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viernes, 29 de junio de 2012

EL ORGULLO DE SER…

Por Pedro Taracena Gil


La gran fiesta que se viene celebrando en muchas partes del mundo, proclama y manifiesta el orgullo de ser y de vivir las múltiples opciones sexuales, consideradas mal vistas, perseguidas o clandestinas. Es obvio que quienes han asumido estas posturas intransigentes, opresoras y dictatoriales, han seguido los dictados de alguna deidad o costumbre ancestral, ajenas a la razón. En la parte del mundo donde nos desenvolvemos, impera las influencias de las tres religiones monoteístas: la judía, la cristiana y la islámica. Tres religiones falsas y un solo Dios verdadero. Se trata de mi opinión nada ortodoxa, aunque teológicamente fundada.
Al margen de esta discusión banal, la realidad es que las tres doctrinas rechazan por diversos motivos, el derecho a la libertad sexual del ser humano. Es como si hubieran agregado a sus decálogos un mandamiento implícito: “No gozarás”, si lo haces, es decir si gozas, solamente encaminado a la procreación. Y la mujer siempre desempeñará un papel de sumisión y dependencia; creando la desigualdad entre el hombre y la mujer a través de los tiempos.
El final del siglo XX y la primera década del XXI, han sido importantes para conjugar estos dos derechos secuestrados por la religión y fuerzas afines: La libertad sexual y la igualdad entre el hombre y la mujer. Son muchas las leyes que han reconocido los derechos que negaban el “once” mandamiento, pero el camino será muy largo y no ha hecho nada más que empezar.


La fiesta del orgullo gay puede presentar en su puesta en escena, una imagen frívola y poco seria, con respecto a los valores que se defienden: el amor, la familia, el matrimonio, la igualdad, la libertad y la tolerancia. No obstante, reflexionando sobre la libertad, la ilusión y la explosión de júbilo, es preciso ahondar más en la interpretación del desarrollo de este desfile festivo: En primer lugar el objetivo es reivindicativo. En el caso de España reclamar más igualdad de hecho y de derecho en todos los órdenes de la sociedad: en la familia, la calle, en el trabajo, y en la economía. El matrimonio como única figura legal y jurídica, expresión de convivencia, igualdad y solidaridad. El segundo objetivo aborda la cuestión de que esta realidad hasta ahora oculta y clandestina, sea visible en la calle; manifestando toda muestra afectiva, cariñosa y sensual. Expresiones sentimentales reservadas en público a los comportamientos canónicamente aceptados. Y en tercer lugar es importante que su puesta en escena tenga una gran fuerza de provocación, sobre todo para quienes se escandalizan de los comportamientos que en ellos “sí” consideran “normales”. Concretamente en España, que disfruta de una tradición machista bendecida por la Iglesia, es importante que quienes sientan rechazo ante el desfile gay, puedan pensar que es el mismo escándalo que sentimos aquellos que no pensamos como ellos. Cuando vemos la puesta en escena de los matrimonios canónicos, revestidos de pureza y virginidad, y a nadie se le ocurre negarles ningún derecho. La sociedad española está avanzando a pasos agigantados. El peligro está en ese sector de la sociedad que añora las épocas del nacionalcatolicismo y ostentan su influencia mayoritaria en los tres poderes del Estado. Este día 30 de junio de 2012 tiene, si cabe, más importancia que cuando se sancionó la legislación relativa a los matrónimos contraídos entre personas del mismo sexo. Una sentencia negativa por parte del Tribunal Constitucional sería una sentencia legal pero siempre una injusticia de consecuencias impensables… 

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