¿Vencedores o vencidos?
El Hayedo de Zilbeti
Por Pedro Taracena
Es natural que el Partido
Popular se indigne por la sentencia del tribunal de Estrasburgo; anulando la
doctrina Parot que excarcela a miembros de la ETA. Terroristas con las manos manchadas de sangre
por haber cometido crímenes execrables. Sin arrepentimiento y jaleados por
abertzales, rayando y a veces superando la barrera de la apología del
terrorismo.
Los partidarios del PP, así
como el Gobierno, sus ministros y parlamentarios, han defendido a ultranza a la
víctimas de terrorismo. Hasta tal punto que, entre defender la sentencia del
Alto Tribunal y la doctrina Parot que aplica la Audiencia Nacional, no han
dudado en tachar de injusta la
sentencia de Estrasburgo.
Algunos poco ilustrados
ignoran que el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo es el intérprete
jurídico de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No obstante el
Gobierno que sí lo debiera conocer, lejos de
amonestar a su grey, ha echado leña al fuego. Cuando es de público
conocimiento que si hay un responsable de esta sentencia es la legislación
franquista que la democracia ha sido incapaz de corregir.
Echando la vista hacia a
tras, observamos que los parlamentarios electos de la izquierda abertzale,
cuando accedían al Congreso con su acta de diputado, se les obligaba a jurar o
prometer fidelidad o adhesión a la Constitución Española. Todos prometieron
guardar y hacer guardar los artículos de nuestra Carta Magna, eso sí, por
imperativo legal.
Para ser un defensor
auténtico de las víctimas del terrorismo de ETA, sin atisbo de fisura alguna,
es preciso que la justicia exigida dicte sentencias y sean ejecutadas según los
dictados de quienes se sienten poseedores de aquella justicia, que establezca de forma nítida que
haya vencedores y vencidos. Desde el universo de los sentimientos y las
emociones, hasta podrían estar cargados de razón. Pero desde el sentido común
que se alimente de un país como España,
que: “… se constituye en una Estado social y democrático de Derecho, que
promulga como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la
justicia, la igualdad y el pluralismo político”, este concepto de justicia
tiene cierto hedor a venganza, muy en correspondencia con la falta de
arrepentimiento de los terroristas y ambos alejados de la reconciliación.
Que cada cual se coloque en
el frente que en conciencia más le
convenga. Los frentes, las barricadas y la trincheras, “simulados o en diferido”, en España gozan de buena
salud.
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