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sábado, 28 de enero de 2012

PARCO TORPE Y TERCO

Por Pedro Taracena

La incidencia de la luz. PTG

Rajoy es parco en palabras y simple en sus contenidos. Su verbo es torpe, obvio y pleno de ambigüedades. Además, le persigue un tic que le provoca los  guiños que dan la sensación de que lo que está diciendo no fuera verdad. Al menos  delata su imprecisión compañera de la inseguridad. Sin guión escrito su oratoria es torpe. No es un líder firme y decidido, por mucho que bascule su brazo en un movimiento monótono. Es torpe en las improvisaciones, siendo escurridizo ante su contrincante. Amuralla su entorno con baluartes que le hacen conjugar su desconfianza y su carácter huidizo. Dosifica sus encuentros con el pueblo, evita en lo posible los medios de comunicación y su consejo de ministros es un búnker donde se siente seguro. Pretende moverse entre los grandes pero es pequeño y limitado. Como buen conservador, la innovación le aterra. La libertad le asusta y los derechos humanos lastran su seguridad. Ignora a la clase trabajadora. Mendiga a la patronal que le devuelva la baja fiscalidad, en forma de puestos de trabajo envueltos en contratos basura. El dinero, dice, donde está mejor es en los bolsillos del ciudadano. Pero él se refiere al ciudadano especulador. Porque el empresario capitalista, aún no ha confiado en el Gobierno de turno para crear empleo, y dejar que las migajas de sus ganancias, llenen los bolsillos proletarios. No tiene ideología porque la derecha no la necesita. Es terco en aferrarse a las recetas de Aznar.  Predica el sueño capitalista para que arraigue en la sociedad. Es decir, el capital sin impuestos y bien motivado, explotando al máximo los recursos humanos y financieros,  el crecimiento y las ganancias están garantizados. De esta forma el trabajador ganará el dinero suficiente para comprar todo: enseñanza, sanidad, dependencia, derechos sociales, seguridad, justicia, pensiones. Sin que el Estado intervenga en ningún sentido. Así el dinero que debía estar en las arcas de Hacienda para propiciar el Estado del Bienestar, que él denomina derroche, se halla en los bolsillos del empresario. Este es el sueño del cual Barack Obama pretende despertar a su pueblo. Nuestro ínclito presidente espera que todo funcione como Dios manda, utilizando el sentido común, dando respuesta a todo el mundo, haciendo las cosas bien. Este es el pensamiento político del digno heredero del franquismo y del nacionalcatolicismo. Y este es el caudillo elegido por la mayoría de los españoles; agrandado su apoyo con la complicidad de la ley D’Hondt. Yo estoy satisfecho de ser uno de la mayoría (70 %) que le hemos rechazado.

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