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domingo, 4 de marzo de 2012

"CADA OVEJA CON SUS PAREJA" (y III)


Que dijera Rubalcaba


Por Pedro Taracena Gil


Transparencias (I) CARLOS MIGUEL MARTÍNEZ


Fundador del grupo La Colmena


Cada oveja con su pareja

El compañero Rubalcaba ha estado ocurrente y no exento de sentido del humor, al utilizar este dicho popular. Efectivamente, es verdad que la Iglesia y el Partido Popular han constituido una buena y fiel pareja desde los tiempos más remotos hasta nuestros días. Es una pareja natural, consustancial, coherente, práctica, rentable y no pocas veces de conveniencia. El maridaje Iglesia Estado y la alianza trono altar, han dado pingües beneficios a ambas instituciones. Religión y poder han estado unidas desde la conversión del emperador Constantino. Sin embargo, las parejas formadas entre el Partido Socialista Obrero Español en cada momento no han disfrutado de estas coherencias. Los pactos hechos con la derecha siempre han sido cediendo terreno. Muerto el dictador, la izquierda hizo la transición tal y como la planificó el franquismo, para no perder el poder. Cuando en el año 1982 gana el poder absoluto, siguió emparejado con la Iglesia, a través de los acuerdos con la Santa Sede. La Transición no le permitía cambiar de pareja y siguió bajo la  amnesia de los que quedaron fuera del consenso constitucional; mirando hacia otro lado. Dejando en las cunetas la impunidad de los crímenes del franquismo. Otro maridaje perverso fue la pareja consolidada entre Juan Luis Cebrián de El País y Felipe González del PSOE. Empeñando al Gobierno en un grupo mediático, compartiendo el cuarto poder. Para no extenderse mucho, el PSOE más recientemente, Zapatero eligió a Rajoy para formar la pareja que mutiló, nada más y nada menos que el principio de Justicia Universal, para no molestar a los gobiernos de Israel y de la República Popular China. Ninguno de los dos, modelos de respeto de los derechos humanos. Y últimamente se precipitó, también, Zapatero a formar pareja de conveniencia con Rajoy, con nocturnidad y alevosía; reformando la Constitución con la disculpa de que salvarían a  España de las iras de los temidos mercados. Es preciso recordar que hasta los años ochenta los socialistas tenían una doble militancia: PSOE UGT. A partir de que los socialistas formaron el Gobierno, comenzó unas desavenencias, entre los nuevos gobernantes y los sindicatos. Pero la crítica que el PP hace a Rubalcaba, porque sus compañeros deciden seguir a los sindicatos tras su pancarta, es la prueba de la repulsa que les produce esta coherente decisión. Y muy acertado el dicho de cada oveja con su pareja. Sin olvidar que las pretensiones del PP están muy claras: Adhesión incondicional a sus reformas por parte del PSOE. Y que los sindicatos se crean el mensaje de que detrás de las pancartas no se resuelve el paro. Es decir, hay que dejar actuar al caudillo con total seguidismo. Asumiendo la “vida en la mentira”. Aunque el pueblo esté situado en la “vida en la verdad”.
Para concluir es preciso admitir que el pueblo tiene un futuro muy negro. Pero debemos de aprender a discernir, qué fuerza política, al menos por principio, siempre estará tomando parte del pueblo en la calle. El Gobierno ha demostrado estar en contra del pueblo. Ha otorgado todo el poder al empresario y ha demostrado voluntad absoluta de anular a los sindicatos. De  su violencia con los manifestantes, son las cámaras de televisión las que dan testimonio de su desprecio al pueblo disidente. Privatiza todo lo público y debilita el Estado del Bienestar. Hay que prestar atención a las fuerzas políticas que apoyan la política social y económica del Gobierno. No obstante se cierne un peligro añadido sobre el pueblo. Los disturbios pueden ir a más, aunque el PP ya está preparando al culpable de cualquier víctima que pudiera caer; criminalizando a los sindicatos, los estudiantes y grupos anti sistema. El pueblo tiene otra alternativa: Quedarse en casa y apoyar incondicionalmente al PP,  porque está trabajando por los cinco millones de parados. Su única obsesión. La falacia está servida. Lo que Rajoy desea es que nadie se salga del redil, que él se encarga de hacer la voluntad del pueblo sin contar con el pueblo. Con el aprisco en paz, su casa queda sosegada.

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