Páginas

martes, 1 de octubre de 2013

EN PELIGRO FELIPE VI

 Por Pedro Taracena

Foto: Hemeroteca EL PAÍS

(Hipocresía política y moral)
Voces Contra el Terrorismo condenan la intervención de los dirigentes de Bildu en el Parlamento Vasco, en la que se justificaban los asesinatos que ha causado la banda terrorista ETA, como un “conflicto político de expresión violenta”.  
Hasta aquí la noticia escueta. El Partido Popular como era de esperar se rasgó las vestiduras porque sus militantes han sido las  víctimas de los asesinatos  de ETA. Obviedades que responden a una realidad aceptada, no solamente por los demócratas que viven en este país que se llama España, sino que comprende también al País Vasco. No obstante, de los hechos históricos acaecidos desde aquel 18 de julio de 1936 y el 20 de noviembre de 1975, no se han pedido cuentas de los crímenes cometidos a los herederos legítimos de la victoria de la Guerra Civil y a los colaboradores imprescindibles de la dictadura. Con la Transición pactada que no rubricada se dotó al pueblo de una amnesia general;  quedando impunes los crímenes de lesa humanidad cometidos al amparo del dictador. Aquí no había pasado casi nada y las víctimas de la represión franquista cayeron en el más perverso de los olvidos, mientras los verdugos han campeado a sus anchas; adjudicando a la ley de la amnistía un poder que hace desaparecer todo vestigio de delito y todo atisbo de enjuiciamiento de sus crimines. El conflicto político militar de la dictadura franquista, aunque se empeñen en negarlo, es semejante al conflicto político militar de ETA y su entorno. Los franquistas triunfantes de la guerra y de la dictadura, a la muerte del dictador, se cambiaron el nombre y se revistieron con el disfraz  de los demócratas de toda la vida y la máscara de los defensores de la Constitución. Y sin condenar la dictadura, el Rey de España incluido, se convirtieron en defensores del Estado de Derecho, de la Unidad de España y de los valores constitucionales. Se produjo el alto el fuego fehaciente de ETA y los abertzales (Amantes de la patria), lejos de pedir perdón justifican la violencia en su pasado. El PP se arroga el derecho de estar libre de toda culpa histórica y ya ha arrojado la primera piedra. Es verdad que la historia la cuentan los vencedores o al menos es la versión que más se fomenta. De igual forma los políticos marcan la pauta de la España oficial. Éstos dictan lo que hay que condenar y lo que hay que aplaudir u olvidar. En el caso de los heredaros del franquismo, el Partido Popular confunde lo  legal con lo justo y las mayorías absolutas con el absolutismo. Si la trayectoria del PP ha sido fiel al franquismo, ahora con qué argumento y en virtud de qué moral exigen que los abertzales condenen la violencia terrorista y criminal de ETA. No están legitimados para exigir aquello que no cumplen.  Los franquistas, falangistas y neofascistas del PP aún no han condenado los crímenes del genocidio franquista, más aún, no dudan en mantener una postura de equidistancia perversa y negacionista. Obligar a condenar a ETA y su entorno su pasado terrorista, sin condenar el franquismo con todas sus pompas y obras, es una hipocresía política y moral.
Es el pueblo depositario de la soberanía nacional y constitucional quien está legitimado para condenar sin apelativos disuasorios y mucho menos  equidistantes, el terrorismo de ETA y la dictadura franquista.  Es un fraude que le Gobierno constitucional persiga y condene el terrorismo y no condene la dictadura del general Franco. Empezando por el monarca que ni ha jurado la Constitución y tampoco ha condenado la dictadura; habiendo jurado los Principios de Movimiento Nacional que inspiraron el régimen tiránico. Mientras no se reconozca la legitimidad de la II República, se condene la dictadura de Franco y el Rey se ponga al frente de las exigencias del pueblo, algo huele a podrido en el Reino de España. No  solamente está en peligro la corona de Juan Carlos I, sino la de Felipe VI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario