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martes, 14 de marzo de 2017

EL DELITO DE BLASFEMIA





¿Es aceptable que en una sociedad regida por derechos y no por dogmas religiosos esté bajo la autoridad de quien niega el ejercicio de las libertades en sus propias instituciones y a sus propios súbditos? ¿No es una perversión de la ley invocar la libertad para imponer la dictadura moral? ¿Son los jueces y los fiscales súbditos de Dios? ¿Deben anteponer sus creencias a la defensa de las libertades? ¿No es eso una dictadura moral?

Cuáles son los límites de la libertad de expresión. Quién pone límites al ejercicio de las libertades. Con qué criterios se imponen esos límites a los derechos. ¿No rebasa los límites a la libertad de expresión un obispo cuando pregona que los homosexuales son enfermos? ¿No rebasa los límites de expresión un imán cuando pregona que las mujeres deben ser golpeadas? ¿Qué es la libertad? ¿Quién puede poner límites al ejercicio de las libertades sino quienes están en contra de su ejercicio?

El ejercicio de las libertades y la de expresión se combate con el ejercicio de la libertad de expresión de quien se siente ofendido. El instrumento es el pensamiento crítico apoyado en el ejercicio de derechos que son la garantía de las libertades. Embozar el ejercicio es prohibir la libertad. Por esta razón se da la paradoja dialéctica, en el discurso de la doble verdad/doble mentira, de que el espacio de la libertad reside al otro lado del dogma, de la dictadura, una vez traspasados los límites a la libertad.

Más allá de los límites a la libertad es donde se encuentran las libertades. El espacio infinito en el que los ciudadanos tienen derechos y los ejercen. La libertad es el espacio infinito social y político de derechos individuales en el que la libertad de expresión se combate con más libertad de expresión; en el que una idea se combate con otra idea; en el que un argumento se combate con otro argumento; en el que un sentimiento coexiste con otro y contra otro sentimiento porque hay tantos sentimientos como ciudadanos; allí donde una religión se combate con otra religión, donde el ateo se opone al creyente, donde el musulmán se opone al católico, donde el científico se opone al creyente, donde el pensamiento crítico se opone al dogmático…y viceversa.

El espacio donde el pensamiento crítico contra el dogma garantiza la libertad de expresión y el progreso de la humanidad. Lo contrario es la imposición del dogma a garrotazos. Por mucho que se amparen en leyes favorables a la dictadura moral. Lo que puede ocurrir cuando los tribunales se comportan como tribunales de la Santa Inquisición o de la Media Luna. Las libertades han creado ese espacio de confrontación dialéctica. Sólo los dogmáticos y autoritarios tratan de imponer límites al ejercicio de las libertades. Y estos personajes dogmáticos, autoritarios y liberticidas también están presentes en los tribunales: al servicio del dogma. De una soberanía extraña a la declaración de derechos fundamentales. Es lógico que sólo las personas dogmáticas, de derechas y religiosas, cuyos textos doctrinales condenan, desde hace siglos, las libertades, sean las que invocan los límites de la libertad para imponer su verdad dogmática. La libertad es el espacio infinito en el que se ejercen los derechos individuales, todas las libertades. Y lo proclaman las constituciones, antes de ser reguladas por el pensamiento reaccionario.

Javier Fisac Seco


http://www.ecorepublicano.es/2017/03/los-limites-la-libertad-o-el-delito-de.html




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