EL AMOR LIBRE
Por Pedro Taracena Gil
Siempre estuve convencido
de que la amistad está dotada de más humanismo que el amor. No importa que sea
entre mujer y hombre o entre hombres o entre mujeres. Éste sería el amor-ágape
o el amor-caritas. Que significa la inmolación por los amigos y también por los
enemigos.
Se entiende que en el
instante que entre dos personas surge el deseo sexual es señal inequívoca de
que Eros se ha hecho presente. Este enamoramiento de la pareja sin importar el
género de los miembros, es independiente de consumar una unión que sea
consustancial con un proyecto de vida. Por naturaleza el amor es egoísta y
posesivo, y la amistad es generosa y entregada. El amor es pasajero pero la
amistad es eterna.
El matrimonio en la
cultura judeo-cristina, se sustenta en tres pilares:
1.
Remedio
para la concupiscencia. Evitar la fornicación fuera del matrimonio. “Más vale
casarse que abrasarse”. I Cor. 7:9.
2.
El
acto sexual siempre se llevará a cabo evitado la contracepción. Destinado a la
procreación de la especie.
3.
La
indisolubilidad del matrimonio. Únicamente se contempla la nulidad canónica, en
caso de matrimonio nulo o no consumado.
Estos cánones desde el más
simple planteamiento humanístico, constituyen el anacronismo más evidente. En
la actualidad en los estados democráticos y laicos, el matrimonio no es
exclusivo de la pareja formada por una mujer y un hombre. Están legalizados de
pleno derecho los matrimonios formados por dos hombres o por dos mujeres. Para
comprender mejor esta realidad hay que asumir la igualdad entre hombres y
mujeres. El movimiento feminista de fuerte implantación en la actualidad,
sienta las bases para una igualdad real y una lucha contra el machismo, en
muchos casos criminal.
La persona encuentra su
realización amorosa, en el más amplio sentido de la palabra AMOR, en un sinfín
de formas de amar. No hay un código general para enamorarse. El amor entre
miembros de la pareja de cualquier naturaleza, no viene impuesto por ninguna
moral o religión, es un acto de igualdad y libertad. En este brevísimo ensayo
no se contempla el lecho amoroso con tres o más personas. Esto no significa que
no existan en la realidad social. Otras variaciones de las manifestaciones
amorosas son: El amor paterno-filial, el amor fraternal, el amor amical, el
amor entre colegas, el amor entre vecinos, el amor entre aquellos que comparten
la misma patria, el mismo pueblo, la misma comunidad religiosa o laica, etc.
La cultura
judeo-cristiana-islámica, sólo contempla los sentimientos y las emociones que
proceden de los cinco sentidos: ver, oír, oler, gustar y tocar. Hasta en
nuestros días se ignora el “otro sentido” postergado, censurado, proscrito,
clandestino, exclusivo para la procreación de la especie. Es decir, el SEXO. No
obstante, cada cual puede desautorizar esta mutilación del cuerpo humano,
atestiguando que el sexo es el sentido que aglutina toda la sensualidad
procedente del resto. Más aún, es el sexo el que canaliza todas las
sensibilidades procedentes del cuerpo humano. Todo este universo de
sensaciones, emociones y sentimientos configuran el rico universo de la
sexualidad del género humano. Es la razón utilizada por las mujeres y los
hombres quien conduce libremente su vida sexual, su sexualidad, su realización
sexual, en suma.
No podemos obviar que haya
personas que por voluntad propia abracen el celibato, la virginidad o la
abstinencia sexual. Hay quienes renuncian a la realización sexual en todas sus
formas.
Si retomamos las
consideraciones expuestas más arriba, el amor entre personas del mismo o
diferente sexo, nos lleva al convencionalismo de que el amor Eros solamente se
puede dar en las parejas formalmente constituidas, conviviendo bajo la
estructura de un proyecto común. Teóricamente aceptado por el común de los
mortales. El matrimonio, la pareja…
La realidad es bien
diferente, porque la naturaleza humana es rica y variada en el mundo de los
sentimientos y las emociones, incluyendo la sexualidad. La amistad entre dos
personas al margen del género puede consumarse y de hecho sucede, a través de
una realización sexual plena, sin necesidad de que establezcan un proyecto de
vida en común. Es un acto de libertad sexual, sin prejuicios ni complejos.
Cuando la realización sexual es plena, el placer es pleno y la felicidad es
igualmente plena. Se puede amar cada cual, a su pareja de hecho y se puede
vivir otro amor igual de intenso con otra persona, donde el género mujer u
hombre es indiferente.
Es verdad que la moral y
las buenas costumbres cínica y comúnmente aceptadas, tratan de que estas
expresiones del amor tengan que permanecer en el espacio íntimo y privado.
Vídeo AMOR UNIVERSAL
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