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viernes, 15 de noviembre de 2013

ESPAÑA Y EL TERRORISMO

¿Vencedores o vencidos?



El Hayedo de Zilbeti

Por Pedro Taracena

Es natural que el Partido Popular se indigne por la sentencia del tribunal de Estrasburgo; anulando la doctrina Parot que excarcela a miembros de la ETA.  Terroristas con las manos manchadas de sangre por haber cometido crímenes execrables. Sin arrepentimiento y jaleados por abertzales, rayando y a veces superando la barrera de la apología del terrorismo.
Los partidarios del PP, así como el Gobierno, sus ministros y parlamentarios, han defendido a ultranza a la víctimas de terrorismo. Hasta tal punto que, entre defender la sentencia del Alto Tribunal y la doctrina Parot que aplica la Audiencia Nacional, no han dudado en tachar de injusta la sentencia de Estrasburgo.
Algunos poco ilustrados ignoran que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo es el intérprete jurídico de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No obstante el Gobierno que sí lo debiera conocer, lejos de  amonestar a su grey, ha echado leña al fuego. Cuando es de público conocimiento que si hay un responsable de esta sentencia es la legislación franquista que la democracia ha sido incapaz de corregir.
Echando la vista hacia a tras, observamos que los parlamentarios electos de la izquierda abertzale, cuando accedían al Congreso con su acta de diputado, se les obligaba a jurar o prometer fidelidad o adhesión a la Constitución Española. Todos prometieron guardar y hacer guardar los artículos de nuestra Carta Magna, eso sí, por imperativo legal.
Para ser un defensor auténtico de las víctimas del terrorismo de ETA, sin atisbo de fisura alguna, es preciso que la justicia exigida dicte sentencias y sean ejecutadas según los dictados de quienes se sienten poseedores de aquella  justicia, que establezca de forma nítida que haya vencedores y vencidos. Desde el universo de los sentimientos y las emociones, hasta podrían estar cargados de razón. Pero desde el sentido común que se alimente de un país  como España, que: “… se constituye en una Estado social y democrático de Derecho, que promulga como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”, este concepto de justicia tiene cierto hedor a venganza, muy en correspondencia con la falta de arrepentimiento de los terroristas y ambos alejados de la reconciliación.

Que cada cual se coloque en el frente que en conciencia más le convenga. Los frentes, las barricadas y la trincheras, “simulados o en diferido”, en España gozan de buena salud.

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