Por Pedro Taracena Gil
¡Que viene la derecha!
Este anuncio ante la
inminente llegada de Rajoy al poder, molestaba al Partido Popular que se
defendía acusando al Partido Socialista Obrero Español, de sembrar el miedo y
el terror. Ahora que van dejando poco a poco
que el pueblo español vea su carta de presentación, se han convertido en
una amenaza en todos los campos de los derechos de los más débiles. Una amenaza
que se va cumpliendo cada viernes, consumando sus ansiados recortes en todo el
tejido social. Recortes que ellos encubren bajo el eufemismo de reformas, y que
amenazan que se repetirán a lo largo de toda la legislatura. Eso será posible
si el Estado resiste sus maldades. Todos los voceros del Gobierno y del PP, no
solamente amenazan a los españoles, sino
que se mofan y se ensañan con todos aquellos
que se oponen a sus perversas e injustas medidas. Las formas de expresar su
borrachera de poder, les hacen abandonar el respeto debido a la discrepancia.
Utilizan un lenguaje burdo y chulesco. Y si de los sindicatos se trata, hostil
y agresivo, para criminalizar su actuación en defensa de los trabajadores. Se
creen sus propias mentiras. Están convencidos de que todos los votantes que les
han encumbrado, como caudillos salvadores de la patria, están de acuerdo con
toda su política destructora del Estado del Bienestar. Ninguno de ellos
presenta un rostro agradable, manifestando su aversión con los ciudadanos
críticos. Se comportan como bustos parlantes enlatados en un DVD que han grabado en Moncloa o en Génova, que
alguien a distancia ha dado al play. Utilizan expresiones pensadas para ofender
y dividir. Nos ha tocado la peor de las
derechas que podíamos imaginar: rancia, embustera, recalcitrante, falsa y
necia. Sin olvidar que es la manifestación fiel y genuina del franquismo de
siempre. En esta procesión de la perversión, el Partido Popular no va solo, ni
mucho menos. Le acompaña la Iglesia, fiel esposa del Estado. Los empresarios
caciques y explotadores. La banca especuladora y usurera. Los medios de
comunicación polea de transmisión de las derechas centralistas y periféricas,
auténticos grupos de presión manipuladores y enemigos de la información veraz.
Y una pléyade de periodistas caducos, trasnochados y vendidos al pensamiento
único de la derecha. Que se atreven a decir que el contenido de las Redes Sociales,
no es periodismo… La derecha ha llegado con su máxima expresión. Ante los
abusos de la derecha está el pueblo. El pueblo que no ha votado al PP y el
pueblo que ahora se siente defraudado por el abuso de poder de la derechona de
siempre (Francisco Umbral).
¿Es que los ciudadanos
agredidos no somos más?
Los profesionales de la
Sanidad Pública con la amenaza cumplida de privatizar. Los científicos con sus
proyectos mutilados. Los maestros, profesores y universitarios, tratados como
si fueran gastos superfluos, en lugar de inversión rentable. Los sindicalistas
que les han cortado la comunicación, el diálogo y están sufriendo la amenaza de
desaparecer como el muro de Berlín. Sin olvidar los más agredidos, los parados.
Los estudiantes castigados porque no alcanzan la excelencia. Mientras los
ministros y secuaces de Rajoy sonríen,
ríen y hasta se carcajean de casi todo. Cada vez que abren su boca es para
cumplir una amenaza. Una burla más. Sólo se lamentan de hacer lo que no les
gusta, aguantando la satisfacción que les produce poder hacerlo, sin freno ni
control. Lejos de tomar consciencia del drama español, insultan a quienes nos
tiramos a la calle detrás de la pancarta de la desesperación. Menos mal que los
políticos que llevan en sus siglos la identificación de obrero no se quedan en
su casa como manda el PP.
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