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domingo, 24 de enero de 2016

UN GOLPE DE EFECTO TRANSPARENTE


Por Pedro Taracena Gil




La comparecencia de Pablo Iglesias y de su equipo ante la prensa, después de su entrevista con el Jefe del Estado, ha descolocado a propios y ajenos. Los primeros los medios de comunicación acostumbrados a la tediosa rutina de los modos y costumbres de la Transición; mendigando las migajas que iban dejando las intrigas palaciegas y las negociaciones realizadas en siniestros despachos. Mientras esto sucedía Pedro Sánchez se entrevistaba con el Rey y éste le informaba de primera mano de las ideas propuestas por su predecesor en la ronda de consultas reales. Cuando el candidato socialista comparece ante los medios, la información que posee de boca del propio monarca es tan contundente, que lejos de descalificar la propuesta de Podemos, acepta entrar en conversaciones con su propio líder. La reacción de los barones del PSOE, ha sido tan rápida y desfasada como esperada. ¿Qué otra reacción podrían tener con el lastre que llevan consigo?




La rueda de prensa de Podemos ha supuesto un órdago al sistema, un reto a la clase política, un jaque al PSOE y un jaque mate al PP. Y sobre todo un saber estar a la altura de las circunstancias con el mismísimo Rey de España. El pueblo harto de tanto ocultismo ha conocido de primera mano la proposición de la nueva formación emanada del 15-M, formulada al Rey sin intermediarios. Lo más importante es que la ciudadanía ha sabido en directo aquello de lo que momentos antes era cocedor Felipe VI.
Como cabía esperar los partidos de la Transición arrogándose la propiedad de los valores democráticos y constitucionales, han arremetido contra la forma y el fondo de la oferta de diálogo del candidato Pablo Iglesias, que a su vez es tan legítimo como los que se sienten funcionarios profesionales de la política de toda la vida. Aunque persistan en sus descalificaciones el camino trazado por los intérpretes del Movimiento 15-M,  es irreversible. Por primera vez en la Historia de España va a tener lugar un gobierno que aglutine las opciones de izquierda, huyendo de la falacia del centrismo o centralidad, y también acogerá la sensibilidad multinacional y sobre el derecho a decidir. Pedro Sánchez ya lo ha denominado progresista y reformista. Utilizando la palabra progresista en lugar de mencionar la izquierda sin apellidos y la palabra reformista, el líder socialista con estos dos vocablos evita espantar a los conservadores de los sagrados valores de la Transición. El próximo Gobierno de España será el intérprete de todas las sensibilidades del Parlamento Español. El desarrollo de la XI Legislatura ejercerá sobre la clase política y los medios de comunicación una pedagogía que les haga acercarse al pueblo. El tándem Sánchez-Iglesias es un valor al alza a la altura del siglo XXI.


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