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TARZÁN


TARZÁN 2016








TARZÁN CLÁSICO


Una abstracción




¿QUÉ HÉROE DEL CINE LLEVAS DENTRO DE TI?

En el interior de cada persona hay un héroe durmiente. Que se despierta en las situaciones críticas. ¿Cuál es tu potencial verdadero? ¿Llevas en ti la elegancia de un agente secreto? ¿Pruebas a ser un cazarrecompensas pendenciero? ¿Un intrépido aventurero?

La psicóloga Fedra Doncel y el sexólogo Hipólito del Infantado, descubrieron en su clínica a Tarzán.




¿ES MI HÉROE TARZÁN?


En mi infancia como todos los niños en los años 50 descubrimos un Tarzán. Este personaje mítico se dio a conocer a través de las diversas versiones que se realizaron de la novela de Edgar Rice Burroughs, Tarzán de los Monos. Según iba creciendo y evolucionando el niño Tarzán hasta llegar a la edad adulta, cada vez me identificaba más con el personaje. Mis diversas etapas de la infancia, adolescencia, pubertad y juventud, iba creciendo en mí: emociones, pensamientos, deseos, creencias y sensaciones que configuraron mi sensualidad y hasta mi sexualidad. De niño imitando al héroe y de adulto añorándole. En las primeras escenas de la presentación de la historia, una familia de gorilas se queda sin su hijo y Tarzán huérfano también se ve cobijado por los padres de éste. Aunque Tarzán se ve rechazado por el gorila padre. Asumidas estás secuencias dramáticas quizás excesivas para un niño, sin embargo afloraron en mí sentimientos de ternura, de abandono, y también de tristeza y de cariño. 
A partir de ese momento me iba identificando con las peripecias que sufría Tarzán de niño, viviendo en un ambiente hostil con grandes necesidades, no nutricias solamente sino ávido de caricias, protección y cuidados infantiles. Los peligros acechaban de noche y de día. Yo me sentía como un personaje protector de Tarzán pero que el autor del guión no había escrito ni una sola línea en mi papel de amigo de aquel infante desvalido. 





En las siguientes secuencias de la historia aparecen en la selva Jane y su padre el profesor Porter. Mi inquietud y angustia se veían aliviadas porque Tarzán encontró un contexto humano para desarrollarse como hombre. Ya no le percibía como otro niño como yo sino como un joven más cercano. En otras películas el guionista ya dejaba entrever que Tarzán se estaba enamorando de la joven y bonita Jane. El giro que tomaba el personaje no era de mi agrado. La percepción de que había entre ellos sentimientos y emociones, me hicieron viajar en alas de la imaginación y fantasía, dentro de ese triángulo de amistad  lugar donde yo no tardé en ser expulsado. Tarzán despertaba en mí sentimientos paterno-filiales  que iban evolucionando con el tiempo en sensaciones de hermano mayor de adulto y de amigo. No pasó mucho tiempo donde yo vería a la chica protagonista como mi rival. A pesar de ser los protagonistas mayores que yo, a Tarzán le contemplaba como mi héroe y a Jane como un estorbo que navegaba sobre mis sentimientos, sensaciones y deseos…





Al final de la película, después de un intento fallido de que Tarzán se adaptara a la civilización, el guionista decide que Jane y su  padre se queden en la ciudad, y él vuelve a la selva para quedarse en el hábitat que le vio crecer. En Aquellos años de mi niñez, mientras Tarzán era capaz de vivir su infancia, adolescencia y juventud en el corto espacio de una película, yo seguía siendo un niño y debo de reconocer que me quedé prendado de su personalidad, y su candor infantil, sintiendo lástima y ternura por aquel niño indefenso. Fue creciendo en habilidades, astucia bestial y bondad natural, haciéndose animal con los animales y humano con los hombres. Su cuerpo ágil y fornido se acercaba al ideal. Además su desnudez apenas cubierta por mínimas y primitivas vestiduras, me invitaba a emular su forma de vivir identificado con la naturaleza. Los tranvías, el metro y los coches no me seducían tanto como él...



Cuando crecí y tuve la oportunidad de cumplir con el Servicio Militar, con insistencia buscaba al Tarzán que yo creía que todo soldado llevaría dentro. Pero descubrí que el Tarzán que habitaba en cada compañero de mi edad, no me satisfacía del todo. Se me presentaban dos alternativas, un verdadero  dilema. O yo permanecía como eterno niño buscando al Tarzán de la película, o bien reconocía que había alcanzado la edad de mi héroe y tendría que buscar al Tarzán en los hombres mayores en edad y madurez. Al final depuré  mis sentimientos y sensaciones y descubrí mi verdadera sensualidad, que estuvo presente en mí a lo largo de toda mi experiencia vital. Aquel líder que creció dentro a mí y que me hacía seguirle, allí donde yo percibía que estaba, solamente se me había manifestado irremediablemente en las películas de Tarzán. Había cubierto todas mis expectativas, sentimientos, emociones de niño, adolescente y adulto. Busqué en mi héroe desde la ternura de la infancia hasta la sensualidad de la senectud, y así lo busco en cada hombre... Anónimo

Álbum familiar de Tarzán

















Tarzán de los Monos 2014










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