Me parte el corazón tener que decir esto, pero la prensa se ha convertido en el enemigo. Sí, por supuesto, mis colegas son solo peones, profesionales que tienen familias que alimentar y la mala costumbre de comer a diario, y son los dueños de los grandes medios quienes deberían responder del desolador paisaje lunar en que están convirtiendo el periodismo.
Y detrás de esos dueños hay intereses, y pensadores y brahmines que deciden lo que debemos pensar y, sobre todo, saber. Pero, al fin, sin los medios machacando constantemente, sin su altavoz, no habríamos llegado a una situación en la que decir que los niños son niños y las niñas, niñas, fuera un escándalo incluso para voces tenidas por ‘moderadas’.
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