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martes, 21 de febrero de 2012

"LA VOZ DORMIDA" DE DULCE CHACÓN


HEMEROTECA PÚBLICO

"El miedo se acaba, pero el recuerdo no"

La mujer homenajeada por María León vio la gala en una residencia ALFONSO ALBA Córdoba 21/02/2012




Pepita, con una foto de ella misma con Jaime. ENRIQUE GÓMEZ

Cuando María León le dedicó el Goya a la mejor actriz revelación, Pepita Patiño
ya estaba acostada, pero con la tele encendida. Cuando la protagonista de La voz
dormida compartió su premio con "todas las Pepitas del mundo, por ser mujeres
valientes, generosas, que han conseguido perdonar pero no olvidar", a la cabeza
de la Pepita Patiño de verdad, la que tiene 88 años y vive en una residencia de
ancianos en Córdoba, se le vinieron "tantas cosas y tanto sufrimiento" que sus
ojos azules se llenaron de lágrimas.
Pepita, que tuvo que ver la gala sola en su habitación "porque en la residencia
hay que acostarse temprano", mira al cielo y junta las manos cada vez que
recuerda la visita, hace apenas dos semanas, de las actrices María León e Inma
Cuesta. "Son mis niñas, las quiero con locura", dice. Al poco baja la voz, tanto
que casi se hace inaudible, y recuerda a su marido Jaime. La historia de amor
de ambos es uno de los elementos sobre los que Dulce Chacón escribió La voz
dormida, la novela que da título a la película del director Benito Zambrano.
Estaba sola en su habitación, acostada pero con la televisión encendida.
Pepita vuelve una y otra vez a la historia de su vida. "¡Cuántos palos le dieron,
cuántos palos!", suspira. "Con todo lo que me lo maltrataron y lo poco que lo
disfruté". Pepita y Jaime apenas compartieron diez años. Se conocieron en 1940,
en la sierra de Córdoba. Ella era enlace del maquis. Él, militante del PCE.
A los pocos meses de noviazgo, la Guardia Civil capturó a Jaime. Tras un
interrogatorio de 36 días en la cárcel de Córdoba, ingresó en prisión y no
salió hasta 1960, tras el indulto decretado por la muerte de Juan XXIII.
Jaime no llegó a vivir lo suficiente como para ver llegar la democracia.
"Con tantos palos como le dieron", repite Pepita. "Te cuenta su historia y se
te pone el vello de punta", afirma la monja que atiende la puerta de la residencia
de ancianos de Pepita y que está leyendo La voz dormida'. "Lo que ha sufrido
esta mujer", se asombra.
"Llorando sin parar".
Pepita no ha visto la película. "No quiero sufrir más", dice. María León e
Inma Cuesta le pidieron que no lo hiciera el día que pasaron juntas en Córdoba,
"en el que no paramos de llorar". Las actrices acudieron a Córdoba a recoger
los premios del Cine Andaluz y aprovecharon para visitarla. "Me alegro tanto
por María", dice sobre la actriz premiada. También celebra que tanto
Dulce Chacón, fallecida en 2003, como Benito Zambrano hayan hecho posible
la amplificación del mensaje de su vida. "Espero que esta juventud no tenga
que pasar por lo mismo que yo. Y que sepan que lo que tienen hoy es gracias
a lo que luchamos nosotros", dice.
No ha visto 'La voz dormida', inspirada en su historia. "No quiero sufrir", dice.
Preguntada por si aún tiene miedo, por si todavía, en las noches de soledad,
le sobreviene el temor, ella levanta la voz y responde enérgica que no, que
el miedo tiene fin. "El miedo se acaba afirma, lo que no se acaba es la vida, ni
el recuerdo".

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