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miércoles, 11 de junio de 2014

LA ABDICACIÓN Y EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS




Por Pedro Taracena

Los comunistas y socialistas que vinieron del exilio y salieron de la clandestinidad, fueron obligados a consumar con los franquistas dos pactos, uno escrito pacto constitucional y otro verbal y de facto llamado la transición. El primero dio a luz una Constitución que restauraba el estado de derecho quebrado por el general Franco en el golpe de estado de 1936. Tanto los comunistas como los socialistas renunciaron a su vocación histórica republicana a cambio de nada. Sí, sin exigir contrapartida alguna. Los franquistas trajeron a la mesa de negociación una monarquía urdida aunque con desavenencias entre Don Juan de Borbón y Francisco Franco. Y lejos de renegar del franquismo jamás condenaron la dictadura. ¿Alguien en su sano juicio pudo pensar que con estas premisas se lograría la reconciliación entre las dos Españas? ¿Cómo es posible que el error cometido hace cuatro décadas, hoy los franquistas sigan pensando que nada debe cambiar?
Hasta la fecha el bipartidismo ha creído que el pasado podía seguir sepultado. Pero las nuevas generaciones quieren ser preguntados para dejar de ser víctimas herederas de un fraude histórico.  Por qué monarquía y no república. Por qué la República no es reconocida como un régimen legal y la monarquía sí. Por qué siguen impunes los crímenes de la dictadura franquista. Por qué la unidad de España es un dogma de fe consustancial con el nacionalcatolicismo tradicional. Mientras los dos grandes partidos cómplices en esta farsa cabalguen juntos a lomos de la autocomplacencia, más veremos sembradas las calles de banderas republicanas. Aunque las encuestas aparentemente les tranquilicen, las mayorías absolutas que de los dos grandes partidos se tambalean y tienen su fecha de caducidad. Hay demasiados frentes abiertos en esta España, que para el bipartidismo es como una balsa de aceite donde ellos navegan con sosiego y seguridad.
En el Congreso de los Diputados aunque Rajoy preconizaba que esos temas no entraban en el orden del día, los diputados han hecho un examen de conciencia nacional de contenido nada despreciable, donde han salido a relucir todas las miserias que el bipartidismo, a pesar de que todos los españoles son conocedores de ellas, han ocultado o maquillado. Se puede decir que cada partido no es poseedor de la verdad pero todos juntos, sí son portadores de la verdad. Cuando la realidad se fracciona o se mutila aparecen las mentiras.


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