES SERVIR"


Por Pedro Taracena




"Mandar es servir, y no habrá día en el que deje de recordar este principio"

Es curioso cómo la persona del Rey no solamente es inviolable por obra y gracia de la Constitución, sino que se considera casi sagrada e infalible ante La Casta: políticos y medios del régimen de 1978. Constitución que se escribió al dictado de los franquistas, militares, políticos antifranquistas y la Iglesia, según el testamento del dictador, A este ejercicio de anacronismo se le denominó Transición cum laude de modélica.




Felipe VI en un arrebato de aguerrido militar declara que: “Mandar es servir, y no habrá día en el que deje de recordar este principio". Con todos mis respetos hacia la Jefatura del Estado, no puedo estar de acuerdo con que  los verbos mandar y servir se yuxtapongan para establecer, nada más ni nada menos, que un principio político, ético o moral. Entendiendo como principio: “Base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede discurriendo en cualquier materia”. Tampoco los vocablos mandar y servir tiene ninguna relación etimológica. Su significación es distinta por no decir contraria en algunas de sus acepciones. Es posible que el monarca lo utilizara como una metáfora o una figura literaria o poética, sin transcendencia pedagógica o ilustrativa.




Si el Rey de España al pronunciar estas palabras ante el Ejército del cual es Capitán General, albergó la intención de integrar a los militares en el pueblo al cual sirven, no estuvo muy acertado al evocar su educación militar y los valores de mando y servicio marcadamente castrenses. Ni el diccionario de la RAE ni la ciudadanía lo entienden. Sobre todo para los españoles que tuvimos la ocasión de realizar el Servicio Militar obligatorio, la impopular Mili, lo de mandar es servir nos suena como a un error en el uso del vocabulario o una falacia. Las virtudes castrenses cuando conjugan los verbos mandar y servir, si se meditan un poco, solamente se justifica su aceptación por la sumisión de obediencia debida de cortesanos aduladores. Bajo mi opinión es un mensaje anacrónico como lo es la monarquía que preside. Estos dos verbos no se conjugan juntos en democracia. La autoridad del que manda y los servidores públicos, tienen su base en los valores laicos, constitucionales o republicanos. No son virtudes morales aprendidas en la milicia.