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viernes, 7 de noviembre de 2014

LOS BANDOLEROS DEL SIGLO XXI

Luis Candelas, de oficio bandolero. Paralelismos y coincidencias en la España del siglo XXI

Por Isidoro Gracia
Exdiputado



Una fría mañana de principios de noviembre de 1837, se ejecutó al delincuente más buscado del siglo XIX, por 40 robos demostrados. Casi 200 años después, delincuentes con mayor número de delitos están libres.
El bandolero Luis Candelas no fue un delincuente común, él preparaba sus asaltos cuidadosa y meticulosamente. Los actuales tampoco son comunes, también preparan muy meticulosamente sus actos e incluso las repuestas a las posible consecuencias.
En el cadalso se confesó  pecador y patriota. Los actuales piden disculpas públicas y se escudan en banderas y patriotismos varios intentando evitar el castigo. El bandido decimonónico fue ejemplo de educación, mediante un sistema autodidacta (su paso por los jesuitas terminó en expulsión), que le permitió incluso ganar un puesto como funcionario del Estado, los actuales suelen haber pasado por la Universidad, o por colegios de elite (de órdenes religiosas incluidos), y también, muchos de ellos, han sido (o aún son) altos funcionarios.
Con la colaboración de  amigos, incluido algún político importante, liberal por más señas, al que a su vez había ayudado a escapar de la cárcel, sobornos y otras artes, logró escapar de la cárcel en seis o siete ocasiones. El estos últimos tiempos el reparto de beneficios y comisiones varias, los favores mutuos de amigos: políticos, bancarios, empresarios e incluso de personas con carreras judiciales y del derecho, los modernos bandidos evitan incluso el trago de entrar en la cárcel, otros, una vez dentro, obtienen permisos y grados suavizados de prisión.




Aquel Luis cuando, por sus últimos errores, cayó definitivamente en desgracia y vio que esta vez los sobornos no podrían liberarle de su destino, recurrió a rogar el indulto a la entonces  monarca del reino, la Reina regente María Cristina de Borbón Dos Sicilias. Igualito, igualito que hoy en día, que los que, rechazado el último recurso, al último tribunal, se encuentran con una condena en firme y una orden de entrada en prisión. Eso sí, al condenado del siglo XIX no le funcionó, y a muchos de los actuales les cae el indulto como regalo del gobierno (en especial si lo tramita el despacho de abogados adecuado).
Para continuar con las coincidencias, Candelas cayó definitivamente en desgracia, porqué al asaltar a la diligencia del embajador de Francia en Torrelodones le sustrajo no solo dinero y joyas, sino también unos documentos confidenciales y comprometedores y quizá también influyó el que robó a la modista de la propia reina. Esto de los documentos y el robo a los miembros de la propia organización (partido, patronal o socio) suena  muy próximo a titulares de prensa actuales.
Y por remarcar alguna diferencia, bandoleros como Luis Candelas, o su colega de profesión José Mª El Tempranillo, gozaron de la simpatía del pueblo llano, porqué compartían con los desfavorecidos parte de lo que conseguían con sus tropelías y demostraron su patriotismo luchando, al menos temporalmente, por la libertad y derechos de sus ciudadanos y los Luises y José Marías actuales, no solo no reparten, sino que además de quedarse todo para ellos, la patria la defienden como otros depredadores defienden sus territorios de caza.





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