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sábado, 26 de octubre de 2013

"Justicia para un final con vencedores y vencidos"

El lema de la manifestación de la AVT:

Por Pedro Taracena Gil

La Santa Cruz

Sí, vencedores y vencidos, como al final de la Guerra Civil, como durante la dictadura y como en la democracia constitucional. De esta manera el pueblo español se aleja  cada vez más de su propia reconciliación. Las consecuencias de una ley del franquismo, han puesto en tela de juicio una sentencia del  mismísimo Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo. El Gobierno democrático ha manifestado de forma clara y rotunda que está más de acuerdo con la doctrina Parot, que suponía un parche chapuza a una ley de la dictadura, que con una sentencia del máximo tribunal europeo que interpreta nada más y nada menos, que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.


La Piedad

Es muy difícil encontrar en el mundo civilizado, donde incluyo a Europa y excluyo en asuntos de Justicia Universal a EEUU, que un jefe de gobierno declare que esta sentencia unánime del Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo, sea  “injusta y equivocada”. No obstante es coherente con la trayectoria de Rajoy y sus orígenes. No podemos negar históricamente que El Partido Popular fue fundado en el seno del franquismo por un insigne franquista (falangista), Manuel Fraga Iribarne. Este baluarte del franquismo (nacionalcatolicismo) formó una de las asociaciones políticas; esperpento autorizado por el Caudillo de España que lo fue por la Gracia de Dios.

San Lucas

En tiempos de la democracia esta asociación política que se denominó Alianza Popular, por obra y gracia de la conversión de los franquistas a la democracia, se trasformó en un partido político, como Dios manda, que dijera el actual inquilino de la Moncloa. Para homologarse con los nuevos tiempos se cambió el nombre por el de Partido Popular. Pero su ideología siguió anclada en el franquismo. Después de Fraga vino Aznar y después Rajoy. Todos, fieles lacayos del dictador Franco y Generalísmo de los Ejércitos Tierra, Mar y Aire. Tomaron parte en la elaboración de la Constitución Española pero jamás condenaron ni condenarán la dictadura y el genocidio franquista. Este planteamiento es demagógico a ojos de quienes crearon la gran farsa de la Transición con dos objetivos: dejar impunes los crímenes del franquismo y fosilizar el espíritu constitucional.


San Juan

Cuando los Padres de la Constitución creyeron con toda ausencia de ingenuidad y buena voluntad, que las heridas de las dos Españas estaban cerradas, surgió el terrorismo de ETA; sembrando al pánico, la muerte y el sufrimiento en España y fuera de España. No me permito adjudicar de forma prematura la victoria, ni al Estado ni a la organización terrorista, mientras no se firme un armisticio y su control sea fehaciente. Aunque no se trate de dos ejércitos en contienda, la realidad nos dice que ha sido una guerra larvada y en ocasiones sucia.


San Marcos

La frase "Justicia para un final con vencedores y vencidos" no puede huir más de la reconciliación entre los españoles. Otra oportunidad perdida para ganar la auténtica paz que es algo más que solamente ausencia de violencia. Desde el 18 de julio de 1936 las dos Españas siguen enfrentadas. La España católica y de derechas obtuvo la victoria sobre la España republicana y de izquierdas. Hubo “vencedores y vencidos” pero no hubo justicia, porque no hay guerra justa. Los “vencedores” capitaneados por el invicto Caudillo impusieron a los “vencidos” una dictadura sanguinaria que gobernó España como si de un botín de guerra se tratara. Tampoco hubo justicia, más aún, imperó la tiranía y el despotismo, sin restaurar el Estado de Derecho hasta la Constitución de 1978.



San Mateo


Situados en 2013 podemos constatar que las dos Españas siguen enfrentadas, no por un nuevo conflicto, sino por las secuelas del conflicto original. Si no se hubiera derribado la República la España actual sería otra y otro su peso específico en Europa. No es para enorgullecernos porque en el siglo XXI una España enarbole la pancarta de: "Justicia para un final con vencedores y vencidos". La palabra justicia colocada como premisa para sentenciar quiénes son los vencedores y quiénes los vencidos, está llena de odio, revanchismo y venganza. Porque los tribunales de justicia españoles que emanan de un Estado de Derecho ya han impartido Justicia. Ha sido una ley que imperaba cuando España no era un Estado de Derecho, la causante de que bajo una interpretación a conveniencia del Gobierno de turno, el Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo haya dictado una sentencia conforme a los acuerdos firmados por España. ¿A quien señala el eslogan de la pancarta como vencedores y a quienes como vencidos? Que cada cual que se coloque en la trinchera que más le convenga.

Esculturas: Juan de Ávalos
Fotos: Pedro Taracena Gil

martes, 22 de octubre de 2013

LOS OTROS DERECHOS SAGRADOS

Por Pedro Taracena




No solamente el aborto es sagrado para la mayoría de los españoles, sancionado en una ley, sino que hay muchos más derechos sagrados que el Gobierno en el discurso de los dichos así los considera, pero no en el discurso de los hechos. Si el aborto es sagrado, desde luego lo es también y primordial, la Salud Pública, la Educación Pública, la ayuda a la Dependencia y no digamos del carácter sagrado de las Pensiones, honradamente trabajadas y generosamente cotizadas.


Solamente el Gobierno y sus secuaces, es decir, la Iglesia, el Capital, la Gran Patronal y los Medios de Comunicación, luchan denodadamente para falsificar la evidencia y la realidad, engañando al pueblo con verborrea y falacias insostenibles. El Gobierno, la política y la economía están al servicio de los mercados. El pueblo español está viviendo una situación de emergencia nacional, porque hay que rendir culto al Gran Becerro de Oro que son: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, la Unión Europea y la recalcitrante derecha del Viejo Continente. Hay que rendirles tributo aunque la población esté en la extenuación. Siguen engañando para que sus arcas no se resientan. Son los responsables de la situación de crisis y los culpables de la epidemia de muerte, hambre, pobreza y corrupción. Son los crímenes en tiempos de paz.


Los beatos de sacristía se escandalizan porque unas mujeres semidesnudas griten que el aborto es sagrado, porque sagrado es el derecho a decidir sobre su cuerpo, pero  éstos mismos hipócritas no se escandalizan de la hambruna infantil, la desatención médica grave, la supresión de la dependencia, la exclusión de los inmigrantes de la sanidad y de la privación de la enseñanza por falta de medios de las familias.  Ya no hay ninguna duda de que la política del Gobierno obedece a la implantación de su ideología. El nacionalcatolicismo, maridaje Iglesia-Estado y el franquismo, versión española del fascismo mundial. El Partido Popular no ha cumplido su programa electoral porque no lo necesita. La crisis ha sido la gran coartada  aprovechada para implantar su verdadero programa ideológico. Ha sido capaz de transformar la democrática mayoría absoluta en poder absolutista. Ha abusado del Real Decreto Ley, y ha desmantelado legalmente el Estado del Bienestar. Ha ejercido como un Ejecutivo legítimo pero sus leyes y decretos han sido legales pero injustos. El pueblo español es víctima de una gran injusticia, impuesta por la mentira y la corrupción. El Gobierno se ha instalado en el embuste, la provocación, y en no pocas veces en la prepotencia y la chulería chabacana y partidista. ¿Y la oposición...? No sabe, no contesta…





 Fotos: Pedro Taracena

lunes, 21 de octubre de 2013

¡EL ABORTO ES SAGRADO!

Por Pedro Taracena




Sí, el aborto es sagrado porque sagrados son los derechos humanos, por supuesto al margen de los dictados de la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana. Cuando las mujeres se encaraman a las barandillas de los palcos de invitados del Congreso de los Diputados, no son enviadas de ninguna clase sacerdotal; haciéndose portavoces de mensajes de divinidad alguna. Es comprensible que el beatísimo ministro de Justicia se escandalizara y repitiera con sorna burlona de farisea hipocresía: ¡El aborto es sagrado…! Dando a entender que suponía una afrenta sacrílega hacia lo que él, lejos de considerarlo sagrado, lo asume como un pecado moral, reato de culpa, ante los tribunales de Dios, es decir ante los obispos españoles. La maternidad es un derecho, no una obligación. Quien lo decide es la mujer no el Estado y menos los obispos.
Tenía que saber este protodiácono de sacristía, que el vocablo sagrado, no es de uso exclusivo de los asuntos de la religión que profesa el Gobierno. Que dicho de paso esta interpretación de lo sagrado no debía de tener ninguna influencia en las leyes, al menos mientras los integrantes del Ejecutivo, hayan jurado respetar y hacer respetar los valores constitucionales. Ellos saben que los Acuerdos con el Vaticano son un apaño del franquismo con los obispos, que juntos implantaron el nacionalcatolicismo, que aún perdura. Con la complicidad de todos los gobiernos que en la etapa de la democracia hayan sido.
La frase elegida es muy acertada porque el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo es digno de protección y de respeto. Además ya está recogido en una ley que el legislador de forma aconfesional resolvió. Por otro lado, otra acepción recibe el nombre de sagrado cuando los logros son difíciles de alcanzar por medios humanos. Y por último el episodio protagonizado por estas respetables mujeres en el  Congreso de los Diputados, sin pretenderlo, mostraban sus torsos desnudos acogiéndose a sagrado, un refugio en la sede de la soberanía nacional, huyendo del ministro inquisidor. La puesta en escena fue magistral, muy acertada la postura de los diputados que aplaudieron y cínica e hipócrita la postura que por acción u omisión condenaron el hecho.
El Gobierno neofranquista o quizás sin el prefijo, nos tiene acostumbrados a defender el Congreso de los  Diputados con uñas y dientes; persiguiendo las actitudes críticas con sus políticas criminales; fosilizando la Constitución, mintiendo a los españoles y olvidándose de aquello de que: El espíritu vivifica pero la letra mata.


miércoles, 16 de octubre de 2013

¡Fuera las máscaras! ¡Abajo los adefesios!

Por Pedro Taracena


El árbol genealógico político del Partido Popular es históricamente constatable. Lo integran  una casta de caudillos y salvadores de la patria, que alcanzan su legitimidad en las proezas de sus antepasados. En 1936 se constituyen en Ejército de Salvación y emprenden la sublime y gloriosa campaña del Alzamiento Nacional, contra la España  republicana, atea, comunista y judeomasónica. Estas hordas habían usurpado la libertad, la unidad y el origen católico de España, desde la conversión de Recaredo que  hacía 14 siglos.
Para esta gesta unieron sus fuerzas la espada y la cruz. El ejército y la Iglesia. El pueblo llano atisbó de qué parte estaba el mismo Dios, cuando el episcopado de entonces bendijo y colaboró de forma activa en la Santa Cruzada. La victoria se hizo esperar tres años, y el enfrentamiento fratricida fue inevitable. Unos españoles dieron su vida y fueron  considerados como Caídos por Dios y por España. Los otros, aquellos que se empecinaron en defender la República murieron por la libertad y la democracia.
Los vencedores fueron capitaneados por el invicto Caudillo de España que lo fue por la Gracia de Dios y nombrado también Generalísimo de los Ejércitos, Francisco Franco Bahamonde. Aclamado y exaltado a la Jefatura del Estado creando un régimen basado en su poder personal y organizado a través de una Democracia Orgánica basada en los Principios del Movimiento Nacional. Entre el Vaticano y el Reino de España implantaron un Estado Confesional. Maridaje Iglesia-Estado. En España aunque no se restauró la monarquía después de la Guerra Civil, de manera más o menos formal no abandonó la consideración de Reino; dando fe de ello el Consejo del Reino creado; ayudando a consolidad la alianza trono-altar.
España fue gobernada cerca de cuarenta años por Franco y como es natural a ese periodo se le conoce como franquismo, y aquellos que colaboraron en salvar y gestionar  la unidad de la patria, constituyen para la historia los seguidores de Franco, que reciben con honroso mérito el nombre patronímico de franquistas. Muerto el Caudillo y sus legítimos herederos exigieron que se cumpliera sus últimas voluntades. Se instauró la monarquía que se pactó con los que no habían colaborado con el Salvador de la Patria, más aún, habían sido perseguidos, exiliados y encarcelados. La Ley de Amnistía y un pacto no signado que se denominó la Santa Transición, trajo un periodo de olvido y de consenso. En este periodo los franquistas siguieron orgullosos de su origen y de su ADN. La dinastía de caudillos ha garantizado mantener el espíritu franquista a lo largo de la época democrática: Franco, Fraga, Aznar y Rajoy. La existencia de una Constitución no supone renunciar al pasado franquista preñado de gestas patrióticas. Retomemos el primer párrafo de este artículo, los miembros del Partido Popular deben de aceptar el patronímico de franquistas. Son hijos de Franco. Herederos legítimos del padre fundador y sin complejos y sin prejuicios, asumir su pasado. Salvando los epítetos que cada cual pueda usar, los franquistas ante la amenaza de que el Congreso de los Diputados condenara al franquismo, junto al nazismo y el fascismo, su reacción ha sido honrada y coherente. El nazismo ha sido condenado por Alemania y el fascismo por Italia. Y ambos por la comunidad internacional. Hacer apología de una u otra ideología esta panado por la ley. En España la versión fascista de esta ideología está en la amalgama formada en torno a Falange Española y de la JONS (Juntas Ofensivas Nacionales Sindicalistas) y el nacionalcatolismo. Pero en España aún no se ha condenado al franquismo. Entonces los franquistas lejos de condenar su apología, se adhieren a ella porque toma parte de su esencia, son el franquismo auténtico.

¡Fuera las máscaras democráticas!
¡Abajo los adefesios constitucionales!
¡Somos los verdaderos franquistas!



jueves, 3 de octubre de 2013

LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS: MUERTE, HAMBRE, POBREZA Y CORRUPCIÓN

Rajoy se arroga la estabilidad política de España ante el mundo.


Este personaje siniestro, torpe, terco y parco, es sin duda el peor de los presidentes de la democracia. No es ningún insulto es una obviedad. Como ciudadano yo sí que me siento insultado y harto de sus discursos vacíos de contenidos lógicos, políticos e incluso ideológicos. Con sus frases llenas “como todo el mundo sabe”, de “sentido común” para “hacer las cosas bien y como Dios manda”, pretende adoctrinarnos con sus verdades a medias que configuran mentira tras mentira. 
Gobernar con mayoría absoluta en base al decreto ley, esto le convierte en un gobernante absolutista, que después de dos años de desgobierno sigue creyendo que la mayoría que obtuvo en las urnas la conserva para siempre; despreciando el clamor de los indignados, que somos muchos, demasiados. Internacionalmente hace el ridículo, aunque ante quien lo exhibe pertenecen al rebaño del mismo aprisco. Lobos de la misma camada.
A los ciudadanos se nos va quitando el miedo que él y sus ministros esparcen por doquier, cada viernes de cada semana, de cada mes y así después de dos años. Demasiado estamos aguantando. No obstante, las redes sociales están ejerciendo el verdadero derecho a la información veraz y actualizada. Mientras, los esbirros de los medios de comunicación, salvo honrosas excepciones, se desgañitan en defender a ultranza las políticas a todas luces criminales del Gobierno. El comportamiento de estos medios es vergonzoso por lo inmoral. Ridículo por lo esperpéntico que resulta la manera en que asumen el papel de la copla, la bien pagá. Sí, para eso les pagan y por cierto muy bien. Nadie en sus cabales defendería con tanto ahínco una impostura periodística de tal calibre, si no fuera por el dinero.
Cualquier observador nada versado derrumba la tranquilad no ingenua y sí perversa de este ínclito gobernante: Nunca se ha cuestionado la monarquía como ahora. El Rey se ha creído que está reinando en la España de su abuelo o bisabuelo. Sus correrías y dislates encerrados en la más impune opacidad, se han visto agravadas por las corruptelas del yerno consorte de una Infanta de España. Rajoy aun no se ha enterado de que la figura del Rey es inviolable pero que de sus actos es responsable el Gobierno.
La estabilidad de la cual hace gala el presidente es una situación legal pero no justa. Una mayoría aritmética del parlamento pero contestada desde la calle. Este personaje sacado de los esperpentos de Valle Inclán, para acallar su conciencia, se ha inventado aquello de la mayoría silenciosa, es decir, que todo aquel que se queda en su casa, con su silencio muestra su adhesión al caudillo salvador de la crisis. Mariano Rajoy.

La justicia se mueve exquisitamente en el plano legal, pero no siempre es entendida por la sociedad. Y no en balde la justicia emana del pueblo. Que Rajoy esté institucionalmente tranquilo con su partido en los tribunales, es de ser inconsciente o que está convencido de que con la ingeniería económica puesta al servicio de la corrupción, su partido saldrá ileso una vez más de este tsunami.
La clase política española no está a la altura de las circunstancias de la debacle en el cual nos encontramos: Ni la izquierda, ni la derecha, ni aquellos que caminan hacia el centro y que nunca llegan. Tampoco los nacionalistas periféricos y no digamos de aquellas bisagras que hacen de la demagogia el arma de agradar al pueblo, en esto y aquello y en todo lo contrario… “Así es si así os parece” que dijera Luigi Pirandello.
Y por último el Gobierno ¿No es responsable de la situación a la cual ha conducido al pueblo y esto le debía producir cierta intranquilidad? Puede ser, pero también es cierto que el Gobierno y sus ministros tienen mucho de farsantes, de actores de la gran mentira. Se regocijan con frecuencia con sonrisas inoportunas, hablan con altanería y algunos con chulería… Pero esto se puede atribuir a que el que escribe este artículo es un pensionista cabreado, poco o nada objetivo. Pero a continuación serán los hechos los que den por terminada esta columna.
Las políticas criminales cercenando derechos y recortando dotaciones económicas, están haciendo cabalgar al pueblo español sobre los cuatro jinetes del Apocalipsis del siglo XXI. La palabra crimen no podemos dejarla por más tiempo en el baúl de la terminología jurídica. También hay que reclamar su presencia y su utilización por el pueblo. Primer jinete la muerte. Es evidente que la gente se muere prematuramente por falta de atención médica y la negación de los medicamentos. Segundo jinete el hambre. Aunque sea increíble ha llegado a los niños de forma alarmante. Cercenar los medios para la asistencia sanitaria y universal es un crimen, pero no lo es menos, arrebatar la igualdad de oportunidades a los jóvenes, dejándoles sin futuro. Condenados a no poder formarse a causa del tercero de los jinetes, la pobreza. Y toda esta austeridad y los recortes que cínicamente llaman con el eufemismo de reformas, entran en contradicción con el cuarto jinete, la corrupción. En España no se contempla en ningún código ético el dimitir ante cualquier atisbo de inmoralidad de la clase política. Al contrario lo público lo convierten en privado sin ningún pudor. 
¡Qué cosas dice este pensionista resentido, rojo y republicano! Sí, no solamente lo dice, sino que lo escribe y lo rubrica. Son crímenes contra los españoles, sí, crímenes de lesa humanidad. Pedro Taracena Gil. Madrid.


martes, 1 de octubre de 2013

EN PELIGRO FELIPE VI

 Por Pedro Taracena

Foto: Hemeroteca EL PAÍS

(Hipocresía política y moral)
Voces Contra el Terrorismo condenan la intervención de los dirigentes de Bildu en el Parlamento Vasco, en la que se justificaban los asesinatos que ha causado la banda terrorista ETA, como un “conflicto político de expresión violenta”.  
Hasta aquí la noticia escueta. El Partido Popular como era de esperar se rasgó las vestiduras porque sus militantes han sido las  víctimas de los asesinatos  de ETA. Obviedades que responden a una realidad aceptada, no solamente por los demócratas que viven en este país que se llama España, sino que comprende también al País Vasco. No obstante, de los hechos históricos acaecidos desde aquel 18 de julio de 1936 y el 20 de noviembre de 1975, no se han pedido cuentas de los crímenes cometidos a los herederos legítimos de la victoria de la Guerra Civil y a los colaboradores imprescindibles de la dictadura. Con la Transición pactada que no rubricada se dotó al pueblo de una amnesia general;  quedando impunes los crímenes de lesa humanidad cometidos al amparo del dictador. Aquí no había pasado casi nada y las víctimas de la represión franquista cayeron en el más perverso de los olvidos, mientras los verdugos han campeado a sus anchas; adjudicando a la ley de la amnistía un poder que hace desaparecer todo vestigio de delito y todo atisbo de enjuiciamiento de sus crimines. El conflicto político militar de la dictadura franquista, aunque se empeñen en negarlo, es semejante al conflicto político militar de ETA y su entorno. Los franquistas triunfantes de la guerra y de la dictadura, a la muerte del dictador, se cambiaron el nombre y se revistieron con el disfraz  de los demócratas de toda la vida y la máscara de los defensores de la Constitución. Y sin condenar la dictadura, el Rey de España incluido, se convirtieron en defensores del Estado de Derecho, de la Unidad de España y de los valores constitucionales. Se produjo el alto el fuego fehaciente de ETA y los abertzales (Amantes de la patria), lejos de pedir perdón justifican la violencia en su pasado. El PP se arroga el derecho de estar libre de toda culpa histórica y ya ha arrojado la primera piedra. Es verdad que la historia la cuentan los vencedores o al menos es la versión que más se fomenta. De igual forma los políticos marcan la pauta de la España oficial. Éstos dictan lo que hay que condenar y lo que hay que aplaudir u olvidar. En el caso de los heredaros del franquismo, el Partido Popular confunde lo  legal con lo justo y las mayorías absolutas con el absolutismo. Si la trayectoria del PP ha sido fiel al franquismo, ahora con qué argumento y en virtud de qué moral exigen que los abertzales condenen la violencia terrorista y criminal de ETA. No están legitimados para exigir aquello que no cumplen.  Los franquistas, falangistas y neofascistas del PP aún no han condenado los crímenes del genocidio franquista, más aún, no dudan en mantener una postura de equidistancia perversa y negacionista. Obligar a condenar a ETA y su entorno su pasado terrorista, sin condenar el franquismo con todas sus pompas y obras, es una hipocresía política y moral.
Es el pueblo depositario de la soberanía nacional y constitucional quien está legitimado para condenar sin apelativos disuasorios y mucho menos  equidistantes, el terrorismo de ETA y la dictadura franquista.  Es un fraude que le Gobierno constitucional persiga y condene el terrorismo y no condene la dictadura del general Franco. Empezando por el monarca que ni ha jurado la Constitución y tampoco ha condenado la dictadura; habiendo jurado los Principios de Movimiento Nacional que inspiraron el régimen tiránico. Mientras no se reconozca la legitimidad de la II República, se condene la dictadura de Franco y el Rey se ponga al frente de las exigencias del pueblo, algo huele a podrido en el Reino de España. No  solamente está en peligro la corona de Juan Carlos I, sino la de Felipe VI.